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"No me enamoraría de alguien que no me dejara ser yo"
Clara Montes, cantante
La cantante presenta 'Sinfónica Clara' la apuesta más ambiciosa de su carrera, realizada en Gijón y con las colaboraciones de figuras como Dorantes, Tony Zenet, Pepe Habichuela y Josemi Carmona.
Su voz cristalina, su seriedad como artista y sus seis álbumes anteriores son una inmejorable carta de presentación para esta mujer que, navegando en los mares de la copla, ofrece ahora un recorrido titulado Sinfónica Clara donde, tras una grabación en directo, ha recopilado temas como La tarara, Y sin embargo te quiero o Te recuerdo Amanda. Eso sin olvidar su personal homenaje a Carlos Cano a través de las Habaneras de Cádiz, María la portuguesa o La murga de los currelantes. Un gran espectáculo que todos podemos disfrutar tanto en el CD como en el DVD que adjunta la nueva apuesta de la cantante.
-¿Qué tal la experiencia de poder trabajar con una orquesta sinfónica?
-Increíble. Tener 50 profesionales acompañándote es una emoción tan grande que, tan sólo la vibración, te hace flotar. Aparte, he descubierto registros nuevos pues, en el fondo, los grandes intérpretes de la historia empezaron haciendo eso.
-¿Cuáles piensa que son las claves para que Clara Montes haya resistido sin tener que claudicar, por ejemplo, a la información del corazón?
-La autenticidad y la entrega. No existe otro secreto. Lo mío no es una gran popularidad en ese sentido (y tampoco la quiero). Pretendo contar cosas a través de mi labor y eso, y no con quien me acueste, es lo interesante.
-Sea como sea, el suyo es un terreno muy dado a los halagos… ¿Quién le baja los pies a la tierra?
-Yo misma. Para mí, nunca está nada bien. Todos me dicen que debiera relajarme más porque siempre veo fallos y, con los años, intento calmarme pero es complicado.
-¿Es cierto que a los discos se les quiere igual que a los hijos?
-No. Por supuesto que no. A mi hijo lo quiero más que a nada en el mundo. Los discos son instantes donde se expresan emociones. Es una forma de ganarse la vida.
-Entonces, generalizando, ¿qué significa la música para Clara Montes?
-Mi forma de vivir. Pase lo que pase, quien me quiera tiene que aceptar que está ahí. Si mi pareja no lo entendiera, no estaría con él. No me enamoraría de alguien que no me dejara ser yo, sino de quien me ayudase y no me entorpeciera el camino.
-Pero se suele comentar que quienes se dedican al espectáculo son personas complicadas, bohemias, difíciles para convivir…
-Lo raro hoy día es ser normal. Hay demasiadas tonterías por ahí. He conocido a los más grandes y, en el fondo, son gente sencilla. Tal vez se esconden así para poder tener una cierta normalidad alrededor.
-¿Es usted tan romántica como transmite su forma de cantar?
-Sí. Soy bastante romántica pero, a la vez, bastante pragmática. Me emociono fácilmente y suelo llevar los sentimientos a flor de piel. Por otro lado, tampoco es que sea demasiado idealista.
-¿Por qué parece que, en la copla, siempre se vuelve a los mismos títulos?
-Bueno, hay que reconocer a los grandes clásicos. Eso es esencial aunque, de igual forma, debemos evolucionar y crecer. Una copla debe tener presentación, nudo y desenlace. Son romances con un gran componente andaluz.
-¿Es Sinfónica Clara la recompensa a su carrera?
-No. Es la producción más ambiciosa pero la he hecho yo. He pedido la carta de libertad a mi compañía para lanzarla, porque hay que ser valiente. Anteriormente, por mi carácter, me había implicado mucho y, al no depender de terceros, lo he hecho más todavía. Son melodías que forman parte de mí misma y que, prácticamente, conozco desde que tengo uso de razón.
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