Opinión

Disculpe si le ofendo (homenaje a la Constitución)

El abogado José Manuel Carrión

El abogado José Manuel Carrión / DS

Decía Carlos Gardel que veinte años no es nada. Ni veinte años, ni cuarenta, son nada. Una Constitución que ha atravesado la primerísima juventud de cuarenta años se encuentra en el inicio de su vitalidad. Se dispone a comenzar la etapa de afrontar los retos que suponen la adaptación a una realidad que se abre llena de incertidumbres. Estas dubitaciones que se introducen en su ánimo, son envites que deben servir para que se consolide en el futuro con denuedo de una permanencia aún mayor que los cuarenta años que hoy se cumplen.

 

Por ello, es necesario recordar que las grandes constituciones se sostienen a través de los años de un modo casi inveterado, pese a las acometidas de cada época. La Constitución de los Estados Unidos prolonga su temporalidad desde 1787, 241 años, y ha sido objeto de numerosas adaptaciones, hasta 27, sin que estas hayan visto alterados o modificados sus principios. Estos acomodos son reflejo del pensamiento ilustrado y se apoyan en la razón como argumento esencial.Y, sobre todo, han sabido conciliar las necesidades, los valores y los principios con la soberanía popular.

 

Cuando se cumplen los 40 años de vigencia de la Constitución Española de 1978, son los principios del artículo 1 de la misma los que tienen que ser observados como sostén de lo venidero. 

 

La Libertad, la Justicia, la Igualdad y el Pluralismo Político sirven de base a la construcción de un Estado Social y Democrático,de Derecho. Esta es la esencia de nuestra convivencia.

 

Sin entrar a considerar lo que cada uno de esos principios y bases reflejan, frente a los que pretendan olvidarlos o construir en contra de ellos una realidad paralela al margen de la convivencia, al otro lado de la razón, los demócratas tendremos que admitir que la hoy homenajeada puede admitir retoques y reformas, algunas de consideración, a fin de embellecer y optimizar los cimientos referidos. 

 

A su vez, y como reflejo de lo anterior, en aras de consolidar el entendimiento y la tolerancia, el Estado conseguirá idealizar y acicalar la norma fundamental si se supedita y ofrece una respuesta que respete y mejore los instrumentos que ya se recogen en síntesis en su corporeidad y que no son otros que los siguientes:

 

1º.- Controles y equilibrios entre los poderes del estado. El legislativo controla al ejecutivo, el ejecutivo al legislativo, el judicial a ambos, siendo dicha fiscalización ejercida, del mismo modo respecto del poder judicial.

2º.- Separación de poderes: legislativo, ejecutivo y judicial, deberán tener una real y efectivadiferenciación de competencias.

3º.- Centralización y/o federalismo consistente en la compartición de poderes entre los del estado central y cada uno de los territorios que componen la unión.

4º.- Forma de gobierno sostenida en la participación ciudadana en la elección de losrepresentantes de cada uno de los poderes, siendo incluso deseable que su Jefe del Estado fuera elegido por la Soberanía Popular.

5º.- Derechos individuales, incluyendo derechos civiles, económicos y políticos que se sustenten en la libertad, la vida y la propiedad adaptada a las funciones sociales que sean necesarias a fin de evitar las desigualdades.

6º.- Gobierno limitado en el tiempo, con restricción de los mandatos a 2 para todos los representantes de cada uno de los poderes.

7º.- Soberanía popular, siendo esta el destello y el sustento en el que se apoye la participación real y efectiva de los ciudadanos en la actividad pública, para que exista un auténtico control de los representantes en el mandato que se les otorgue.

 

Perdone si le ofendo, pues no es mi intención, pero, desde la admiración de ser una compañía fantástica para la ciudadanía durante todo este intervalo de vigor, y ante tantas alabanzas a su belleza y trascendencia, sin dejar de piropear sus líneas matrices, usted necesita atravesar las operaciones necesarias a fin de mejorar sus prestaciones y que, con ello, su trayecto temporal se prolongue no veinte, ni cuarenta años, que no son nada, sino doscientos años más, y que las generaciones futuras sepan sentirse orgullosas de lo que un día tuvo su origen en un esfuerzo ímprobo y adecuado a lo que, en su momento, fue una solución de compromiso para avanzar y despegarse de lo siniestro de cuarenta años sombríos.

 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios