"No estoy lejos de mi origen jornalero: ¡Soy muy bueno cogiendo espárragos!"
-Reclama la República: ¿para qué?
-Para que haya una verdadera democracia. El Estado no puede heredarse como un cortijo. En el mundo apenas hay 20 monarquías. Un amigo mío dice que pronto sólo quedarán los reyes de la baraja.
-¿Usted con el Rey, bien?
-He tenido buenas conversaciones con él: sobre galgos. Hemos coincidido en delegaciones parlamentarias. No tengo nada contra él.
-Hombre, lo quiere mandar al paro.
-Mi relación con el Rey siempre ha sido cordial. Pero eso no impide que España necesite un modelo de República federal que encaje la pluralidad del Estado y garantice la unidad.
-¿Conserva su vocación de Pepito Grillo?
-No nos pueden tratar como a menores de edad. Lo decía Thomas Jefferson: ninguna generación puede imponer a otra su porvenir.
-¿Qué queda en usted del antiguo jornalero?
-Soy malo cocinando, hasta con los huevos fritos. ¡Pero muy bueno buscando espárragos y recogiendo aceituna! No me encuentro lejos de mis orígenes jornaleros, nunca he perdido el contacto con mi gente.
-Y eso que llegó pronto a la política.
-Con 16 años estaba en el comité provincial del PCE de Málaga. Me pasó como a Enrique Berligüer, líder del PC italiano, de quien decían: "Desde muy joven se afilió a la dirección del partido".
-También fue el más joven en el primer Parlamento andaluz.
-Llegué en mangas de camisa a los Reales Alcázares y el Abc escribió: "Para ir como Antonio Romero se podía haber constituido el Parlamento en un cine de verano".
-¿Y cómo se defendió?
-Contesté que no hubiera sido mala idea. ¡Pasamos un calor enorme en la Sala de Tapices!
-Usted vivió un gran cambio.
-Venía del Parlamento y mi hermano estaba de tractorista en un cortijo. A veces me llamaba y decía: "He visto una liebre encamada, vente cuando termines la reunión y la corremos con los galgos".
-¿Su familia era muy humilde?
-Emigrábamos a Francia para la vendimia. Trabajábamos con ilusión, porque el dinero que traíamos era muy importante para el pueblo. Entonces sólo había paro.
-¿Y cómo empezó a moverse por las altas esferas?
-Con 21 años era secretario general de las Comisiones Obreras del Campo. Llamaba al vicepresidente, Abril Martorell, y se ponía al teléfono. Era sorprendente!
-¿Para qué lo llamaba?
-Colaborábamos con los gobernadores civiles en la distribución del dinero a los pueblos y así evitaban cortes de carretera y conflictos.
-En aquellos años todo se negociaba.
-Celebrábamos reuniones hasta la madrugada en la Vicepresidencia. Con UCD hubo un diálogo que desapareció cuando llegó González, con su prepotencia.
-¿Lo suyo con Felipe González tiene arreglo?
-No, aunque no le guardo rencor. Tengo clavada la espina de no haber sido alcalde de Málaga, porque Felipe me vetó.
-¿Eso es todo?
-Felipe me sitúa como diputado clave en la caída de su gobierno, junto a los periodistas del sindicato del crimen. Pero yo estoy muy orgulloso de mi labor contra la corrupción y el crimen de Estado.
-¿Fue un diputado sin pelos en la lengua?
-No tenía complejos. Empecé a utilizar frases muy sencillas, como: "Esto no se lo cree ni el que asó la manteca". Me encontraba como en casa.
-¿Su mejor titular?
-En Madrid se decía que había dos personas que titulaban muy bien, que éramos yo y Pedro Jota. Un titular que se comentó mucho fue: "Felipe González está rodeado de sacos terreros en la Moncloa".
-¿Cuál fue su mayor subidón político?
-Cuando ganamos, con Anguita, 20 diputados en las Cortes. Y la amnistía, el regreso de Alberti…
-¿Hay algo que no repetiría?
-No debimos renunciar a la lucha por la República en la Transición. Tampoco aceptaría la vigente ley electoral: IU, con un millón de votos, tiene 2 diputados. Y el PNV, con doscientos mil, 5.
-¿Ha habido muchos enterradores del PCE?
-Eduardo Saborido y otros del sindicato decían: el PCE hay que enterrarlo, pero con un coche de caballos, con muchas flores, agradeciéndole los servicios prestados en la lucha por la libertad.
-¿Y qué les contestaba?
-No busquéis entierros de lujo, ni entierros de tercera. El Partido Comunista de España no hay que enterrarlo, porque las ideas comunistas no se han aplicado prácticamente en ningún lugar del mundo.
-¿Aún admira a Fidel Castro?
-Es un revolucionario genial, se adelantó a su época, empezó a repartir la tierra en la época de Batista, cuando Cuba era el prostíbulo de los Estados Unidos. Le devolvió la dignidad al país.
-Esa no es la visión de los presos políticos.
-¿Y qué me dice de los presos de Guantánamo? ¿Y del corredor de la muerte en Estados Unidos? ¿Y de la invasión de Iraq y Afganistán, con las masacres?
-¿De dónde obtiene su seguridad cuando todos dudan?
-Lo diré con un ejemplo. En una manifestación, un ciudadano pregunta a uno de los participantes: "¿Si aquí nunca cambia nada, para qué te manifiestas?". Y el hombre le contesta: "No me cambian a mí, que es lo importante".
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