"El teatro catalán tiene mucha fama pero es muy artificial"
-Apenas empezaba (en serio) en las artes escénicas cuando La Fura dels Baus le prestó su barco para estrenar Autopsia. ¿Eso cómo se logra?
-En cierta forma representábamos la posible nueva promesa de la creación catalana contemporánea. Debían hacernos el favor por esas expectativas.
-¿Y las han cumplido?
-Es una situación endiabladamente difícil la de Cataluña, porque somos como embajadores de su teatro, pero en el fondo es mentira. El teatro catalán tiene mucha fama pero es muy artificial: no deja de ser un estilo de telenovela escrita por jóvenes dramaturgos que mezclan Los Serrano y Lost; gente que sólo puede moverse en Cataluña cuando nosotros hacemos todo lo contrario. Recorrimos primero España y después saltamos al panorama internacional. Ahora en cierta manera las instituciones catalanas se apropian un poco de tu nombre y tu trabajo, pero cuando yo he estado o he querido estar aquí no he tenido los apoyos. Es una relación muy extraña. Nadie es profeta en su tierra.
-¿Cataluña y España se van a divorciar?
-Nací el 11 de septiembre (la Diada) y me fastidiaron el cumpleaños. Me siento muy catalán pero poco catalanista, al menos en los términos que ha impuesto la clase política, que son tremendamente artificiales. Un nacionalismo que nazca, crezca y se reivindique basándose en lo económico me produce sarpullidos. Estoy harto de escuchar que los catalanes pagamos más. No se trata de hablar de una tierra o unas costumbres: consiste en criticar al otro y convertirse en víctima.
-Ha renunciado al cobijo de una bandera. ¿No es delicado en un lugar tan pendiente de la identidad?
-No me ha generado ningún problema porque a diferencia de muchos creadores catalanes que viven de las subvenciones, nosotros vivimos de las giras internacionales. Como tengo poco de aquí, tampoco hay tanto que perder. Este año hacemos dos bolos en Barcelona y más de 40 en el extranjero.
-¿Hay en España una cultura de la cultura equiparable a la de países como Alemania o Francia?
-Estamos en la segunda división y nos creemos que jugamos en Champions. A 200 kilómetros de aquí, en Francia, me tratan bien. Entro en un teatro y siento que soy una pieza importante. Voy a hacer un bolo a una ciudad de aquí y parece que moleste. Nosotros hemos creado edificios y a partir de ahí los hemos llenado de contenidos, pero ellos han creado los contenidos y luego unas redes o espacios para organizarlos. En este país parece que dedicarte a las artes es dedicarte al cachondeo.
-La interpretación ha ido dejando paso en su obra al vídeo.
-Todo responde a la estrategia de dejar de hacer las Españas y pensar en Europa y el mundo. En 2009 nos damos cuenta de que hemos tocado techo en el pequeño nicho doméstico de mercado que es el teatro contemporáneo, de creación e investigación. En tres años hicimos la gira de las salas alternativas, estuvimos en todos los circuitos y festivales y comprendimos que la siguiente obra supondría repetir el modelo, bajo unos esquemas y con un público muy prefigurados. Es un mercado además muy precario: si el teatro ya de por sí es una profesión de minoritarios, el arriesgado aún lo es mucho más.
-¿Añora los elementos clásicos del escenario?
-Cero. Si queríamos salir fuera, el texto podía ser una barrera. Necesitas propuestas mucho más audaces, radicales y claras, y eso pasa muchas veces por prescindir del actor, el texto o la escenografía.
-Nuevas herramientas implican nuevas formas de trabajar. Ya no se trata de escribir un guión.
-La idea fuerza es una cosa que se llama dispositivo y de la que me hablaron unos gabachos hace tres años. Entonces no tenía ni idea. Un dispositivo aplicado a nuestras obras sería, en el caso de Katastrophe, explicar la historia de la humanidad pero con ositos de gominola y cine. Es lo que diferencia a la obra. El dispositivo es el qué explicas pero sobre todo el cómo lo explicas. En Brickman Brando Bubble Boom describimos la crisis hipotecaria construyendo una casa en escena y usando a Marlon Brando como actor. No es una reflexión convencional.
-¿Brando ha resucitado?
-Como hemos prescindido de los actores, cogemos toda su filmografía y usamos fragmentos con un texto falso encima. Explicamos las historias que nos interesan pero haciendo que el espectador se rinda al juego de que todo lo cuenta Brando. Siempre decimos que hace bolos con nosotros.
-Estudió diseño industrial. Incluso así, lo que propone exige notables conocimientos técnicos.
-La compañía es un núcleo duro de gente, pero cuando necesitamos un software específico de vídeo, pues contratamos a un programador. En Katastrophe hacemos experimentos químicos en tiempo real y provocamos erupciones volcánicas y mareas negras... Al cabo de dos semanas de ensayo teníamos taquicardias y quemaduras en las manos, así que fichamos a un asesor científico. Con BBBB recurrimos a un arquitecto. Ahora, en Una Casa en Asia, que se centra en la figura de Bin Laden, nos asesora un experto en terrorismo internacional.
-Vaya berenjenal.
-No vamos a hablar de yihadismo; será una especie de ficción del lado humano de Osama.
-Repito: vaya berenjenal.
-Pero, ¿qué haremos? Contar la historia de Moby Dick: de Ahab (llámele Bush) buscando a su enemigo (llámele Osama).
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