Relaciones vecinales

La denunciante compulsiva

  • Un juzgado cita como investigada a una vecina por las supuestas coacciones al dueño de un bar al que lleva años denunciando sin éxito, dado que todas las denuncias han acabado en absolución

Varias personas en el bar La Taberna, cuyo propietario ha denunciado por acoso a una vecina.

Varias personas en el bar La Taberna, cuyo propietario ha denunciado por acoso a una vecina. / juan carlos muñoz

Un juzgado de Sevilla ha citado a declarar en calidad de investigada por un delito de coacciones a una vecina que ha denunciado de forma compulsiva al dueño de un bar en todas las instancias donde ha podido –Policía Local, Policía Nacional, juzgados, Medio Ambiente, Consumo, etc.– y en todos los casos el propietario ha sido absuelto.

El abogado David Andana Serrano, que representa al dueño del bar La Taberna, ubicado en la céntrica calle Gamazo, ha explicado a este periódico que su cliente lleva explotando el negocio desde hace más de 30 años ininterrumpidamente y asegura que la vecina se ha dedicado en los últimos a denunciar “de forma compulsiva” al propietario del establecimiento, que ha salido absuelto de todas estas denuncias por su “manifiesta temeridad”. Es más, añade el letrado, la única sentencia condenatoria fue al marido de esta vecina porque en una ocasión agredió al dueño del bar.

El juzgado de Instrucción número 3 de Sevilla ha abierto ahora diligencias previas y ha citado a declarar como imputada por un delito de acoso a la vecina a finales de noviembre próximo.

El letrado señala que la denunciante actúa en “venganza” contra el propietario del bar porque este denunció en su día que la mujer se había apropiado de la azotea comunitaria del edificio donde se ubica el bar, lo que acabó con una resolución de la Gerencia de Urbanismo de enero de 2018 que ordena a esta vecina la “demolición de la ampliación por remonte ejecutada sobre cubierta e ático retranqueado de una superficie de 15,25 metros cuadrados; así como la ejecución de la cubierta intransitable, tal y como se disponía en su estado anterior”, según refleja el expediente administrativo.

David Andana relata que a pesar de esta citación como investigada, la denunciante no ha cesado e incluso está “utilizando a sus hijos menores” contra el dueño del bar, asegurando que la actividad de este negocio les está causando trastornos psiquiátricos, lo que le ha llevado incluso a solicitar como medida cautelar que a esta vecina se le “impida a toda costa denunciar” al propietario del bar, una medida cautelar que ha sido denegada con anterioridad pero que el letrado ha vuelto a solicitar.

Todas estas denuncias –aporta copia de 13 pero asegura que son muchas más– han llevado al dueño de La Taberna a una situación de “pánico permanente a ser denunciado”, a pesar de que el establecimiento lleva más de 30 años cumpliendo “escrupulosamente” las normas y con una cocina que cierra diariamente a las 23:30 horas, incluso los fines de semana.

El abogado del dueño del bar lamenta el “auténtico frenesí de denuncias” de la vecina

En la causa que investiga el juzgado de Instrucción número 3 de Sevilla se hace constar que la vecina incurre en un “auténtico frenesí de denuncias” que tienen “amargado” al dueño del local, que tiene que hacer frente a motivos absolutamente variopintos: “falta de extintores, olor a humo, ruido de barriles, no tener licencia de freidora, no tener algún empleado el carné de manipulador, no tener en el bar la copia de la póliza de seguro (la tenía la gestoría), tener una televisión, abrir la puerta del bloque al panadero, que hace ruido al dejar el pan, etc. etc.”

“Se trata de denuncias absolutamente carentes de todo sentido que evidentemente han dado lugar a la absolución de mi representado en todos los casos”, asevera el letrado, que insiste en el móvil de “venganza por la denuncia que el dueño del bar le puso al construir ilegalmente en la azotea común y verse ésta obligada a tener que demoler lo construido”.

“No es el caso típico de denuncia de ruidos, sino que se aprovechan del estigma de los bares”

El abogado del ahora denunciante de la vecina recuerda que esto “no es un caso típico de una vecina que denuncia los ruidos de un bar, sino que precisamente la denunciada se aprovecha de esta circunstancia y de este estigma social que tienen los bares para atacar a mi representado, generando continuas visitas de la Policía Local en el bar”. Ahora es la vecina la que tendrá que dar sus explicaciones ante la juez.

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