El nuevo presidente necesitará el apoyo efectivo de otro partido
La abstención de Ciudadanos no bastaría a Rajoy si PSOE y Podemos suman más que el PP. Pedro Sánchez aspira a aguantar al PSOE y a articular una mayoría alternativa. Podemos y PSOE compiten en las urnas por la futura hegemonía de la izquierda.
Algo más de 36,5 millones de españoles resolverán hoy en las urnas las elecciones generales más abiertas desde la Transición. Dos nuevos partidos, que han surgido con una fuerza inusitada en poco menos de dos años, competirán con el PP y el PSOE por los 350 escaños del Congreso. Ningún sondeo otorga a ningún partido una mayoría holgada (la absoluta está en los 176 y el PP difícilmente llegará a los 140), por lo que el nuevo presidente necesitará el apoyo efectivo de un segundo grupo. La abstención de Ciudadanos -partido que ha anunciado que facilitará la elección de la lista más votada- no bastará si los otros dos partidos en liza votan en contra del primero. Si el presidente que el Rey proponga después de escuchar a los grupos parlamentarios no sale en la primera votación por mayoría absoluta, le bastará la simple, más síes que noes. Si se exceptúan los partidos nacionalistas y regionalistas, que lograran en conjunto unos 25 escaños, el presidente necesitará sumar 176 votos entre su formación y una segunda. Esta es una cifra cierta pero aproximada, ya que el bloque nacionalista estará dominado por grupos independentistas (votarán a todos que no), a excepción de Coalición Canaria y PNV, que podrían dar apoyo a algún electo. Éstos son algunas indicaciones para seguir la noche electoral.
Primero y segundo
La normalidad indica que el partido con mayor número de escaños es el primero en intentar congregar una mayoría en el Congreso. El mejor situado en los sondeos es el PP de Mariano Rajoy. Como en esta ocasión se prevé un hemiciclo muy dividido, también hay posibilidades de que el segundo más votado sea quien logre formar la mayoría si el primero fracasa. El PSOE no tiene asegurada, según varias encuestas, ese segundo puesto. Le seguiría Podemos y, después, Ciudadanos, que estaría sufriendo un efecto espuma: un bajón en las expectativas tras un primer crecimiento sorprendente.
Escenario azul y naranja
Mariano Rajoy aspira a obtener cinco puntos más que el segundo y colocarse en el tramo de los 130 a los 140 escaños. 150 sería un éxito; 110, un futuro complicado. El candidato del PP es el único que ha detallado que quiere gobernar en coalición para dar estabilidad al Ejecutivo. Sólo Albert Rivera con Ciudadanos le puede dar esa calma para afrontar una legislatura que se presenta harto complicada. La ecuación es sencilla: si PSOE y Podemos suman más que el PP, y es bastante seguro, no valdrá la abstención de Ciudadanos, será necesario su voto afirmativo. Más síes que noes.
De no llegar, comenzará la negociación. El día 13 de enero se constituyen las Cortes, días después se forman los grupos parlamentarios y el Rey llama a sus líderes. El escenario azul y naranja no es demasiado complicado de montar. Tanto si Ciudadanos entra en el Gobierno, como si no, los programas económicos son parecidos, se tratan de dos partidos liberales en lo económico. La reforma laboral de Rivera, por ejemplo, va más allá de la del PP al unificar los tipos de contratos y otorgar al despido distintas cifras de días de indemnización en función de la antigüedad.
Ciudadanos ya ha dado su sí a presidentes de distinto signo en varias comunidades, así que es de suponer que quien pacte con los naranjas deberá suscribir un pacto de regeneración y transparencia que obligará, por tanto, a la dimisión de los imputados. Formalmente, no hay ningún imputado, pero en las próximas semanas podría estarlo el número dos por Segovia, Pedro Gómez de la Serna, y la ex alcaldesa de Jerez y número dos por Cádiz, María José García-Pelayo. El PP andaluz confía en que esta última no sea llamada por el juez, pero la Fiscalía ha solicitado su imputación por una rama del caso Gürtel.
