Josep Borrell: "La paz no es delegar la defensa en otro país"

El político español Josel Borrell.
El político español Josel Borrell. / José Ángel García
Miguel Lasida

27 de octubre 2025 - 06:59

Después de un lustro como Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Seguridad, Josep Borrell (Puebla de Segur, Lérida, 1947) es un hondo conocedor de los fogones donde se cuece el enfebrecido nuevo orden mundial. Sobre el desorden de ese mundo por nacer del todo giró la conferencia de apertura del curso de la Academia Andaluza de Ciencia Regional, celebrada el pasado viernes en la facultad de Turismo y Finanzas de la Universidad de Sevilla, en la que mostró en unos minutos las cualidades con las que lo define un militante socialista de su quinta: "Decente y brillante, observador y humano". Él se limita a definirse en la conferencia como un activista pragmático. Poseedor de un currículo que provoca estupefacción, añadiendo a sus tareas la de ser uno de los arquitectos del sistema tributario moderno español, Borrell ha dejado hace unos meses la alta política y dirige Cidob, un centro de investigación en relaciones internacionales con sede en Barcelona.

Pregunta.-¿Es el mundo demasiado duro para Europa o es Europa demasiado blanda para el mundo?

Respuesta.-La Unión Europea ha sido un proyecto de paz y los europeos hemos logrado la paz entre nosotros bajo el paraguas protector americano. Nos hemos acostumbrado a que la guerra no nos afectara y ahora descubrimos que las guerras son muchas guerras y que algunas nos cogen cerca.

P.-¿La paz en Ucrania pasa ineludiblemente por la humillación de Europa?

R.-Esperemos que no, aunque aquí la última palabra la tienen los ucranianos. Nosotros no estamos en guerra, conviene decirlo porque tampoco hay que crear falsas alarmas, pero un país amigo sí lo está. Y cuando decimos que depende de los ucranianos hay un poco de hipocresía porque los ucranianos dependen de nuestra ayuda económica y militar. Si hay una manera fácil de acabar la guerra es dejando de ayudar a Ucrania, pero ¿cómo acabaría entonces?

P.-¿Es entonces de agorero temer que los tanques rusos atravesarán la frontera comunitaria?

R.-Los tanques rusos han demostrado no ser capaces de atravesar nada. Llevan más de tres años en guerra y son unos pocos kilómetros cuadrados los que han ganado. Putin se equivocó al creer que su ejército era muy fuerte, que el ucraniano no resistiría y que los europeos no ayudaríamos por miedo a perder su petróleo y su gas y sí lo hemos hecho.

P.-¿Confía Putin en la condición durmiente del gen bélico europeo?

R.-Vistos los antecedentes, es una gran noticia que tengamos dormido el gen bélico. Europa es un proyecto de paz, así fue concebido y así tiene que seguir. Pero la paz no es adoptar una posición de indefensión o delegar la defensa en otro país, como hemos hecho siendo un protectorado militar de Estados Unidos. Hay quien se conforma con ser vasallo y otros pensamos que Europa debe recuperar la soberanía.

P.-¿Cree que las instituciones democráticas de Estados Unidos se han sobrevalorado y que se han infravalorado las dotes de Trump?

R.-Trump ha hecho lo que temíamos pero más deprisa y con más fuerza. Ha hecho mucho para alterar el orden interno y el orden internacional. Esperemos que funcionen los contrapoderes de la democracia americana que siempre nos explicaron para evitar una dictadura de facto.

P.-¿Está el mundo aguantando la respiración hasta que transcurran los cuatro años del mandato de Trump?

R.-Tres años son una eternidad. Mire lo que ha hecho en uno solo. Esperar a que Trump se vaya sería un acto de abdicación. Lo que hay que ver es cómo somos capaces los europeos de existir sin esa extrema dependencia militar de Estados Unidos.

P.-¿La aparición en Estados Unidos de un presidente como Trump está vinculada al extraordinario auge de China?

R.-Hay muchos estadounidenses que han perdido el trabajo como consecuencia de la globalización, que ha beneficiado a China. Sin duda esa gente vota a Trump. De todos modos, el problema de Estados Unidos no es único de Estados Unidos. En todo el mundo ha habido gente perjudicada por la transferencia de la capacidad productiva a Asia.

P.-También en Europa, ¿verdad?

R.-Quizás en Europa hemos tenido más capacidad de compensar a los perdedores, pues el sistema fiscal es más fuerte, las transferencias económicas son más importantes, y los afectados han contado con las ayudas sociales. No digo que en Europa se haya resuelto el problema, ni mucho menos, pero al menos los resortes compensatorios del sistema político y fiscal han funcionado. Eso no lo hay en Estados Unidos y los perdedores han sentido mucho más que son perdedores.

P.-Los informes de Letta y Draghi vienen a subrayar los valores europeos de libertad política, prosperidad económica y cohesión social. ¿No percibe como si valores como la cohesión social, la justicia social y la redistribución de la riqueza estuvieran demodé?

R.-La desintegración del sistema democrático empieza con la falta de confianza en el sistema fiscal. Si el ciudadano piensa que el esfuerzo tributario no repercute en su beneficio, que el dinero no vuelve, como dice Hacienda hoy, es difícil que crea en las virtudes del sistema. Y por eso el eslogan que inventé allá por 1983, 'Hacienda somos todos', sigue teniendo la fuerza política de entonces. Si Hacienda no somos todos, si algunos escapan al impuesto o algunos no perciben el beneficio, la democracia entra en quiebra.

P.-¿Son los nuevos partidos de derecha más de destruir que de conservar, más revolucionarios que conservadores?

R.-Hay revoluciones conservadoras. Las revoluciones no van siempre en la línea del progreso. Ha habido mucha revolución que ha sido una involución, porque el objetivo era alterar el orden establecido, echar marcha atrás. Yo, francamente, no entiendo a la derecha española y menos a la parte más de derecha de la derecha tradicional. Creo que no se pueden ganar unas elecciones únicamente descalificando al contrario.

P.-¿Ha sido el acuerdo de financiación particular con Cataluña una victoria del procesismo?

R.-Varios de los acuerdos con las fuerzas independentistas catalanas, lo he dicho en alguna ocasión, son una especie de victoria post mortem del proceso. Pero, fíjese, más que los acuerdos en sí, es la literatura de los acuerdos. Si lee las declaraciones que acompañan a algunos de esos acuerdos, es una justificación de lo que hizo el independentismo. Puede haber una explicación, porque en la vida todo tiene una explicación, pero no puede haber una justificación.

P.-En su larga carrera política, ¿hubo algún mandatario a quien admiró?

R.-He conocido a algunos grandes líderes europeos, Mitterrand, Kohl, Merkel. Quizá han sido los que han marcado más la historia de Europa, sin olvidar a nuestros líderes, empezando por Felipe González, que ha hecho una contribución muy importante al proceso de construcción europeo: la idea de ciudadanía europea es suya y los fondos estructurales que tanto nos ayudaron también es un logro de los gobiernos socialistas.

P.-También habrá conocido a alguno con quien no se plantearía ir a pescar, como con [el ministro de Exteriores de Rusia, Serguei] Lavrov, ¿no?

R.-Antes me iría con él que con Putin.

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