"El mundo lo heredarán los hijos de Putin"

Alberto López | Actor

Alberto López. / Juan Carlos Muñoz

Peter Sellers y Jack Lemmon son los ídolos de Alberto López (Sevilla, 1976), el rubio de los compadres que acaba de estrenar El mundo es vuestro, película con la que cierra trilogía junto a su pareja de baile, Alfonso Sánchez. Este saltimbanqui con alma de niño reparte mandobles a manojitos con su colega en la nueva peli. Han marcado estilo y participaron en la cinta más taquillera del cine español, Ocho apellidos vascos.

–Cómico y saltimbanqui. ¿Por qué le gusta brincar?

–Fui un niño intrépido, muy nervioso, me crié con el teatro físico y trabajé en Isla Mágica de pirata dando botes. Me siento joven, capaz todavía de dar botes.

–Pocos por la calle lo llamarán por su nombre.

–La frase de entrada si voy solo es: "¿Illo, y el otro?". Pero ya muchos me llaman por mi nombre.

–Han estrenado El mundo es vuestro. ¿No hay dos sin tres?

–No hay dos sin público, que decidirá si seguimos o no. Es verdad que se cierra un multiverso que se creó entre El mundo es nuestro, El mundo es suyo y El mundo es vuestro compartiendo personajes y tramas sin ser secuelas en sí. El tres es un número bonito y en la historia del cine las trilogías siempre han quedado bien.

–¿No habrá una cuarta titulada El mundo es de Putin?

–Como va la cosa el mundo lo heredarán los hijos de Putin. No, no habrá cuarta.

–Ésta recuerda a Berlanga. ¿Las películas de los compadres servirán para conocer esta época en el futuro como su trilogía nacional retrata esa etapa?

–Salvando las distancias, se ha modernizado el concepto. Nos da mucha pena no haber coincidido con Berlanga ni con Azcona. Con Cuerda sí tuvimos la oportunidad y se rindió a nuestros pies. Ha calado en una parte del cine más intelectual y más irreverente a la vez. Nos dicen que están estudiando el comportamiento de los personajes en Antropología y hemos dado charlas en Psicología.

–¿Berlanga y Azcona son los padres de la comedia española moderna?

–Hay muchos, mire a Ozores con el cine de desarrollismo. Pero ellos son los que mejor plasmaron esa idiosincrasia del pueblo y sus amarguras, hicieron películas reflexivas, cómicas, duras, porque cuentan son dramas, aunque de algún modo renuevan la comedia, la refresca y le da un punto crítico que el desarrollismo no tenía.

–¿Es muy decepcionante para los cómicos pensar que “el mundo es nuestro” y luego darse cuenta de que tampoco tanto?

–Parte de un grito de juventud, desesperado. Cuando sacamos El mundo es nuestro la cosa estaba regular con la gente devolviendo los Audis, los Mercedes… Fue como una torta sin manos, una hostia con la realidad, que no estábamos en Alemania, vaya. Eso nos animó a hacer la peli y también lo que pasó en Argentina con el corralito.

–Reparten a todos. ¿También a su amigo Pérez-Reverte o no hay huevos?

–Con Arturo en privado. Sí, repartimos a diestro y siniestro pero por una sencilla razón: para que todo el mundo en España que esté ofendido se ponga de acuerdo para denunciarnos, nos da tiempo a ir a Indonesia y comprar una casa allí. No nos ponemos de acuerdo desde el siglo XV.

–El guión es de su compadre Alfonso Sánchez y de Sergio Rubio. ¿Qué hace un malagueño trabajando con dos sevillanísimos actores?

–Darle un punto de vista de fuera de nuestras fronteras... Lo conocimos hace diez años en un bar de Sevilla y no nos hizo ni caso porque estaba viendo el partido del Málaga de Champions contra el Borussia Dortmund. El nota no nos echaba ni puñetera cuenta. “Éste es nuestro hombre”, dijimos Alfonso y yo.

–Alfonso y Alberto. ¿Quién es Tip y quién Coll?

–Mezclamos mucho los estilos, pero yo podría ser... ¿quién es el alto?

–Tip.

–Sí, y él un poco Coll.

–Más que en la tradición del Gordo y el Flaco o de Zipi y Zape, ustedes están en la línea de Pajares y Esteso. También pueden trabajar por separado...

–Yo me iría más a Rinconete y Cortadillo. Pero trabajamos mucho por separado. En realidad, ser un dúo nos lo dio el público, no tenemos un nombre ni somos humoristas, sino actores; nos conocimos trabajando en un espectáculo y Youtube hizo su magia en un momento en el que no había viralidad más allá de videoclips de Madonna o niños gorditos cayéndose de un árbol.

–¿No están tardando las mujeres en montar una serie de comadres?

–Como hagan una, vienen las de morado y las lapidan con tampones usados... Puede ser pecado. Es guasa, hubo un conato de un espectáculo de compadres y comadres, pero ahí quedó. Me encantaría una propuesta así.

–Defina el enterismo.

–Disfrutar de todos los placeres de la vida sin tener ninguna prisa por terminar ese disfrute, intentando que pague tu compadre y echándole un poquito de lija a los castellanos para que te resbales en el simpa...

–"¿Tú sabes que tienes toda la cara de la maricona de Los Morancos?". Cada vez que quiero poner un ejemplo de tolerancia, me acuerdo de ese gag. ¡Nos iría mejor con mucha gente así!

–Si nos quitáramos ese tipo de complejos y esa sensación de que algo crea inquina, en este país nos iría muchísimo mejor, sobre todo por nuestra historia llena de cainitas y envidiosos. Con los Morancos tenemos una relación estupenda, el hijo de César trabaja en la peli.

–Dos años sin Semana Santa, Feria ni Rocío. La primavera será el paraíso para un buen compadre.

–En la peluquería me ha dicho un chaval: "¿Conoces un gimnasio de aquí al lado que abre desde las cinco de la mañana?". Le digo que no y me responde: "Estoy pensando venir a la Feria con una mochila, ducharme aquí y no tener que ir a Camas". Le he dicho: "No se puede ser más compadre".

–¿Es más arriesgado cachondearse de los obispos o de los trans?

–Arriesgado es no tener talento para cachondearte. Con talento te cachondeas de quien quieras. Si quieres contar un chiste de disminuidos físicos, tienes que tener arte; si no, te van a reventar. De obispos, igual. El arte es talento, clase, estilo.

–Quien no se ríe de sí mismo... Acabe la frase.

–Es un tieso de alma.

–La pregunta más mordaz al final: ¿han ido los dos por temas capilares a Turquía?

–Podríamos darle el teléfono del turco y se lo pregunta al hombre... A ver, llegan momentos en la vida en que uno tiene que hacerse sus arreglitos, pero hoy en día está todo muy al alcance de la mano y son cosas muy naturales.

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