Cayetano Martínez de Irujo | Jinete y aristócrata

“Mirarse al espejo es muy duro”

Cayetano Martínez de Irujo. Cayetano Martínez de Irujo.

Cayetano Martínez de Irujo. / J. H.

Escrito por

· Juan de la Huerga

periodista

Duque de Arjona y conde de Salvatierra, ahí es nada. Cayetano Martínez y Fitz-James Stuart (Madrid, 1963) recibe en su finca de Carmona con cortesía y dispuesto a hablar "con la prensa seria". Se agradece el halago, aunque el humor del entrevistador le suene a "checoslovaco". Hijo de la duquesa de Alba, su dedicación principal es el campo, compartido con los caballos. Fue cuarto en el concurso de Barcelona 92 y ahora ha vuelto a la competición.

–¿Qué profesión le pongo?

–Soy deportista, mi profesión durante 30 años y ahora he vuelto a la competición, agricultor y como añadido aristócrata, duque.

–Es la primera vez que saludo a un noble. ¿He metido la pata por no hacer una reverencia?

–No, a los reyes sí es un deber saludarlos con reverencia, a los nobles no, aunque es una cuestión optativa.

–Es el más popular y rumboso de los hijos de Cayetana de Alba. ¿El nombre imprime carácter?

–¿Rumboso?

–El más conocido, mediático, saleroso...

–Eso sí, pero no rumbero. Soy el más conocido y el más popular, por eso soy el más mediático. Cuando pregunto a la prensa por qué me persiguen, dicen que porque soy el que interesa. Con eso he tenido que vivir siempre y hoy cada vez más porque toda la estela de mi madre ha recaído en mi hermana y en mí.

–El Ducado de Alba cumple 550 años, pero me da que no habrá reunión familiar en Alba de Tormes para conmemorar la efeméride.

–Ya le digo yo que no. Tristemente hay una aureola de individualismo que no va a ninguna parte porque tenemos 550 años de historia y la que queda. Mi madre fue individualista sin querer serlo, por protagonismo personal, pero para ella por historia todos éramos Casa de Alba.

–A los niños holandeses y belgas aún se les asusta con un "¡Que viene el duque de Alba!". Eso es dejar huella y lo demás patrañas.

–Viví cuatro años en Holanda y no sabía que el cuartel general del Gran Duque estaba en Maastricht. Di un paseo en barco por el canal con una amiga: “A la izquierda, el cuartel general del Gran Duque de Alba”, dijo el guía, que comentó lo de los niños cuando se portan mal y me quedé acojonado. Llamé a mi madre y se sorprendió de que no lo supiera.

–¿Qué dice un grande de España del regreso del Rey emérito al suelo patrio?

–Es evidente que ha hecho cosas mal al final de su reinado, pero el desgarramiento satírico y vergonzante que están intentando hacer del Rey es lamentable. Y no se lo merece porque ha vivido por y para España.

–¿Estuvo cerca de convertirse en su yerno o fueron rumores de juventud?

–No, fue una pequeña historia, pero muy pequeña.

–Con Elena, no con Cristina... ni con Felipe.

–A mí me han llamado de todo en esta vida.

–Cerca ya de los 60, ¿sigue siendo un galán? ¿Tiene un don para la seducción?

–La verdad es que sí, soy muy resolutivo.

–Su madre caía bien a todos y usted no tanto. ¿A qué cree que se debe?

–No me importa. Antes me preocupaba, pero ya no. Tuve una situación muy confusa muchos años y una infancia y adolescencia muy difíciles. Resolver ese problema emocional ha sido un trabajo tremendo, no me duelen prendas en decirlo. Mi suerte es no haberme quedado en la estratosfera como un satélite volante sin saber cuál es mi sitio; me he puesto al día y me he reinventado. La mayoría en nuestro caso no lo ha hecho.

–¿Qué recuerdo le viene cuando piensa en ella?

–Mucho amor de hijo. Es un privilegio haber tenido una madre que va a prevalecer a lo largo de la historia.

–Y avanzada.

–Tenía una inteligencia natural que sólo he visto en dos personas en mi vida: Amancio Ortega y ella. Siempre te enseñaba algo. Es un honor que se la recuerde después de siete años de su muerte como si hubiesen pasado dos días. Intento cubrir ese hueco en la medida de mis posibilidades.

"Mi madre tenía una inteligencia natural que sólo he visto en dos personas en mi vida: Amancio Ortega y ella"

–Fui al Ayuntamiento de Sevilla cuando falleció y había unas colas tremendas.

–Yo era partidario de dejarlo abierto, pero no quisieron porque todo es hermetismo... Es que yo soy tan diferente a los demás que de ahí el resultado.

–¿Habría cambiado su vida por la de un bancario o un cartero?

–No, jamás. Es un orgullo nacer en esta familia y ser hijo de ella y de mi padre. Lástima que a él lo perdiera tan joven. Hay que apencar con lo bueno y lo malo.

–¿Cuál ha sido el mayor sacrificio de su vida?

–Recomponer mi vida emocional de la tristeza, el dolor y el abandono que sentí de niño y adolescente. Lo más difícil en la vida es enfrentarse a uno mismo, sobre todo porque la gente no tiene la valentía de hacerlo, prefiere ver Telecinco y proyectarse en la basura de los demás.

–Con no verlo.

–Pero desgraciadamente lo ve gran parte del país, por eso son líderes de audiencia y se forra a nuestra costa una cadena extranjera. Mirarse al espejo es muy duro.

–Su biografía tenía confesiones escalofriantes que en otra persona hubiera despertado empatía o compasión, pero recibió bastantes críticas.

