Subaru Impreza, control y estabilidad en carretera

Desde comienzos de este año podemos encontrar un motor diésel de 2,0 litros, de tipo bóxer, en el Subaru Impreza modelo 2009. Puede encontrarse, además, con tres niveles de equipamiento, desde 24.000 euros, incluyendo los tres el control de estabilidad como equipamiento de serie.

Así, por ejemplo, el Impreza 2.0 diésel aporta una conducción por carreteras de curvas más que satisfactoria. La suspensión de esta versión tiene unos ajustes específicos y deja el coche 5 mm más cerca del suelo.

Anteriormente ya existía este motor diésel en el Legacy. No obstante, en el Impreza se conservan mejor las cualidades que tienen que ver con la sonoridad y el refinamiento pero, por la diferencia de peso entre uno y otro modelo, la sensación de empuje parece mayor. Asimismo, tiene buena respuesta a muy bajo régimen, es fácil iniciar la marcha y, desde algo más de 1.600 rpm, consigue ganar velocidad con soltura.

Sin embargo, para Subaru, lo mejor del Diésel bóxer es la suavidad de funcionamiento que tiene. Con el coche en movimiento, el sonido del motor pasa completamente desapercibido, y tan sólo se oye el ruido de rodadura y un poco el aerodinámico.

Interior

Todos los materiales que recubren el interior del Impreza son duros y de un aspecto aparentemente sencillo. Con una apariencia normal, el ajuste de todas las piezas del interior es muy bueno y da una sensación de solidez superior a lo habitual incluso a los coches de su precio.

Hay dos tipos de asiento, el normal y el deportivo (para versiones Limited Plus y Sport). Los deportivos otorgan una sujeción mayor al cuerpo y tienen el reposacabezas integrado. Sin embargo, los asientos de las versiones menos equipadas son muy confortables.

Por otra parte, la posición de conducción está muy bien resuelta, dado que el Impreza es un vehículo donde los accesorios están a mano del conductor con el fin de que éste no retire la vista de la carretera mientras conduce.

Por ejemplo, los mandos del sistema de sonido se encuentran bien organizados y en una posición alta; los de la climatización son fáciles de manejar y hay que tocarlos con poca frecuencia porque el programa automático del climatizador funciona muy bien.

aL VOLANTE

El Impreza tiene una gran facilidad para redondear las curvas, aunque cuando se mueve lo hace con gran suavidad. Para los expertos, parece bastante valiosa la opción del control de estabilidad en este vehículo pues, sin este dispositivo, parece más difícil de conducir en ciertas condiciones que otros coches que tampoco tienen dicho elemento.

Independientemente de lo que haga en curva, lo que sí parece interesante para cualquier tipo de uso es el tacto del tacto de la dirección y el del cambio de marchas. También es importante el funcionamiento de la suspensión, por la calidad con la que absorbe las irregularidades y porque no es ni blanda ni dura. Por otra parte, para los amantes de la gasolina, el motor de 150 CV tiene una respuesta agradable, un sonido peculiar y no hace que el automóvil acelere tanto como otros modelos de potencia semejante. El nuevo Impreza lleva los motores colocados en una posición más cercana al suelo, por lo que el centro de gravedad es más bajo. El coeficiente aerodinámico puede ser 0,34 ó 0,35 (para la versión WRX), que es una cifra relativamente alta.

La suspensión trasera es de paralelogramo deformable y la delantera McPherson. Las llantas pueden ser de chapa (1.5R Clasisic) o aleación (todos los demás) y de distintas medidas (15, 16 ó 17 pulgadas).