Skoda Kodiaq, un SUV de siete plazas con mucho de premium
Primer contacto
Calidad por partida doble, percibida por los materiales, ajustes, etc; y, sobre todo, de rodadura, por el trabajo de la suspensión, insonorización o tacto de conducción, son los dos aspectos que más destacamos de la segunda generación del Kodiaq, un SUV D que no pierde de vista la vocación de Skoda por la practicidad.
Llega la segunda generación del Kodiaq, el SUV más grande de Skoda
Los Peugeot 5008, Nissan X-Trail, Renault Espace, Kia Sorento, Hyundai Santa Fe o Mercedes GLB tienen un nuevo rival: el Kodiaq, un Skoda que estrena segunda generación con una nueva plataforma, la MQB Evo, también compartida con la tercera del Volkswagen Tiguan o el sustituto de la versión Allspace de éste recientemente presentada, el Tayron, entre otros coches.
Esta segunda generación del Kodiaq da un salto, a nuestro criterio y tras haber podido conducirlo, en dos aspectos claves: calidad percibida y calidad de rodadura.
En el primero de ellos, tiene un papel fundamental la utilización de los materiales y ajustes esperables en un SUV cuyo precio de tarifa arranca en 42.950 euros. Cierto que buena parte de los primeros son reciclados, lo que concierne también a las tapicerías -las de cuero, sometidas a curtidos ecológicos-, pero con molduras y plásticos de buen tacto, por ejemplo, el refinamiento que se crea es propio de un vehículo premium. Este ambiente sólo lo fisuran zonas muy concretas en torno a los paneles de las puertas que podrían tener materiales de más calidad.
En el diseño del habitáculo tiene mucho peso la pantalla para el equipo multimedia -hay otra para la instrumentación, apoyada por un head-up display-, de fácil manejo y muy rápida a la pulsación sobre ella, al menos así se siente la de 13" opcional, que es la que tenía la unidad probada y contaba con navegador, por ejemplo. Y es que hay otra de 10" que se liga a la radio digital.
A diferencia de otros modelos del mismo grupo industrial, esta pantalla en el Skoda no incluye en su zona inferior los controles de la climatización. Para estos, con buen tino a nuestro entender, Skoda ha preferido usar unos controles giratorios situados justo debajo de las salidas centrales de aire, como los ya estrenados en el Superb.
Se denominan Smart Dials en tanto que, si bien los dos laterales tienen la función de control de la temperatura o de la calefacción de los asientos, según se presione o no sobre ellos; el central admite múltiples configuraciones previo paso por la pantalla central para ello. Así, puede servir para regular el volumen del aire, la dirección de éste, elegir los modos de conducción, manejar el volumen del equipo de sonido, el zoom de mapa, etc. Además, no admite un único cometido, sino que puede hacer hasta cuatro diferentes. Así, con esta agrupación, se eliminan muchos mandos del salpicadero.
Huecos para todo y muchos recursos prácticos
Con el cambio automático universalizado, se ha prescindido de una palanca entre los dos asientos delanteros. Skoda lleva el control del cambio, de este modo, a un mando satélite situado a la derecha del volante, así como a las siempre útiles levas. Así, al pie de la consola central del salpicadero aparece, por un lado, un profundo hueco de almacenamiento en el que se sitúa también los cargadores inalámbricos de 15 W y refrigerados para dos teléfonos móviles -también puntos de carga USB ahí mismo-, y que continua hacia los asientos con posabotes y superficies en las que vaciar los bolsillos, que pueden ocultarse bajo una cortinilla.
Y es que por espacio de almacenaje en el Kodiaq no va a haber queja. No sólo los descritos entre los dos ocupantes o los de las cuatro puertas abundan en la practicidad de este SUV, sino que también dispone de una doble guantera o de un receptáculo que, situado sobre el túnel de la transmisión en su zona posterior, da continuidad a los aireadores, controles de climatización o conexiones USB y de 12 voltios. Esta pieza tiene una bandeja y dos portabotes y, si bien su practicidad es indudable cuando viajan no más de dos ocupantes atrás, dificulta el paso de uno a otro lado de la banqueta posterior o el simple acomodo de un quinto pasajero en la zona central de ésta. Ahora bien, teniendo en cuenta lo mucho que ocupa, se ha previsto la posibilidad de retirarla, simplemente tirando de ella, de modo que si no la necesitamos o molesta, se quita y listo.
Es una de las muchas funcionalidades que, cuando estamos a bordo del Kodiaq vamos encontrándonos, aunque algunas sólo aparecen cuando se abren las puertas. Entonces es cuando vemos que este SUV mantiene el útil espacio para almacenar el paraguas o los protectores que se despliegan para evitar que, si se golpea o roza con la puerta una pared u otro vehículo, se dañe la pintura de su borde. Esas puerta también tiene una cortinilla integrada siempre útil.
