Condenado a ocho años de cárcel por intentar violar y matar a una amiga que fue a darle un porro en Alcalá

Tentativa de agresión sexual y de homicidio

Rafael L.B. atacó a la víctima cuando fue a su casa y llegó a apuñalarla "al menos" tres veces con un cuchillo de cocina de medio metro, pero ella se salvó porque se resistió y planteó una "fuerte oposición"

Detenido un hombre que apuñaló a una amiga para violarla en Alcalá de Guadaíra

Un abogado de Alcalá es condenado por tirar matarratas al patio de un vecino y será investigado por faltar al respeto al juez

El detenido, trasladado a los juzgado de Alcalá de Guadaíra.
El detenido, cuando fue trasladado a los juzgados de Alcalá de Guadaíra en mayo de 2022. / DGP

Un acuerdo con la Fiscalía y con la víctima, una amiga a la que trató de matar con un cuchillo de cocina de medio metro de longitud después de ver frustrado su intento de violarla, ha permitido rebajar de doce a ocho años de cárcel la pena que la Sección Tercera de la Audiencia de Sevilla ha impuesto a un delincuente de Alcalá de Guadaíra juzgado por ese doble delito (homicidio y agresión sexual) en grado de tentativa. En la sentencia, fechada el 15 de mayo, la Sala condena a Rafael L.B. a seis años de prisión por el intento de homicidio y dos por el intento de violación. Tampoco podrá acercarse a menos de 200 metros de la víctima durante quince años. Y además deberá indemnizarla con 23.808,55 euros: 13.808,55 por las lesiones y secuelas y 10.000 por el daño moral. Durante el juicio, celebrado el 11 de mayo, el acusado y su abogado se mostraron conformes con ese castigo. Es comprensible porque el reo (llegó a la Audiencia desde la prisión) se exponía a una petición inicial de nueve años por el intento de homicidio y tres por la tentativa de agresión sexual.

Los hechos, que el acusado reconoció, empezaron sobre las 4.30 de la madrugada del 16 de mayo de 2022. Rafael L.B., de 42 años, pidió un porro a la víctima y esta, tras coger uno en su casa, se dirigió al domicilio del otro para dárselo. “Guiado por el ánimo de satisfacer sus deseos libidinosos de acceso carnal”, el encausado le dijo que esperara un momento y fue a la cocina. De allí regresó con un cuchillo de unos 50 centímetros. Al verlo, ella intentó huir pero él la cogió del brazo, la metió “a la fuerza” en la vivienda, la golpeó en la cara y, mientras le tiraba del pelo, la llevó a su dormitorio “por la fuerza”.

Una vez allí, la echó sobre la cama y siguió dándole golpes mientras “le decía reiteradamente que o la violaba o la mataba”. De ese modo consiguió tumbarla boca arriba y, tras colocarse encima y “valiéndose de esta posición de superioridad”, trató de quitarle la chaqueta “para tocarle los pechos”. No lo consumó gracias a “la constante oposición y resistencia” de ella, que además se zafó de su agresor y volvió a buscar la puerta de salida. Lo logró a la segunda, después de ser alcanzada de nuevo y de que Rafael L.B. la golpease y la cogiese del pelo por segunda vez.

No terminó ahí su calvario, sin embargo. Como la puerta tenía las llaves puestas, al procesado le dio tiempo de recuperar el cuchillo, que se le había caído durante la primera fase de la agresión, y “con absoluto deprecio por la vida ajena” se lo clavó a la mujer por la espalda. “Me vas a meter preso, me vas a buscar una ruina, te tengo que matar”, le dijo. Una de las cuchilladas le dio en la espalda y otra en la pierna izquierda. Aun así, la víctima pudo salir de allí y se refugió en casa de un primo.

El suceso ocurrió en la calle Pintor García Ramos, en Alcalá de Guadaíra.
El suceso ocurrió en la calle Pintor García Ramos, en Alcalá de Guadaíra. / M.G.

Además de distintas heridas y contusiones en el cuero cabelludo, la espalda, la pierna izquierda, la frente y los ojos, la víctima acabó con un trastorno adaptativo moderado y necesita un tratamiento farmacológico y psicoterapéutico. Así consta en la sentencia, facilitada por la oficina de prensa del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA).

"Me vas a meter preso y me vas a buscar la ruina; te tengo que matar", le dijo el acusado a la víctima

La Sala argumenta que el criminal “realizó todos los actos que objetivamente deberían producir el resultado letal buscado”. Por suerte no se produjo, pero fue por “circunstancias o causas ajenas a su voluntad”. Es decir, por “la fuerte oposición” de la mujer, a la que “golpeó repetidas veces” mientras le decía “te tengo que violar o matar’, ‘me vas a meter preso, me vas a buscar una ruina, te tengo que matar”. Y también usó un cuchillo “de grandes dimensiones” con el que la alcanzó “al menos” tres veces. “Todos los actos deberían haber producido como resultado la muerte de C., pero esta no se produjo al zafarse y huir”, relatan los magistrados.

El “ánimo de matar” no sólo queda confirmado por lo que ocurrió, sino también por el “propio reconocimiento” del encausado de que ese era su objetivo. Rafael L.B. admitió ante el tribunal que “intentó violar a C. y acabar con su vida”, dice la sentencia. Y hay más pruebas, como los “vestigios” hallados en su domicilio y una muestra de ADN que ratifica que los restos de sangre que había en el cuchillo y en la ropa del sospechoso correspondían a la mujer.

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