La OTAN ha aplaudido la intervención militar de Francia en Mali y confió en que sirva para frenar la amenaza de los grupos terroristas que operan en el país, al tiempo que dejó claro que no tiene intención de participar en la operación. "Damos la bienvenida a los esfuerzos de la comunidad internacional en apoyo de la aplicación de la resolución 2085 del Consejo de Seguridad de la ONU", dijo en una conferencia de prensa la portavoz de la Alianza Atlántica, Oana Lungescu. La OTAN destacó la "rápida acción" emprendida por Francia para "detener la ofensiva de los grupos terroristas" y confió en que "esos esfuerzos ayuden a restaurar el Estado de derecho en Mali y reduzcan la amenaza de las organizaciones terroristas". Según Lungescu, la OTAN no ha recibido ninguna petición formal para intervenir en Mali ni ha discutido esa posibilidad. "La Alianza como tal no está involucrada en esta crisis, pero por supuesto la situación en Mali es de gran preocupación para todos nosotros, porque amenaza la seguridad y la estabilidad del país, la región y más allá", explicó. La OTAN ha advertido en los últimos meses de que no tiene ninguna intención de intervenir en el país africano, donde la Unión Europea (UE) tiene previsto enviar una misión para formar a soldados malienses.

En los últimos días, el máximo responsable de la Unión Africana (UA), y presidente de Benin, Thomas Yayi Boni, ha defendido en más de una ocasión que la Alianza participe en las operaciones militares. El comandante supremo de Transformación de la OTAN, el general francés Jean-Paul Paloméros, reiteró en la misma conferencia de prensa el carácter "nacional" de la operación francesa e insistió en que la Alianza no tiene ningún papel. Paloméros, que hasta septiembre de 2012 fue el jefe de Estado Mayor del Ejército del Aire galo, se declaró "muy orgulloso de que Francia esté asumiendo todo su papel en la lucha contra el terrorismo en esta parte del mundo". Varios países europeos -entre ellos Reino Unido- y Estados Unidos dan apoyo logístico al Ejército galo en esta operación, que cuenta con el respaldo del grueso de la comunidad internacional.

por otra parte, los rebeldes salafistas que controlan el norte de Mali han atacado la ciudad de Diabali (centro), en manos de las fuerzas regulares malienses, según fuentes de seguridad y habitantes de la localidad. Las fuentes relataron que se oyen disparos y que se han visto combatientes en vehículos todo terreno circulando por la localidad, situada en la región de Segú. Kalifa Traoré, un habitante de Diabali, aseguró por teléfono que el pánico se ha extendido por la ciudad y que él, al igual que muchos ciudadanos, permanece encerrado en su casa.

Este es el primer ataque lanzado por los insurgentes contra territorio maliense bajo control del Gobierno central de Bamako desde la intervención militar lanzada por las Fuerzas Armadas de Mali con la ayuda de Francia el pasado viernes. El Ejército francés prestó apoyo aéreo para frenar la ofensiva lanzada por el grupo salafista Ansar al Din hace una semana contra la localidad de Kona, situada en la provincia de Mopti, al este de Segú.

En el este de Mali, según el balance realizado por el ministro francés de Defensa, Jean-Yves Le Drian en el cuarto día de la llamada Operación Cerval, la iniciativa de los grupos salafistas ha sido bloqueada y estos han abandonado ya la ciudad de Kona. Y en el norte, cerca de la ciudad de Gao, el ministro recordó que las incursiones aéreas llevadas a cabo este fin de semana contra las instalaciones de esos grupos han dado "resultados extremadamente tangibles", con la destrucción de campos de entrenamiento y depósitos logísticos. En una breve comparecencia ante la prensa a la salida de una reunión ministerial mantenida en el Elíseo, Le Drian ha asegurado también que la ofensiva "evoluciona favorablemente", pero que el oeste se presenta como "un punto difícil", debido a la presencia de rebeldes "extremadamente armados".

El pasado marzo, insurgentes tuareg se hicieron con el control de las regiones septentrionales de Kidal, Gao y Tombuctú aprovechando el vacío que siguió al golpe de Estado que depuso al presidente Amado Tumani Turé. Tras un periodo de negociaciones infructuosas y luchas internas, Ansar al Din salió reforzado frente al resto de grupos y en junio pasado se hizo con el mando de la rebelión, con el apoyo de los terroristas de Monoteísmo y Yihad en Africa Occidental (MYAO) y la connivencia de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI).