"He intentado dar a mi hija el orden que a mí me faltó"
Isabel Sartorius Novia del Príncipe entre 1989 y 1993, se ha confesado públicamente en su libro 'Por ti lo haría mil veces'
Es muy nerviosa y habla con pasión de adolescente sobre un libro que ha realizado con la intención de ayudar a todos los que puedan verse, como ella, envueltos en una situación de codependencia como la que mantuvo con su madre, Isabel Zorraquín. Una mujer que tuvo problemas con las drogas y que proyectó sobre su hija, Isabel Sartorius, una serie de desequilibrios emocionales de los que ésta consiguió curarse con tiempo, muchas terapias… y, especialmente, muchas ganas de seguir adelante. Ahora, en la plena madurez de sus 47 años, la ex novia del príncipe Felipe también se sincera sobre la etapa que pasó al lado del monarca y, más allá, sobre lo concerniente en torno a la maternidad de su hija Mencía, adolescente de 15 años fruto de su amor con Javier Fitz-James Stuart.
-¿No le preocupa haberse sincerado tanto en su publicación?
-En realidad, me daba igual. Estaba obsesionada con la codependencia. Al morir mi madre pensé que tenía que escribir para que nadie pasara lo mismo que yo con eso. Se puede salir y es algo que va más allá de la discreción. Mucha gente se suicida por culpa de la afección que relato. Miro el mundo como una familia, no desde mi ombligo.
-¿Tanto le afectó tener esa progenitora?
-Mucho. Mi vida emocional y psicológica solo giraba alrededor de ella y eso te acaba anulando como persona. Es una esquizofrenia al cien por cien, un control constante que se llega a volver crónico. Algo similar a lo que les pasa a las personas que sufren maltrato.
-¿Cómo lo superó?
-Con veinte años de tratamiento. Me he esforzado en que a Mencía no le pase lo mismo. Al final, queda un componente de adrenalina y adictivo que provoca que, una relación "normal", sepa a demasiado poco.
-Entonces, ¿le han quedado secuelas?
-Hombre, puedo ser un poco controladora pero porque soy muy mandona. En realidad, lo que me sucedía era con mi madre porque, más tarde, mis relaciones de pareja han sido muy sanas, la verdad. Fracasaron porque estaba en otra guerra y no invertí en ellas lo que necesitaban.
-¿Queda algo de rencor hacia la figura materna?
-Cero rencor. No puedes guardárselo. Hay un prejuicio que apunta a la que, los ricos que se drogan son enfermos y, los pobres, miserables pero, al final, son almas en vilo que no pueden estar sin "colocarse". Todos son casos parecidos.
-¿Ha sentido la tentación de probar las drogas alguna vez?
-Jamás. Les coges rechazo.
-¿Y su hija? ¿Qué opina de esta aventura literaria?
-Ella sabe de qué va el texto. Tiene claro que es una cuestión dañina pero le falta madurez para afrontarlo. Le he intentado dar lo que a mí me ha faltado: orden, tranquilidad…
-¿Continuará como autora?
-No. Ha sido algo puntual. Me he implicado al cien por cien pero nada más.
-Claro que no faltan las páginas dedicadas al príncipe Felipe…
-Diez de 310. Fueron cinco años maravillosos pero sin ningún morbo. Una etapa que desencadena una especie de lucha interna en mí…
-¿Quiere pronunciarse sobre la familia real en la actualidad?
-No. No es mi tema.
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