Un joven de 20 años aceptó este martes una condena de cinco años y cinco meses de cárcel por intentar violar a una niña de 13 años en el paseo Juan Carlos I. La víctima se negó desde el primer momento y forcejeó con fuerza, sufrió la fractura de un hueso de la mano y otras lesiones hasta que, aprovechando la presencia de unos transeúntes, consiguió empujar al agresor, zafarse y salir huyendo descalza.

Ocurrió hacia las 22 horas del 13 de abril de 2018, cuando el acusado Cristian B. R., de 20 años, se encontraba con sus amigos en el paseo de Juan Carlos I a la altura de la pasarela de la Cartuja. 

Entonces se acercaron a su grupo unas chicas menores de edad, entre las que estaba la víctima. Aunque no se conocían de nada, el procesado se acercó a la chica, la tomó por el brazo sin violencia y la apartó de sus amigas hasta un lugar cercano oculto a la mirada de los demás, sin que conste que hasta ese momento la menor se viera forzada. 

Según los hechos reconocidos por el acusado en la Sección Primera de la Audiencia, una vez que estaban solos, Cristian comenzó a manosearla, y como la chica se oponía la empujó y la tiró al suelo, la agarró con fuerza y le quitó la ropa y las bragas, al tiempo que le exigía que le hiciera una felación. 

Como la niña se negaba y forcejeaba con fuerza, el acusado la tocó por todo el cuerpo y especialmente en los genitales y frotó su pene contra la zona genital de la menor para penetrarla, aunque no lo consiguió.

Entonces pasaron por el lugar dos jóvenes, momento que aprovechó la víctima para empujar el procesado, zafarse de él y huir descalza en busca de sus amigas.

Cristian aceptó cinco años de cárcel por un delito de agresión sexual en tentativa y otros cinco meses por lesiones, porque al ser derribada la niña cayó sobre su mano derecha, lo que le causó una fractura del primer metacarpiano y erosiones en el codo y en la cara anterior del antebrazo. Necesitó llevar una férula durante 63 días y tratamiento farmacológico. 

4.000 euros por el “miedo, impotencia y victimización”

Además de aceptar la condena de cárcel, Cristian indemnizará a la víctima en 4.000 euros por el daño moral derivado del “malestar propio de hechos de esta clase, la sensación de indefensión e impotencia, inseguridad y miedo a la propia situación de victimización sexual” e incluso “el  miedo a que le ocurriera algo de mayor gravedad”, aparte de “las consecuencias físicas derivadas de la invasión de la intimidad y su integridad física”.

También pagará 1.500 euros por las secuelas y 910 por los días de pérdida de calidad de vida.

La Fiscalía aplicó al acusado la atenuante de padecer un  trastorno orgánico de la personalidad causado por una lesión cerebral que, unida a la ingesta de alcohol y drogas, le ocasiona una “disminución moderada de su capacidad de entender y su voluntad”.