El ministro francés del Interior, Gerard Collomb, derivó las responsabilidades por el llamado caso Benalla al Palacio del Elíseo, que se ocupó de sancionar al entonces jefe de la seguridad presidencial, y a la Prefectura de Policía, que no puso los hechos en manos de la Justicia.

Collomb, que compareció ante la comisión de investigación parlamentaria creada por este escándalo, dijo que aunque habían coincidido, no conocía a Alexandre Benalla, responsable de seguridad de los desplazamientos del presidente francés, Emmanuel Macron. Tampoco sabía cuál era su cargo ni si formaba parte de las fuerzas de seguridad hasta que la semana pasada el diario Le Monde divulgó un vídeo donde se le ve agrediendo a dos manifestantes el pasado 1 de mayo con un casco y un brazalete de la Policía, pese a que no lo era.

Macron consideró que Benalla tuvo un comportamiento "totalmente escandaloso" e "inaceptable" contra los manifestantes. El secretario de Estado de Relaciones con el Parlamento, Christophe Castaner, explicó ayer la posición de Macron sobre este escándalo que lo salpica directamente.

El cardenal Leopoldo Brenes afirmó ayer que la Iglesia católica es perseguida por el régimen de Daniel Ortega en Nicaragua, un país sumido en una crisis que desde abril ha dejado entre 277 y 351 muertos y que se extiende, igual que las protestas, pese a la violenta represión.

Brenes reconoció la persecución que sufre la Iglesia en Nicaragua, donde sus templos han servido de refugio a manifestantes que escapan de los ataques armados del Gobierno, mientras en todos los templos de Latinoamérica hoy se oró por la paz en este país. "Creo en la Iglesia que es una santa, católica, apostólica y perseguida, porque en Iraq está siendo perseguida, en la India creo que también, siempre ha sido perseguida, nosotros no vamos a estar ajenos", dijo Brenes.