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La lluvia regresa este fin de semana a Sevilla

"Me he sentido una diosa. He jugado con este libro como con ninguno"

José Abad

13 de mayo 2011 - 01:00

-Si la novela de género es la cenicienta de la literatura, ¿la de ciencia ficción sería la cenicienta de la literatura de género?

-Relativamente. No todas las culturas son tan cerriles al respecto. En el mundo anglosajón, por ejemplo, la ciencia ficción es muy respetada. Somos nosotros, los españoles, los que padecemos un prejuicio absurdo sobre ella. Hay personas que me dicen que no les gusta nada este género, y cuando les preguntas qué conocen resulta que no han leído nada… Muchos creen que la ciencia ficción es como los malos telefilmes de marcianos verdes con orejas picudas

-¿Y no teme perder a esos lectores que no quieren mancharse las manos con una simple novela futurista?

-Al principio tuve cierto temor de que ganaran los prejuicios, pero ya se me ha pasado porque la acogida ha sido buenísima y bastantes personas me han venido diciendo eso de "y fíjate que a mí la ciencia ficción no me gusta, pero este libro tuyo es otra cosa". Por otra parte, mis novelas son distintas unas de otras sólo aparentemente; en el fondo hablo de las mismas cosas y los lectores me van siguiendo.

-Su referencia cinematográfica obvia es Blade Runner, pero ¿cuáles son sus modelos literarios, J. G. Ballard, Stanislaw Lem, Richard Matheson?

-Mis modelos literarios son todos los libros que he leído, también Kafka, Proust, Borges, Conrad, ¡todos! No creo que pueda escribirse bien un género cualquiera habiendo leído exclusivamente dicho género. O por lo menos, no es la idea que yo tengo de los géneros y de la literatura. Pero, bueno, me gustan todos los autores que has mencionado y muchos más.

-De ésta ha dicho que es su novela "más realista". Explíquese.

-Es la que sigue más la realidad física, geográfica, política y social del mundo de todas cuantas he hecho. Mis novelas suceden en geografías literarias no identificables, en grandes ciudades sin nombre. Sólo en mi anterior novela, Instrucciones para salvar el mundo, daba por primera vez el nombre de Madrid, aunque era un Madrid inventado. En Lágrimas en la lluvia es un Madrid real, con calles y edificios reales, reconocibles, aunque tocados por el paso del tiempo (la acción transcurre en 2109). Y esta cercanía sucede en todo. Sabemos qué comen mis personajes, cómo son las tiendas, cuál es el convenio de taxistas.... Esa es la gracia, crear un mundo posible, incluso probable, que sea vivido con absoluta cotidianidad por el lector.

-También ha dicho que es una novela "anómala"…

-Anómala en el sentido de cómo nació. Esta es una novela que yo me he regalado... Quería regalarme un mundo literario, que es una tentación para todos los novelistas. Y quería recuperar el placer absoluto de la escritura, ese placer puro que sentía cuando tenía 20 años y aún no había publicado y no pensaba en el ruido del mercado, los críticos, el deber ser… Y la verdad es que crear un mundo entero, un mundo coherente y preciso y verosímil, porque la ciencia ficción te obliga a eso, a un esfuerzo de coherencia, ha sido maravilloso. Me he sentido una diosa. Y he jugado con este libro como con ninguno de los otros míos...

-En la mejor ciencia ficción no hay predicciones, sino descripciones encubiertas del presente. Esa crisis que describe en un futuro 2109 ¿es ésta de hoy?

-Claro. La buena ciencia ficción habla de la condición humana, es decir, de aquí, de ahora, de todos nosotros. Y esa crisis es la del siglo XXII, y también la de ahora mismo, y también la de principios de siglo XIX.

-Dentro de cien años, todos calvos, dice el proverbio. Dentro de cien años, dice usted, ¿todos replicantes?

-¡Nooooooo! En mi novela, los replicantes son sólo el 15% de la población mundial. Por cierto, dentro de nada habrá clones humanos, estoy segura de ello. Por mucho que se prohíba, una vez se tenga la tecnología su aparición será inevitable.

-¿Qué le da la novela que no le dé el periodismo?

-No tienen nada que ver. El periodismo es un trabajo, un trabajo que me encanta, que te enseña mucho, pero un trabajo a fin de cuentas. Podría dejarlo en cualquier momento, aunque no quiero hacerlo porque no se debe vivir de la novela. La novela, en cambio, es mi vida. No sé cómo me las arreglaría si no pudiera escribir ficción.

-¿Y le da el periodismo algo que no le dé la novela?

-Como dice el chiste, se conoce gente.

-Un poco de ciencia-ficción para acabar, ¿cómo será España, no dentro de cien años, sino después de las elecciones del 22 de mayo?

-Tan mediocre como ahora.

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