Dependiendo del ambiente elegido para este modelo, cambia el tipo de tapicería: de un tejido elaborado con material reciclado a cuero, pasando por uno similar al Alcantara que Skoda llama Suedia que se usa en el acabado Sportline.
Nuestra unidad tenía un cuero de color cognac que le da un indiscutible aire premium, como también lo consigue la iluminación ambiental que se extiende del salpicadero a puertas u otras características que hacen la estancia muy cómoda como las regulaciones eléctricas, la posibilidad de extender la calefacción también a la butaca de las plazas exteriores traseras, así como el masaje o la ventilación para las delanteras, éstas dos funciones ligadas a asientos con la certificación AGR dentro de un paquete llamado Confort Plus climatizado.
Lo mejor en espacio es a lo largo
Del espacio habitable destacamos más el longitudinal disponible que la altura, cuando menos con el techo panorámico instalado; o la anchura. Particularmente esta última no nos ha parecido muy amplia para un SUV del porte de este Kodiaq, con apenas 140 cm a la altura de los hombros en las plazas traseras.
Otro tanto ocurre con el espacio en la tercera fila, en el caso de que ésta se pida como opción -no está disponible para los híbridos enchufables, por lo que ocupa su batería-, puesto que por la altura a la que queda la banqueta del suelo -apenas 19 cm- o la anchura con la que ahí cuenta el habitáculo -122 cm-, ya se haría difícil situar a dos ocupante que no sean niños que no requieran sillas específicas, pero es que más aún puede limitar el confort que sólo se dispone de 86 cm de altura entre la banqueta y el techo.
Deben contemplarse, como seguro lo hace la mayoría de quienes ponen sus ojos en cualquier SUV de este segmento que ofrece esta posibilidad, como plazas de uso eventual, para salir de un apuro, o para los mencionados niños.
En todo caso, el acceso a ellas no es muy complicado y el desplazamiento de la banqueta de la segunda fila, que se mueve en dos partes, es tan amplio -se mueve a lo largo de 17,5 cm- que resulta posible repartir ese buen espacio longitudinal con cierta equidad. Dicho esto, para disfrutar el Kodiaq en toda su magnitud, lo ideal es verlo como un cuatro plazas con un enorme maletero hasta con los asientos retrasados al máximo.
Entonces, ese maletero ofrece nada menos que 108 cm de profundidad a la altura del suelo, de modo que ese espacio tiene un volumen de 573 litros, según nuestras mediciones. Obviamente, este espacio puede crecer si movemos las dos partes de la banqueta de la segunda fila hacia adelante, en cuyo caso Skoda asigna a este espacio una capacidad de 745 litros en el caso de las versiones híbridas, 845 a las que tienen siete plazas y cuando los dos asientos de la tercera fila quedan plegados; o 910 para las versiones de cinco plazas.
En las versiones con motores de combustión, al menos, bajo el piso del maletero aún quedaría sitio para una rueda de repuesto, mientras que parte de ese suelo puede servir, convenientemente fijado, de separador de la carga. No es el único recurso útil en este espacio, pues hay una pieza articulada de aluminio que puede evitar, por ejemplo, que una maleta se desplace al fijarla con velcros sobre la moqueta.
El acceso se hace por un portón grande y que abre con generosidad, con un plano de carga que queda a 76 cm del suelo. En nuestra unidad estaba motorizado.
Dos motores de gasolina, dos Diesel y un PHEV
Esta disponía del motor TDI más potente, el de 193 CV, siempre asociado a la tracción total y, como el resto, con cambio automático de doble embrague. Su precio de tarifa es desde 49.160 euros, 41.700 aplicados los descuentos.
El otro Diesel -probablemente este modelo sea el último de Skoda que se estrene incorporando este tipo de motores- es uno de 150 CV, también un 2.0 TDI, asociado a la tracción delantera. En este caso, el precio de lista es de 46.060 euros con el acabado básico, el Selection; que con las ofertas actuales de Skoda se quedan en 38.850.
Esa tracción delantera es única opción de transmisión disponible para las dos versiones electrificadas. Por un lado, la que recurre al 1.5 TSI microhibridado con una arquitectura de 48 voltios y 150 CV, dándole al Kodiaq por primera vez la etiqueta Eco. Con acabado Selection, desde 42.960 euros, conforme a la lista de tarifas, que se quedan en un pago al contado en 35.950 euros.