Ciudadanos también planteará una reforma institucional, con cambio de la ley electoral para hacerla más representativa, una modificación en el método de elección de los jueces y un cambio moderado en la Constitución. Si va más allá -supresión de las diputaciones y unificación de municipios-, el PP deberá abordar entonces una agenda de grandes cambios.
El escenario azul y naranja dibuja un Gobierno en el centro derecha, liberal en lo económico y más centralista. Si la suma no diese los 176, Rajoy podría intentar ampliarla a Coalición Canaria y a PNV. Juntos sumarán de cinco a seis escaños, según las encuestas.
Escenario de izquierdas
Si el PP lograse un resultado malo, y malo es por debajo de 110 escaños, o no ganase, es posible que el socialista Pedro Sánchez fuera el encargado en segunda instancia de formar Gobierno. Sánchez negociaría tanto con Ciudadanos como con Podemos, pero Albert Rivera ha marcado una línea roja: no estará allí donde se sitúe el partido de Pablo Iglesias. Los morados se han comprometido a apoyar sólo a un presidente que convoque un referéndum independentista en Cataluña. Ni Sánchez ni Rivera lo aceptan, así que la negociación morada es mucho más complicada que la naranja.
Si el PSOE y Podemos suman más escaños que PP y Ciudadanos, España estará cerca de volver a tener un Gobierno de izquierdas. Además, a esta coalición le sería fácil sumar los votos de Izquierda Unida. El problema es que Podemos se ha presentado en comunidades como la andaluza con un programa radical, de muy difícil negociación, y como una formación a caballo y aún no definida entre lo institucional y lo antisistema, a veces socialdemócrata, a veces anticapitalista.
También puede ocurrir que Podemos sea la segunda fuerza. No es descartable. En ese caso, la coalición de izquierdas sería aún más dificultosa, debido a la crisis de existencia en la que entraría el PSOE, obligado entonces a definir una estrategia de futuro en la oposición.
Un caso de escenario de izquierdas es el de Portugal, donde los conservadores y liberales -iban juntos- ganaron, pero con un apoyo por debajo de la suma de socialistas, comunistas y un partido similar a Podemos. Finalmente, es un socialista, Antonio Costas, quien gobierna tras el intento de Passos Coello.
Escenario azul y rojo
Supongamos que ninguno de estos bloques -PP con Ciudadanos y PSOE con la izquierda- suman 176 votos y, votación tras votación, no hay presidente. La Constitución da un plazo de dos meses para llegar a un acuerdo después de la primera elección. Ésta es una limitación legal, pero hay otro condicionante político que obliga a buscar un acuerdo rápido. Si Artur Mas logra ser investido presidente antes del 9 de enero con el apoyo de la CUP, la Generalitat pondrá en marcha su hoja de ruta de desconexión de España, lo que obligará a tener un presidente electo en La Moncloa lo antes posible para tomar decisiones difíciles y, posiblemente, coercitivas. Entonces se abriría paso la posibilidad del Gobierno entre PP y PSOE, de coalición o de alianza. Pedro Sánchez rechaza este pacto, pero en el PP se ve con buenos ojos. La secretaria general del PSOE andaluz, Susana Díaz, a quien el PP ha señalado como posible líder de este pacto, se ha manifestado siempre en contra de la gran coalición.
Presidentes
No tiene visos de realidad que alguna persona diferente a los candidatos de los cuatro partidos vaya a ser presidente. Albert Rivera no ha condicionado su apoyo al PP a que se vaya a Rajoy; es más, ha explicado que él no le hace las primarias a ningún partido. Si algún aspirante dimitiese por los malos resultados, su sustituto estaría muy mal colocado para aspirar a tanto. Ahora bien, es posible que si Rajoy repite como presidente, ésta sea su última legislatura: o bien durante o después, el PP se plantearía su sustitución. El presidente ha colocado a dos mujeres en los puestos segundo y tercero de Madrid: la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y la ministra Isabel García Tejerina.
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