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Chema García Ibarra: "Ya cansa que en el cine todo suceda en Malasaña"

  • El director presenta 'Espíritu sagrado', una película costumbrista y marciana que ambienta en su localidad natal, Elche, y en la que vuelca su amor por la ciencia-ficción y lo sobrenatural

Chema García Ibarra, este lunes en el Festival.

Chema García Ibarra, este lunes en el Festival. / Lolo Vasco

Si alguien atiende las noticias de la televisión podría acabar concluyendo que ese conjunto de territorios reunidos bajo el nombre de España conforma en realidad un aburrido páramo, una suerte de agujero cercano a la nada, y que la vida, la diversión, el deporte, todo lo bueno se agolpa en un único punto, y ya habrán imaginado que esa localidad no es, digamos una al azar, Dehesa de Fuenlabrada, en Cuenca. La escaleta del telediario habla un día sí y otro también del último fichaje merengue, de la agenda de Ayuso, de qué bonita la Feria del Libro en el Retiro. A Chema García Ibarra (Elche, 1980) le asalta una sensación parecida, el mismo hastío, cuando comprueba que en las películas el resto de España tampoco existe. Como buen enemigo de los lugares comunes, a él le gusta rodar, asegura, "fuera de las capitales culturales donde aparentemente sucede todo. Ya vale con esa repetición en las películas de las mismas calles de Madrid, las casas de Malasaña", opina mientras un gesto de pereza asoma bajo su perfilado bigote. El director aboga por la diversidad, que se cuelen "los acentos, las comidas propias, la música que se escucha" en cada zona. Acorde con esa filosofía, para su primer largometraje, Espíritu sagrado, García Ibarra ha elegido su ciudad natal, que ya aparecía en sus celebrados cortos. "En ese sentido, aquí hay cero innovación: es lo que siempre he hecho", bromea.

Su película capta con sensibilidad costumbrista la idiosincrasia levantina, pero también le ha salido a García Ibarra una obra deliciosamente marciana, algo de otro mundo. Porque el creador leyó mucha ciencia-ficción en la adolescencia, "en esa edad en que se te forma la cabeza", y aquella educación sentimental bizarra le dejó una huella que no ha podido ni querido borrar. En su filme, unos cuantos devotos de la ufología se reúnen cada semana en una inmobiliaria. Una niña ha desaparecido y ha dejado perpleja y huérfana a su gemela. A partir de ahí, muy diversas formas de tener fe, o de engañarse, y las creencias más inesperadas se suceden. Por ejemplo, hay quien afirma que si echas arena del cementerio sobre la cama dormirás a pierna suelta. "Eso lo leí en un libro, La rama dorada, de James George Frazer, en el que el autor recoge rituales y costumbres del mundo, de África o de Sudamérica, en una suerte de antropología comparada. Me encantó esa historia y quise recuperarla", cuenta el director, a quien le inspiran los pequeños detalles que se va topando en el camino, "las microideas. El otro día oí algo que ya no se me va a olvidar. Alguien le decía a otro: Se escribe con b, con b de subnormal. Yo almaceno todos esos datos, esas situaciones, y los acabo recuperando. Me produce placer meterlos en una película porque sé que la enriquecen".

Los actores Nacho Fernández y Llum Arques, con el director Chema García Ibarra. Los actores Nacho Fernández y Llum Arques, con el director Chema García Ibarra.

Los actores Nacho Fernández y Llum Arques, con el director Chema García Ibarra. / Lolo Vasco

Espíritu sagrado, como ocurría con los cortos anteriores de García Ibarra, propone al espectador una experiencia imprevisible, y su generosa inventiva llamó la atención en el Festival de Locarno, donde consiguió una mención especial. Pero el director acude al rodaje con todo medido, sin dejar espacio para la sorpresa, como explicó en su encuentro con la prensa. "No me gusta filmar nada que no vaya a usar en montaje. Rodamos en celuloide, lo que quiere decir que cada vez que le das al botón de grabar es como si te dedicaras a tirar euros, de modo que antes de empezar nos preguntamos, y tenemos muy claro, el plano que queremos", dice un realizador que siempre toma El dinero de Robert Bresson como referencia. "En esa película, cada plano está donde tiene que estar. Hay una imagen de una mano que sostiene unas pastillas, y a esa escena le sigue la de una ambulancia, no nos ha hecho falta ver que se han tragado esas pastillas. Pues nosotros, Ion de Sosa [director de fotografía] y yo buscábamos esa esencia, esa depuración".

No obstante, García Ibarra prefiere que su reparto no memorice los diálogos. "Leemos el texto una vez y luego cada actor debe decir lo que recuerde, añadiendo sus propias palabras, su cadencia", comenta el ilicitano, que también marcó otra pauta para reforzar la naturalidad de sus intérpretes. "No me dan miedo los errores, si alguien balbucea o dice una frase a destiempo, porque así es la vida. A mí el error me parece decir Corten", mantiene. A Nacho Fernández, que encarna al protagonista, el camarero del bar Charly fascinado por los ovnis, le dio dos opciones: pasarle el guión completo o sólo la parte en la que habla su personaje, sólo la información de la que dispone éste. Y Fernández, que acudió ayer al estreno junto a otra integrante del elenco, la niña Llum Arques, escogió la segunda alternativa.

El director fomenta la naturalidad en los rodajes. "No me dan miedo los errores", dice

Las expectativas que habían generado los cortos de García Ibarra, alucinados y atravesados de un espléndido humor que alguien comparó hoy con Roy Andersson, propiciaron que los productores se embarcaran en la película antes incluso de leer el guión, como reconoció Miguel Molina. "Y en todos los sitios a los que llamábamos", recuerda el productor, "nos decían que sí, algo que no nos había ocurrido nunca", apunta sobre un filme respaldado por numerosas instituciones y seleccionado en la incubadora de proyectos de la Escuela de Cine de Madrid (ECAM) The Screen. La proyección en Sevilla, una de las más aplaudidas hasta la fecha en el festival, confirma que la apuesta ha llegado a buen puerto. Que había que tener fe. Que Elche también existe.

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