Un preso yihadista de Sevilla-II amenaza con "coger una furgoneta y hacer como en las Ramblas"
El interno, condenado entre otros delitos por captación terrorista, aseguró que las cárceles son una "fábrica de terrorista" y dijo que pasaría de ser simpatizante a "soldado del Daesh"
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Un preso yihadista que está encarcelado en la prisión de Sevilla-II, en Morón de la Frontera, pidió progresar del primer al segundo grado penitenciario pero la junta de tratamiento de esta cárcel se lo rechazó porque su conducta y las manifestaciones que realizó no demostraban precisamente que se hubiera reinsertado. El interno llegó a asegurar, en las entrevistas que mantuvo con los trabajadores del centro, que el sistema de prisiones es una "fábrica de terroristas, que España es un país islamófogo" y amenazó con que, si pasaba toda su condena en primer grado, cuando saliera de la cárcel "cogerá una furgoneta y hará como en las Ramblas", en alusión a este atentado terrorista en pleno corazón de Barcelona.
Así lo recoge un auto de la Audiencia Nacional que ha desestimado el recurso de apelación que presentó el interno contra la decisión del juzgado central de Vigilancia Penitenciaria, que rechazó la queja del recluso contra la decisión de la dirección general de Ejecución Penal y Reinserción denegando su progresión al segundo grado penitenciario, un régimen más abierto y que disfruta la mayoría de la población reclusa.
En las entrevistas, el interno también dijo que "no le quedará más remedio que ir a vivir a Afganistán o Siria" y en el último contacto "acabó con la frase lapidaria: yo era simpatizante del Daesh, ahora voy a ser soldado del Daesh", recoge el auto. Para los expertos de la prisión, el condenado realizó estas manifestaciones "quizá movido por la frustración al notificarle que no le habíamos incluido en el programa de régimen cerrado ya que en el mismo participan en la actualidad tres internos de confesión musulmana y motivos de seguridad desaconsejaban que compartan ese espacio de trabajo".
La junta de tratamiento de Sevilla-II elevó en diciembre de 2021 su propuesta a la dirección general de mantener al interno en primer grado "debido a su pertenencia a organización terrorista, la no asunción de la responsabilidad civil derivada del delito y al aprovechamiento de actividades formativas", proponiendo también el traslado da otra cárcel por haberse agotado los recursos para su tratamiento.
El interno había sido condenado a una pena total de 13 años y tres meses de cárcel en relación a seis causas judiciales, entre ellas por delito de captación terrorista, así como por robo con violencia, lesiones, amenazas y coacciones, y quebrantamiento de condena; y está previsto que salga de la cárcel en 2028.
Alegó que no participó en "motines"
El yihadista alegó que los delitos por los que ha sido condenado "son de baja intensidad, castigados con penas leves, el más grave es el delito de captación de miembros para organización terrorista" y también dijo que "no es una persona violenta, no ha cometido delitos contra la vida o la integridad física de las personas".
También alegó que no estaba de acuerdo con el contenido del auto cuando afirma que "ha participado en motines, plantes y agresiones físicas, así como nuemerosas infracciones disciplinarias porque no existe prueba de ello" y negó igualmente haber estado en posesión de armas de fuego y la tenida de drogas tóxicas, estupefacientes y sustancias psicotrópicas. Aseguró que fue calificado en primer grado porque "así lo disponía la sentencia condenatoria, pero no hubo una evaluación previa a su clasificación".
Sin embargo, la junta de tratamiento había pedido el cambio de prisión por su alta peligrosidad, dado que entre los años 2015 y 2020 había protagonizado un total de "28 incidentes regimentales, la mayoría por insultos, amenazas o coacciones a funcionarios teniendo tan sólo un incidente por agresión a otro interno", si bien desde julio de 2020 no tuvo ningún incidente nuevo.
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