"Uno de cada cien chinos en Europa es de la mafia"
rafael escuredo. ex presidente de la junta de andalucía, novelista
-¿En política escribía a hurtadillas?
-Alfonso Guerra, a quien le mando mis novelas, la última vez que nos vimos, me preguntó: ¿cuándo empezaste? En Derecho estábamos un grupo con inquietudes literarias. Estaba Paco Díaz Velázquez, Luis Núñez, Alberto Queraltó. Mi escritor de cabecera era entonces Alfonso Grosso.
-De Laberinto de mentiras, sorprende el dato de los chinos que llegaron a la República. Se conoce el caso de los rusos...
-Serían más de diez mil chinos. Venían huyendo del hambre. No tenían nada que ver con la mafia china, que es de los ochenta. La más potente en España es 14 Quilates. A los chinos el oro les fascina.
-¿Qué define a esa mafia?
-Un código de sangre con tres reglas básicas: la ley del silencio, la endogamia y que nunca interfieren en otras mafias, la rusa, la colombiana, la albanesa.
-En su novela aparecen Fuenlabrada, Orcasitas, Pozuelo, Usera. ¿Es el territorio del político y novelista Joaquín Leguina?
-No forma parte de mi itinerario intelectual ni político. No quiero ser un ex presidente como Joaquín Leguina. Lo respeto como escritor, ha escrito magníficas novelas.
-¿Hammet o Chandler?
-Dashiell Hammet. Mi libro de referencia en la novela negra es Cosecha Roja. Después de Hammet, el sueco Mankell. La novela negra es una herramienta para la crítica de la sociedad en la que vives.
-Fue productor de cine...
-Participé en una aventura con Andrés Vicente Gómez, en El Dorado, que por poco me cuesta mi casa y casi mi mujer. Se rodó en Costa Rica y buscando exteriores por la Amazonía, los monos nos tiraban cocos a la cabeza.
-Le digo lo del cine porque en el primer Torrente aparece la mafia china...
-No lo recuerdo. Sí tengo muy fresca la primera vez que fui con mi mujer al centro comercial Cabo Calleja. Los chinos treintañeros con ropa de marca, los coches de alta gama, BMW, Audi con los cristales ahumados. Fui a investigar para la novela, claro.
-¿Tuvo que ver su relación personal con la familia de Anabel Segura con esta inmersión en lo que Orson Welles llamó en una película sed de mal?
-Me llevé dos años y medio de mi vida detrás de los secuestradores y asesinos de Anabel Segura y eso me permitió conocer de cerca el mal y a la Policía. El personaje del inspector Sobrado es la reinterpretación de un policía real. El problema de los escritores que hacen en España novela negra es que sus policías no parecen españoles, se atienen a arquetipos anglosajones o nórdicos. Mi policía lleva barba de dos días, orina en el lavabo, vive en el desarraigo social. Es un heterodoxo, un perdedor, que en el fondo busca la muerte con ese lado oscuro que todos tenemos.
-¿Leen los políticos?
-Se nota cuando leen sus discursos. Si llevan papeles que les han escrito otros, es que leen poco. Yo siempre les digo a los jóvenes socialistas que leer es un fondo de armario para la vida.
-¿Cuántos chinos hay en España?
-Muchos más de lo que dice el censo. Pero no es una comunidad muy importante demográficamente. Lo boyante es su economía.
-Han inventado el maoísmo capitalista...
-A partir del Libro Rojo de Mao, los jóvenes estudiantes arrastraban por la calle a sus maestros, a los funcionarios. Yo trabajo en la novela con la figura del Padre, el equivalente al Padrino. Se calcula que uno de cada cien chinos de la Unión Europea es de la mafia, de esa triada de círculos de tres presidida por la cabeza del Dragón, que en el caso de 14 Quilates es una mujer de 58 años que desde la cárcel de Hong-Kong lleva todos los hilos.
-¿Desde tan lejos?
-Hay un chino de 42 años que habla perfectamente español, que ahora está en busca y captura. Es un multimillonario con tres fuentes de ingresos: el tabaco, la prostitución y el blanqueo de dinero y estuvo a punto de quedarse con el merchandising del Barça.
-¿Ha estado en China?
-Nunca he ido a China ni tengo el menor interés. Mi mujer fue dos veces y trató de llevarme. Me atrae más el Mediterráneo.
-¿Es un lobo estepeño?
-Nunca viví en Estepa. Mi madre, una estepeña que se casó con un zamorano, fue a Estepa a parir a casa de su madre. Ser de pueblo no está al alcance de cualquiera.
-¿Por qué no está en la foto de la tortilla?
-No he estado nunca en las fotos históricas del partido. Me pasa como al inspector Sobrado, voy demasiado por libre.
-Cernuda escribió el prólogo de Cosecha roja...
-Es que con todos mis respetos para don Antonio Machado, para Federico y Alberti, para mí Cernuda es el más grande. Machado consigue establecer un puente entre la realidad y el sueño a través del amor, de Guiomar. Pero Cernuda escribe cientos de páginas de La realidad y el deseo y no consigue tender ese puente. Él también es un heterodoxo, un perdedor cuya condición de homosexual le aisló del mundo.
-¿Lo siguen viendo los escritores como un intruso?
-Yo tengo muy pocos amigos escritores. En realidad tengo muy pocos amigos. Tengo un sentimiento que no tiene nada que ver con lo que ellos puedan decir o pensar, que ni sé ni me importa. Mi condición de ex político es una carga.
-¿Cómo se librará?
-Al principio decían: Escuredo ha escrito un librito, plantó su arbolito y tiene una hija. Cada dos años escribo una novela y algún día, tengo que estar muy borracho, pasaré a limpio las quinientas páginas que tengo escritas de mis Memorias. Pero tengo que estar muy borracho o muerto y si lo hago no será un libro complaciente como son todas las Memorias. En las que uno habla bien de sí mismo y mal de los demás. Con la única excepción de las de Marsillach.
-¿Está bien en Madrid?
-Estoy integrado, pero cada diez días tengo que bajar a Andalucía. Para mí fue muy desgarrador, pero me tenía que ir de Sevilla.
-¿Qué recuerda de aquella gira por las comarcas deprimidas en 1982?
-Recuerdo una cara, una sola, no las mil caras de la gente. La expresión de la amargura de muchas mujeres, golpeadas por la violencia de género o el desprecio, y que veo reflejadas en la tristeza de algunas Vírgenes andaluzas que sacan en procesión.
-España no hacía un Mundial tan malo desde el del 82, cuando usted ganó las elecciones...
-Dios los castigó mandándoles un rayo cuando el avión aterrizaba. Ellos tenían ganas de vacaciones y se les notaba. Cuando leí la noticia, y a mí me cogió un rayo en un vuelo Madrid-Nueva York, pensé que había justicia divina.
-La próxima vez, que se lleve al Rayo Vallecano...
-He ido mucho a Vallecas. Mi último descubrimiento ha sido Colmenar de Oreja. Es imposible gastarte más de cincuenta euros por mucho que te empeñes.
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