Homicidio por omisión

El hombre acusado de dejar morir a su madre: "Yo no quería que muriese, quería seguir escuchando su voz"

José Francisco P.R., este lunes en la Audiencia de Sevilla antes del inicio del juicio.

José Francisco P.R., este lunes en la Audiencia de Sevilla antes del inicio del juicio. / María José López (Europa Press)

Un jurado popular ha empezado a enjuiciar este lunes en la Audiencia de Sevilla a José Francisco P.R. por la muerte de su madre. La Fiscalía le atribuye un delito de homicidio en comisión por omisión, ya que entiende que dejó de cuidarla y con ese comportamiento provocó su fallecimiento, y solicita diecisiete años de cárcel al considerar que el delito se agrava por la vulnerabilidad de la víctima. El encausado se ha defendido alegando que, después de más de una década ocupándose en solitario de su progenitora, acabó "bloqueado y paralizado", y ha dejado claro que "de ninguna de las maneras" buscó el fatal desenlace. "Yo no quería que mi madre muriese, yo quería seguir escuchando su voz y decir 'niño' cada vez que abría la puerta de su piso", ha asegurado.

El procesado vivía en Triana y su madre, en Sevilla Este. La víctima era viuda desde 2010, tenia 88 años y sufría un grave problema de colon que la obligaba a llevar una bolsa para depositar sus necesidades. Cuando su hijo la descubrió ya sin vida y llamó a los servicios de emergencias, los sanitarios comprobaron que la vivienda presentaba unas condiciones "inhumanas", que ella padecía úlceras de todo tipo que incluso alcanzaban algunos huesos y que "larvas de moscas campaban a sus anchas por su cuerpo", según ha destacado la fiscal en sus alegaciones previas.

"Tres semanas antes de su muerte, ella se encamó", ha explicado el acusado. Es decir, que por su propia iniciativa decidió no levantarse de la cama. "Ella no quería salir, siempre fue así y con la muerte de mi padre fue a más. Del médico no quería absolutamente nada. Tenía que estar yo siempre pendiente", ha recalcado José Francisco, que solía comer con ella "dos o tres veces a la semana" cuando trabajaba en el polígono La Red y después se pasaba "casi siempre" los fines de semana.

Durante esas tres semanas en las que su madre no abandonó la cama, él la visitó "diariamente" a pesar de que vivía "en la otra punta de la ciudad", como había referido antes su abogado. Es más, su pareja se marchó de vacaciones y él se quedó para seguir auxiliando a la víctima, según ha contado. Lo hacía comprándole comida y medicinas, básicamente.

El "estrés del cuidador"

El gran quid del caso, y por tanto del juicio, es por qué no pidió asistencia profesional cuando vio el deplorable estado en que se encontraba su madre, sobre todo a raíz de no salir de la cama y no cambiarse ni la bolsa de la colostomía. Durante las alegaciones previas, su letrado se ha escudado en que padeció el "estrés del cuidador". Durante el interrogatorio, el acusado se ha referido a esa patología pero con otras palabras. "Yo estaba absolutamente paralizado y bloqueado. No era capaz de hacer nada, vivía en una pesadilla cuando estaba allí, en el trabajo o en mi casa. Y lo que veía era como si no lo estuviese viendo. Mi único anhelo era abrir la puerta del piso y escuchar 'niño'. Yo estaba sobrepasado por la situación", ha detallado.

"Yo hacía las cosas como un autómata. Si estaba en el trabajo, estaba sufriendo; si estaba en casa, estaba sufriendo. No tuve un momento de lucidez de decir 'no puedo más con esto'. No podía. Y esto ya lo llevaré hasta que me muera. A mí me cuesta mucho afrontar conflictos. Aún hoy en día no puedo entender cómo pude soportar ese sufrimiento alimentado por tantos años de responsabilidad y soledad. Me sentía absolutamente solo, con la responsabilidad de pensar 'si me pasa algo, qué va a ser de mi madre'. Y esto no es de 2022, 2021 o 2010, es de toda la vida", ha reflexionado.

"Aquí estamos hablando del final, pero durante muchos años viví una soledad y el peso de la responsabilidad porque es mi forma de ser, y mire dónde me ha llevado. Yo vivía con la sensación de que eso era mi responsabilidad", ha proseguido José Francisco P.R., que ha insistido varias veces en que su madre "no quería allí a nadie", ni siquiera "a los familiares con quienes tenía más relación", como una prima y una tía del acusado que acostumbraban a visitarla o llamarla con cierta regularidad. "A quien quería era a mí. No le abría la puerta a nadie. Tras la muerte de mi padre, mi madre vivió los años que vivió exclusivamente por mí", ha afirmado.

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