Por otro lado, está la que emplea el mismo motor térmico de cuatro cilindros, pero como parte de un sistema de propulsión híbrido enchufable. La potencia total ofrecida por este PHEV de etiqueta Cero es de 204 CV -Skoda denomina a estos Kodiaq iV- y, al tratarse de un sistema de segunda generación, ya tiene una batería de 25,7 kWh -19,7 utilizables- Es recargable con corriente continua y potencias de hasta 50 kW -en alterna, hasta 11 kW-, y autonomía homologada con su energía llega a los 123 km.
Esta es, de todas las propuestas de motores, la única en la que la caja DSG es de seis velocidades: el resto la tiene de siete. El Kodiaq iV es la opción más costosa de la oferta, con 49.560 euros de precio de lista que, con descuentos, quedan en 42.300 euros.
La quinta opción mecánica para este SUV sería, en este caso por 46.060 euros, 7.210 menos en compra al contado, un 2.0 TSI. Como el 2.0 TDI de mayor potencia, siempre es 4x4 y, al igual que el Kodiaq iV, entrega 204 CV.
Además del acabado Selection -lleva de serie las llantas de aleación de 18", paquete cromo, faros leds, instrumentación y sistema multimedia, ambas con pantalla de 10", climatizador trizonal, cristales oscurecidos, cámara trasera, sensores de aparcamiento delanteros y traseros y ayudas como el Lane Assist y Side Assist-, el Kodiaq está a la venta con el nivel Design, que suma 3.000 euros más al básico; y Sportline, que añade 4.400 al intermedio.
En el Design se busca mayor confort -se incorporan de fábrica al Selection los ajustes eléctricos para el asiento del conductor, portón motorizado, llave de confort, alarma antirrobo, tapicería de cuero y llantas de 18"-; por la pretensión de mayor deportividad del Sportline -llantas de 19", faros matriciales, cristales laminados acústicos, molduras en negro o tapicería Suedia, por ejemplo, son de serie en él-.
Los paquetes opcionales más sobresalientes son el Pack Light & View Plus que, por 800 euros, incluye los faros matriciales, pilotos leds animados y la banda luminosa en la parrilla que une los dos grupos ópticos-; y el Pak Tech, con la pantalla de 13", navegador y servicios de conectividad. Cuesta 500 euros.
El confort es lo primero
Tras conducir el Diesel más potente con tracción total, no podemos menos que rendirnos ante lo convenientes que pueden ser este tipo de motores para coches como este Kodiaq. Lo son en tanto que, más allá de que ofrecen un consumo muy reducido -nuestra unidad señalaba al final del recorrido cubierto con ella 6,4 l/100 km-, ofrecen mucha energía con poco recorrido del acelerador, moviendo con facilidad los casi 1.800 kilos de este SUV y, por supuesto, dispuesta a remolcar lo que se precise.
Otro efecto constatable en esta versión es lo poco que se oye ese motor -sí, estar está ahí, pero no molesta- y la práctica inexistencia de vibraciones que traslada al interior. Junto con la ausencia de ruido aerodinámico -su Cx, por otro lado, es de 0,28- o de rodadura, así como una suspensión que, con la amortiguación pilotada -puede trabajar automáticamente o es posible regularla desde la pantalla central- hace que el confort de marcha sea mayúsculo. Y esto ocurre sin que se degrade esta percepción aunque llevemos su ajuste hasta el extremo sport.
Se pueda viajar ligero con este SUV incluso con curvas de por medio, aunque sea, en esencia, un coche familiar. No obstante, hace gala de un buen aplomo y tiene una dirección con buen tacto, que con llantas de 18" sobrepasa con facilidad no sólo los malos firmes, sino que también circula sin dificultades fuera del asfalto.
De hecho, tuvimos la oportunidad de sumar unas cuantas decenas de kilómetros por pistas de tierra, con soltura e, incluso, pudiendo explorar puntualmente los límites de la tracción total, que es un elemento securizante en estas situaciones. La altura libre no parece limitarlo en exceso si se toman precauciones -tienen 19 cm- y, como dotación diferencial, estos Kodiaq 4x4 cuentan con un par de pantalla específicas, como la que ofrece en ángulo de giro de las ruedas o la inclinación del vehículo, o un control de descensos.
En cuanto a los modos de conducción ligados al Pack Performance, son cinco ya preconfigurados los disponibles -Comfort, Normal, Sport, Offroad y Snow-, más uno en el que el conductor puede ajustar a su gusto, además del trabajo de la amortiguación -tiene 15 pasos para elegir-, cómo actúan dirección, tracción, motor, control de velocidad de crucero, asistente de iluminación o climatizador, por lo general, entre tres niveles.
Skoda estima que el motor 1.5 TSI MHEV de 150 CV será el preferido por la mayoría de los compradores de este Kodiaq, con unas ventas cercanas al 50 por ciento; mientras que los Diesel se repartirán un 20 por ciento. En cuanto al tipo de tracción, un 85 por ciento preferirán la delantera.
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