China ejecuta a un británico con supuestos problemas mentales

Pekín desoye las peticiones de clemencia y administra una inyección letal a Shaikh · Londres condena la decisión mientras las autoridades chinas critican la injerencia

El británico Akmal Shaikh, en una imagen suministrada por la organización Reprieve.
El británico Akmal Shaikh, en una imagen suministrada por la organización Reprieve.
Robert Saiget / Pekín

30 de diciembre 2009 - 05:03

China desoyó las demandas de clemencia de última hora y ejecutó ayer a un ciudadano británico, condenado a muerte por tráfico de droga aunque, según su familia, sufría una enfermedad mental.

Akmal Shaikh, de 53 años, fue ejecutado por inyección letal en Urumqi, capital de Xinjiang (noroeste), según anunció la agencia oficial China Nueva. Se trata del primer europeo ajusticiado en China desde hace 58 años, según Reprieve, una ONG de ayuda jurídica con sede en Londres.

El Reino Unido condenó inmediatamente la ejecución de un hombre cuyos familiares afirman que sufría de trastorno bipolar y crisis delirante.

El ministerio de Relaciones Exteriores británico convocó a la embajadora china en Londres, Du Yinj. "He tenido una conversación difícil con ella", señaló el secretario de Estado de Relaciones Exteriores, Ivan Lewis, que recibió a la diplomática. "Le he trasladado claramente que la ejecución de Shaikh era totalmente inaceptable", añadió Lewis.

El primer ministro británico, Gordon Brown, que fue el primero en anunciar la muerte del reo, condenó la ejecución "con la máxima firmeza". "Estoy escandalizado y decepcionado por no haber sido atendidas nuestras persistentes demandas de clemencia", aseguró en un comunicado.

"Estoy particularmente preocupado por el hecho de que no se haya realizado ninguna evaluación de la salud mental" del condenado, agregó, y presentó sus "condolencias" a la familia y amigos de Akmal Shaikh.

Pekín respondió asegurando que "la Justicia china llevó adelante (este caso) en estricta conformidad con la ley", según declaró una portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores. "China respetó plenamente los derechos de recurso del acusado", añadió.

"Expresamos nuestro fuerte descontento y nuestra oposición a las acusaciones británicas", agregó Jiang Yu, que llamó a Londres a "no crear nuevos obstáculos" en las relaciones bilaterales.

El Tribunal Supremo dio luz verde a la ejecución al rechazar el argumento de que el reo sufriera trastornos psíquicos.

Sin embargo, según varios testimonios recogidos por Reprieve, Akmal Shaikh padecía graves trastornos psicológicos. Este londinense, que llegó a China tras una andanza por Polonia, estaba obsesionado con triunfar internacionalmente con una canción que aportaría la paz al mundo.

Padre de tres niños, Shaikh habría, según el diario británico The Guardian, empezado a tener problemas tras el fracaso de su matrimonio en 2001.

Un británico, Paul Newberry, que le conoció en Varsovia, contó a Reprieve que era un hombre "muy, muy enfermo" y que "sufría claramente de crisis delirante".

Shaikh fue detenido en septiembre de 2007, en Urumqi, en posesión de cuatro kilos de heroína. Su familia asegura que unos criminales se aprovecharon de su vulnerabilidad psicológica para hacerle transportar droga durante una escala en Tayikistán.

Fue condenado en diciembre de 2008 y su pena fue confirmada por el Tribunal Supremo. La ley china contempla la pena de muerte para las personas que sean detenidas en posesión de más de 50 gramos de un estupefaciente.

El lunes, el Reino Unido hizo un último llamamiento de clemencia a las autoridades chinas. Dos de sus primos lo visitaron en la cárcel y presentaron un último pedido de indulto. Tras la ejecución, su familia manifestó "su pena" frente a la inflexibilidad china y agradeció a todos los que se habían movilizado por él en la red social Facebook.

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