Una sevillana Japón denuncia haber sufrido xenofobia en su trabajo: "Desde que llegué un compañero me ha hecho la vida imposible"
La joven, empleada en un hotel, observó las diferencias en el trato entre sus compañeros japoneses y los inmigrantes
Cada año más jóvenes sevillanos deciden mudarse al extranjero en busca de mejores oportunidades laborales o, simplemente, nuevas experiencias. No obstante, más allá de estos buenos propósitos, al aterrizar en un país desconocido es probable vivir ciertos choques culturales e incluso experiencias desagradables inesperadas.
Precisamente, esto es lo que le ha ocurrido a una influencer de Sevilla concoida como La nieta de la Illi, que cuenta sus vivencias personales en TikTok tras mudarse a Japón. El país del sol naciente es un destino de lo más atractivo para los amantes de esta cultura milenaria, un puente entre la tradición y la modernidad y los valores de Oriente y Occidente. Sin embargo, la joven se ha enfrentado a una realidad que atañe a los emigrantes de todo el mundo.
"En el trabajo me hacen bullying por ser inmigrante", asegura la joven, empleada en un hotel. En concreto, la sevillana relata los problemas con uno de sus compañeros en cada turno en el que coincidía con este. "Desde que llegué no ha hecho más que hacerme la vida imposible. Por haberme equivocado en una tontería, me la liaba pardísima", relata.
"Me golpeó con una puerta y ni siquiera se giró para preguntarme si estaba bien"
Vaya por delante que la joven aclara que se trata de un caso excepcional durante su estancia en Japón, pues se lleva bien con los colegas del resto de departamentos de la empresa. Pese a la incredulidad e incomprensión inicial, la sevillana confirmó sus sospechas tras escuchar una conversación: "Este nota llegó a decir delante mía que no le gustaban los extranjeros porque no hacen nada en el trabajo".
Aparte de los encontronazos verbales desde que llegó al hotel, la joven cuenta cómo este compañero la trata con desprecio e indiferencia: "Nunca me ha dicho 'hola', ni 'buenos días', solo me dirige la palabra para gritarme".
Incluso, en una ocasión, este trabajador llegó a golpear con una puerta a la muchacha. "El nota le dio una patada y se daba la casualidad de que yo estaba detrás", afirma y añade, que ni siquiera se giró para preguntarle si estaba bien.
"Plantarle cara es lo mejor que he podido hacer"
Otra compañera, natural de Nepal, llegó a advertirle a la sevillana que ella también había sido acosada por la misma persona. A partir de entonces, la joven empezó a observar las diferencias en el trato hacia los compañeros japoneses y los extranjeros. "Llegó un momento que, por salud mental, tuve que decirle a mi superior lo que ocurría con nombre y apellidos", revela.
A pesar de que todo indicaba en un inicio que este compañero iba a ser sancionado, continuó formando parte de la plantilla de la empresa. La sevillana cuenta que se lo tuvo que "comer con papas" y que, de hecho, le generaba ansiedad tener que trabajar en su mismo turno.
En una ocasión hace dos meses, "cabreada" por tener que coincidir con él a solas en el hotel, describe cómo "a los 8 minutos" de comenzar la jornada empezó una discusión que acabó en una pelea a gritos. "Creo que no se esperaba que le contestase y se quedó callado. Lleva desde entonces sin dirigirme la palabra, plantarla cara es lo mejor que he podido hacer", concluye la sevillana, quien sostiene que no es la única vez que ha sufrido xenofobia desde que se mudó a Japón.
También te puede interesar
Lo último