Rodolfo Montero, cineasta ganador de dos Goyas: "El cine tiene un poder único para generar empatía"

El cineasta Rodolfo Montero. / M. G.
Cristina Valdivieso

12 de septiembre 2025 - 08:51

Cine con mirada social. El cineasta Rodolfo Montero ha vuelto a emocionarse con una historia real. En Sangre, sudor y alegría, codirigido junto a Rosana Marcos, narra el viaje físico y emocional de cinco personas con hemofilia y sus familias durante el Camino de Santiago. Con un estilo que se caracteriza por una mirada sensible, honesta y comprometida, su filmografía combina documentales y largometrajes, con una clara orientación hacia temas sociales, especialmente la vida rural, el despoblamiento, las comunidades pequeñas, y las identidades culturales ligadas al entorno natural. Ha sido reconocido con varios premios, incluidos dos Premios Goya, tanto como director como productor, así como distintos galardones relacionados con el mundo rural y la cultura en Cantabria.

Pregunta.¿Cómo nace la idea de ‘Sangre, sudor y alegría’?

Respuesta.La idea surge con una voluntad clara de colaboración. Por un lado, SOBI, una empresa dedicada al desarrollo de tratamientos para enfermedades raras, tenía interés en apoyar una iniciativa que diera visibilidad a la hemofilia. Por otro, fue fundamental el impulso del colectivo de personas con hemofilia de Málaga, que se lanzó a soñar con un proyecto tan ambicioso como este. Y, finalmente, desde nuestra productora vimos una oportunidad de poner en marcha un trabajo alineado con nuestros valores, más humano, más social.

P.¿Qué le llevó a involucrarse personalmente en este proyecto?

R.Siempre he sentido una sensibilidad especial hacia lo social. Desde mis comienzos en el audiovisual he creído, como decía mi maestro Mario Camus, que tenemos una cierta responsabilidad. No la de un cirujano a corazón abierto, pero sí la de contar lo que ocurre en nuestra sociedad. Esta historia, la de personas que viven con hemofilia, sus familias, sus luchas diarias y también sus alegrías, nos parecía una historia necesaria. Fue una experiencia muy enriquecedora para todos.

P.¿Qué aprendieron de ellos durante el rodaje?

R.Muchísimo. Aprendimos sobre la importancia de la empatía, la amistad y la paciencia. Descubrimos lo necesario que es pararse, escuchar, ponerse en los zapatos de otros. Esta experiencia nos permitió ver que hay realidades duras, sí, pero también llenas de belleza. Hacer cine social es también una forma de crecer como personas y como profesionales, de reflexionar.

P.¿Qué aporta el documental a la visibilidad de esta enfermedad?

R.Creo que lo principal que aporta es verdad y también sensibilidad social. Es un relato honesto y sensible que invita a reflexionar. Vivimos en una sociedad acelerada, en la que pocas veces nos detenemos a observar lo que ocurre a nuestro alrededor. Este documental da voz a quienes conviven con una realidad difícil, pero también muestra su fuerza, su esperanza y su alegría. No se trata de dramatizar, sino de comprender y empatizar.

P.¿Cuál fue el mayor desafío al rodar el Camino de Santiago con los protagonistas?

R.Nuestra mayor inquietud al principio era si podrían completar el reto. Muchos de ellos tienen serias dificultades de movilidad, y aunque la ilusión era grande, también había una carga física muy importante. Fue un reto para ellos, pero también para nosotros como equipo. Sin embargo, lo que más nos sorprendió fue su fortaleza mental y el apoyo de sus familias. Esa preparación previa y su determinación fueron clave. Y al final, se demostró que el lema querer es poder tiene sentido.

P.¿Qué mensaje esperas que reciba el público?

R.Espero que conecten con la película desde la emoción, desde la honestidad. No hemos hecho una película perfecta, pero sí una película sincera. Quisimos que los protagonistas, que son ellos y sus familias, contaran su verdad. Son vidas con retos, pero también con mucho amor y mucha alegría. Si conseguimos que el espectador empatice y se lleve una reflexión consigo, habremos cumplido nuestro objetivo.

P.¿Cómo fue la acogida en Málaga y la selección para MERCADOC.0 del Festival de Cine?

R.La acogida fue magnífica. Málaga ha estado muy presente desde el inicio, porque fue allí donde comenzó a gestarse el proyecto, gracias a la Asociación de Hemofilia de Málaga. Lo que parecía un sueño lejano se convirtió en una realidad. Ser seleccionados para MERCADOC.0 del Festival de Málaga fue un espaldarazo enorme. Pudimos presentar los primeros avances junto a los protagonistas y sus familias, y todos quedaron emocionados. Fue un momento muy especial.

P.¿Crees que el cine puede cambiar la forma en que se perciben las enfermedades raras?

R.Sinceramente, sí. Quizá no puede cambiarlo todo, pero puede cambiar mucho. El cine tiene una capacidad enorme para llegar al corazón de la gente y para generar empatía. No todo el cine debe ser evasión o entretenimiento, también hay espacio para un cine necesario, que incomode, que conmueva, que informe... Este tipo de películas aportan algo a la sociedad. Y si no creyera en ello, probablemente no haría este tipo de trabajos.

P.¿Cuáles son los próximos pasos para el documental?

R.La premiere oficial será en octubre, en Málaga. Estamos trabajando para que se celebre en un espacio especial y con una gran acogida. Después, presentaremos el documental a los premios Goya, Forqué, Platino, y a festivales de cine que se alineen con nuestro enfoque. Ahora comienza una etapa fundamental de distribución y exhibición. Queremos que llegue lo más lejos posible.

P.¿Y los próximos proyectos para su director?

R.Sigo trabajando en proyectos sociales, pero también en otros formatos más narrativos. Próximamente grabaremos en Pakistán un documental sobre un hombre que salvó a unos montañeros españoles y ahora lidera una iniciativa para construir escuelas a 5.000 metros de altitud. También tengo en marcha dos películas de ficción: La comedia divina, sobre la amistad entre un papa y un misionero, y otra sobre María Blanchard, que será un homenaje a una gran pintora cubista olvidada por la historia. En todos ellos, la mirada social siempre está presente, porque sigo creyendo que lo que hacemos debe importar.

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