Pasarela

Una vida marcada por la decadencia

  • Desde su infancia a Julián Contreras Jr. le ha pesado la personalidad de su madre, Carmina Ordóñez. El hermano de Fran y Cayetano confiesa que se encuentra en uno de sus peores momentos.

Diez años han pasado desde la muerte de Carmina Ordóñez pero la que fuera reina de las revistas del corazón continúa marcando la trayectoria de su hijo pequeño tanto como lo hizo en vida. Desde su infancia a Julián le tocó vivir de primera mano lo peor de la vida de su madre. En 1994, cuando solo tenía 8 años, sus padres se divorciaron y aunque siempre ha contado con el apoyo de su padre le tocó hacer frente en solitario a muchos problemas relacionados con el ritmo de vida de Carmen y sus problemas de adicción, que le hicieron madurar cuando aún no le tocaba. A esto hay que sumar que la relación con sus hermanos Francisco y Cayetano no era todo lo buena que tenía ser para encontrar en ellos un hombro en el que apoyarse y hacer más llevadera la situación. Julián vio a su madre enferma, deprimida, en situaciones desagradables. Cuando se divorció de Julián Contreras, la Divina tuvo otras parejas. Algunos de los que fueron novios de su madre no hicieron más que aumentar la desesperación de su hijo porque sabía que no eran buena compañía. Y pese a sus intentos por evitarlo, el 23 de julio de 2004 recibió el golpe más duro de su vida. Su madre apareció muerta en su casa y ahí comenzó el declive definitivo de Julián. Si fue duro hacer frente a este hecho, más lo era tener que escuchar las especulaciones sobre el fallecimiento de la persona a la que más quería. Además el joven se siente culpable por no haber cogido a su madre de la mano por última vez y hace unos días ha asegurado que eso le perseguirá "de por vida".

Ese infortunado día comenzó una nueva etapa en su vida. Desde entonces su afán por mantener limpia y viva la memoria de su madre fue su mayor lucha. Intentó de varias maneras dar su versión sobre sus vivencias con ella y lo que rodeaba su muerte. Publicó el libro Querida mamá, concedió varias entrevistas en revistas del corazón y en programas de televisión,  y apoyó la emisión de una mini-serie dedicada a Carmina. Sus declaraciones públicas no eran del agrado de sus hermanos, lo que aumentó aún más la brecha entre ellos. La muerte de su tía Belén Ordóñez tampoco estuvo exenta de polémica. Julián revivió los momentos de la muerte de su madre y tuvo que escuchar de nuevo comentarios sobre la forma de vida que habían llevado las dos hermanas.  Entre todos esos episodios tan duros desde hace un tiempo parecía que todo le iba mejor. La relación con sus hermanos se fortaleció. Incluso con Kiko Rivera, hermano de sus hermanos, también empezó a tener  buena sintonía. Comenzaron a aparecer juntos en varios actos públicos, escribió el libro De Rivera a Ordóñez sobre la vida de su hermano Fran, él y Cayetano acompañaron a Francisco a los juzgados cuando tuvo que luchar por la custodia de su hija Cayetana, y aunque no acudió a la boda religiosa de su hermano mayor con Lourdes Montes, sí lo hizo a al ceremonia civil de hace un año.  A Julián el amor no le ha sonreído, pero intentaba tomárselo con risa. Apareció en el programa Mujeres y hombres y viceversa y se abrió una cuenta en una red social para ligar. En lo laboral su espíritu emprendedor le llevó a abrir un restaurante en Sevilla que ahora ha tenido que cerrar. Todas estas buenas nuevas no hacían sospechar que detrás se encontraba un Julián hundido al que aún le persigue el lado más oscuro de Carmina. En los últimos días ha confesado que pasa por una depresión debido a su mala situación económica de la que no había hecho partícipes ni a su padre ni a sus hermanos.

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