–No, no. Recibí críticas de tres hermanos y nada más. Es la biografía masculina más sincera que se ha visto jamás, eso me lo ha dicho desde Pérez-Reverte a todos los escritores, y es un halago que me llamen valiente, porque los hombres son muy cobardes y no se atreven a decir la verdad. Y yo la digo porque me he quitado todos los complejos y tapujos. Segundo, es mi vida; la familia te puede condicionar la vida familiar, estructural o institucional, pero la personal no, qué menos. Que pretendiesen decidir sobre cómo gestiono mi vida, pues no, sólo faltaba.

–Pero Pocholo Martínez-Bordiú sí se ha cabreado...

–No, hombre, es una broma, una anécdota. Sólo dije que me lo pasé muy bien por las noches con Pocholo.

–Pero lo mismo por contarlo se saltó eso de "nobleza obliga".

–Ese ejemplo es un poco telecinqueño, seamos serios. En la Movida madrileña lo pasamos muy bien él y yo. Si una verdad tan grande puede molestar, pues no hay mucho que decir.

–Ha sido desde chavalín carne de papel cuché. ¿Por los 37 euros que llevo en el bolsillo, qué exclusiva puede darme?

–¿Por 37 euros? A mí me han ofrecido cheques en blanco, ¿entiende? Y no los he aceptado porque jamás he cobrado ni un céntimo de nada. Y eso te da una fuerza moral para exigir tu libertad por encima del derecho que cree que tiene sobre ti cierta prensa. Sobre mí no tiene derecho nadie, aunque hubiese cobrado, pero menos rechazando fortunas. Soy una persona de interés público, pero no pública.

–Estuvo con Gabriel Rufián en la tele. ¿Comprobó de primera mano que en el fondo es un españolazo de pura cepa?

–No lo puedo juzgar, pero hubo buena conexión, es inteligente e interesante, se ha ganado mi respeto a priori, aunque pertenecer a ERC es muy complicado. Ese partido tiene un lío en la cabeza que cuando tienes que dar la cara, pues te hace a ti la vida difícil.

–¿Iría al chalé de Pablo Iglesias e Irene Montero si lo invitaran?

–Sí. Respeto a Iglesias y sería interesante hablar con él, aunque comparta poco. Montero, hombre, lo de niños, niñas, niñes... llega a un punto que parece ridículo, grotesco.

"Juanma Moreno ha reactivado Andalucía al nivel que merece, antes había una parálisis de 30 años"

–¿Entiende que mucho voto de Vox sea de agricultores y transportistas?

–Sí, claro. Entiendo que se vote a Podemos o a Vox. Los políticos quieren manipular el voto o insultar al votante. La extrema derecha es igual que la extrema izquierda. ¿O se respeta sólo la segunda y parece un ogro la primera? El comunismo ha fracasado en el mundo y es el peor régimen que existe, igual que el fascismo. No me gustan los extremos, pero intentar satirizar u ofender a uno y a otro no, pues no. Hay que respetar, la gente no es tonta y saben muy bien lo que vota.

–¿Y Pedro Sánchez le gusta?

–Tengo una buena relación. Le mando mensajes y contesta, aunque últimamente no tengo mucho que decirle. Conmigo ha sido muy correcto. Ahora estamos en una situación complicada en el país. Me encanta Margarita Robles, pero tampoco soy quién para mandar mensajes de reproche.

–Está empadronado en Carmona y ya está aquí el 19-J. ¿Qué le ha parecido la legislatura de Juanma Moreno?

–Tengo una foto en el despacho dándonos un abrazo impresionante. Hemos comido en San Telmo dos veces en los últimos ocho meses. Todos los consejos que le di para mejorar, ya los había hecho. Creo que Andalucía ha empezado a funcionar con él porque antes había una parálisis de 30 años. Y ya no le digo por la última presidenta, que se dedicó a perseguirnos y a perseguir a los empleados que habían trabajado con mi madre. El sitio perfecto de Susana Díaz es de tertuliana en Todo es mentira.

–Total, sabemos qué va a votar.

–Juanma Moreno ha reactivado y enfocado Andalucía al nivel que se merece esta región y encima tenía un programa de cuatro años y sólo ha podido hacer dos porque los otros dos han sido de supervivencia de la pandemia y, aun así, hemos avanzado. Él es lo que se merece Andalucía.

–La izquierda trató de ridiculizar a la gente molesta con la gestión de la pandemia del Gobierno llamándolos cayetanos. Respirarían aliviados los borjas.

–No sé por qué los llamaron cayetanos. No me he sentido aludido, me parece un nombre bastante chulo. Si algo no he sido en mi vida ha sido un pijo, he sido lo contrario. Uno nace en un palacio y orgulloso de ello.

–Cuarto por equipos en la prueba de saltos de Barcelona 92. ¿Donaría sus títulos nobiliarios por haber ganado aquella medalla?

–No, no, pero tengo una espina clavada porque ser cuarto es lo más duro, no tener una medalla por tres cuartos de punto... Fíjese dónde está el equipo español ahora, no ha vuelto a estar ni cerca. Trabajamos, vivimos y pensamos durante tres años en Holanda como los que ganan, eso nos hizo rozar la gloria.

–¿El podio lo recuerda?

–Claro. Ganó Holanda, segundo Austria y tercero Francia. Cómo no lo voy a recordar.

–¿Sustituiría aquello de que el mejor amigo del hombre es el perro por el caballo?

–Por supuesto, para mí y para toda persona que piense un poco. El perro me encanta, pero mire todo lo que nos ha dado el caballo a lo largo de la historia: transporte, viaje... Sin el caballo qué hubiéramos hecho.

–Habría que quitar el toro de Osborne y poner un caballo en las carreteras.

–Bueno, no, el toro es un símbolo. España es un país más de toros que de caballos.

–Y de cuernos.

–Eso ya lo dice usted.

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