"Estar divina depende de lo que transmites, no de la ropa"
Carmen Lomana. 'Celebritie'
La colaboradora televisiva afirma que se puede ser 'glamourosa' con poco dinero Se conserva tan bien, dice, gracias a su genética
Habitual colaboradora en televisión e invitada a fiestas con estilo, casi nadie en España ignora quién es Carmen Lomana. Sinónimo de glamour y de popularidad, pocos saben que esta leonesa de 65 años (al menos estos son los que reconoce) es la hija mayor de los cuatro hijos del banquero Heliodoro Carmelo Fernández de Lomana y Pereletegui, procedente del País Vasco y de antepasados franceses. De joven trabajó en varias oficinas del BBVA y en el Banco Santander. Contrajo matrimonio con un diseñador industrial chileno que se estableció en España, Guillermo Capdevila, que falleció en un accidente de tráfico en 1999 a la edad de 51 años. Tras dejar la banca, se inició en el coleccionismo de Alta Costura. Su última aventura ha sido la de protagonizar la campaña del número de información telefónica 11888 junto a otros rostros populares como Santiago Segura y Mario Vaquerizo.
-¿Cómo ha acabado Carmen Lomana en una campaña telefónica?
-Me parece fantástico. Yo soy usuaria del 11888 y me pareció muy divertido. Además, con el grupo de personas que estoy, que son todos amigos y les tengo mucho cariño. Pero bueno, aunque no fuera trabajo, da lo mismo: me ha gustado mucho. Ya verá el vídeo, qué divertido y qué bonito.
-¿Le gustan los retos?
-Mi vida ha sido un reto continuo siempre y en los últimos años más que nunca, porque estoy haciendo cosas que nunca jamás me hubiese imaginado.
-Pero, ¿exactamente en qué trabaja?
-Trabajo muchísimo. He trabajado toda mi vida y fundamentalmente trabajo llevando mis cosas. Estoy viuda y no tengo nadie que me mantenga, ni lo pretendería, porque trabajo desde los 18 años. En televisión, yo creo que todo el mundo sabe más o menos lo que he hecho: ahora estoy con Nieves Herrero el domingo por la tarde, también en El cascabel al gato y en Telecinco he empezado De buena ley.
-Y luego están sus libros.
-En marzo publiqué el último (El glamour inteligente), que el día 27 salió para iPad en 50 países.
-¿Ha leído alguna vez su biografía en Wikipedia?
-No. Porque, para empezar, la fecha de nacimiento estaba mal. No sé si lo habrán cambiado, porque lo dije. Y luego también han puesto algo, ahora no recuerdo bien, que también era inexacto. Mi biografía real está en mi página web.
-En Wikipedia hablan de su pasado profesional en un banco. Ahora la vemos sobre todo en la tele. Vaya cambio, ¿no?
-En un banco trabajé en Londres más de dos años. Fui a estudiar a Londres y quería quedarme allí. Mi padre era director general del Banco de Santander y por esa razón dije: 'bueno, van a abrir Banco Santader en Londres, así que me quedo'. Me apetecía aprender banca y estuve unos años muy feliz. Luego me casé y vivía entre Londres y San Sebastián. Hubo un periodo de mi vida que tuve una tienda de moda en San Sebastian fantástica, se llamaba Lomana Moda. La tuve siete años y me cansé. Me gustan los retos, empezar cosas que nunca he hecho.
-¿Se puede ser glamourosa o estar divina de la muerte con un sueldo de 1.000 euros al mes?
-Se puede. Ser glamourosa o estar divina no depende de lo que te pongas encima. Es más, lo que transmites como persona o una serie de cosas que, a veces, son muy difíciles de explicar, porque son intangibles. Que es más difícil cuidarte con un sueldo de 1.000 euros en cuanto a cuidados que son caros, indudablemente, claro. Pero yo creo que una mujer simplemente con que no beba alcohol, se cuide la alimentación y use cremas hidratantes, que las hay baratísimas, no necesita tener mucho dinero para estar espléndida. Y conozco mujeres con muchísimo dinero que están fatal.
-¿Y el gimnasio?
-No voy nunca. Nunca he pisado un gimnasio.
-He leído una entrevista en la que asegura que sólo se operó los párpados.
-Efectivamente, abajo y arriba. Pero me operaría mañana si lo necesitase. Tengo una genética muy buena, una estructura ósea muy buena y también, heredado de mi padre, tendencia a bolsas. De mi cuerpo lo peor son mis ojos.
-Es decir, que está como está sin ir nunca al gimnasio y sin operaciones. ¿No tiene más secretos?
-Como todas las mujeres, me pongo dos veces al año vitaminas y ácido hialurónico Restylane para mantener el colágeno de la piel, pero nada más. Si ves a mi madre, que tiene 90, entendería la genética de mi familia. Y mi padre también era extraordinario. Era un hombre elegantísimo y guapísimo. Murió de cáncer.
-¿Qué mentiras ha oído sobre usted en este sentido?
-Esas me dan igual, porque la cirugía estética se ha hecho para las personas, no para los perros. Y me parece que una de las cosas que más hace por la autoestima de la gente es una operación. De repente, se puede recuperar la seguridad en sí mismo.Creo que es terapéutico. La mentira más grande que se ha dicho sobre mí y que más me ha dolido es que me había casado con un hombre de 80 años y que le había arruinado. Eso lo han dicho señoras de la sociedad de Madrid cuando llegué porque como vieron que vivía bien...
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