La izquierda israelí acepta participar en un Gobierno con la extrema derecha

El Partido Laborista se integrará en el Ejecutivo encabezado por Netanyahu junto a los radicales de Israel Beitenu · Numerosos militantes y ministros han rechazado abiertamente esta decisión

El ministro de Defensa en funciones y líder del Partido Laborista Ehud Barak habla durante la convención de su formación, ayer en Tel Aviv.
Daniela Brik / Jerusalén

25 de marzo 2009 - 05:03

El Partido Laborista se integrará en el Gobierno que encabezará el líder del conservador Likud, Benjamin Netanyahu, convirtiéndose en la única formación de izquierdas que formará parte de esa coalición de carácter ultraderechista.

El ministro de Defensa saliente y dirigente laborista, Ehud Barak, logró ayer por un apretado margen el respaldo de su partido para sumarse a un Ejecutivo presidido por Netanyahu, después de que éste le hiciera una tentadora oferta.

Barak consiguió el apoyo del Comité Central de su partido a esa propuesta pese al rechazo abiertamente expresado por numerosos militantes y actuales ministros laboristas. La diferencia de sufragios que inclinó la balanza del lado de la iniciativa de Barak fue de 165: 680 votaron a favor y 570 lo hicieron en contra. La participación fue del 78% de los 1.470 miembros del Comité Central con derecho a voto. Los laboristas son la cuarta formación política israelí, con 13 escaños, tras las elecciones del 10 de febrero.

"No busco un asiento ministerial", manifestó Barak poco antes de la votación, realizada en una sesión extraordinaria celebrada ayer en Tel Aviv, después de que se conociera que por la mañana había alcanzado un acuerdo con el jefe del Likud para entrar en el próximo Gobierno de Israel. Equipos de ambos partidos pasaron la noche del lunes negociando los últimos flecos de un pacto que ofrece al laborismo un lugar preferente en el Ejecutivo con cinco carteras, dos viceministros y un cargo de presidente de comisión parlamentaria.

Entre los abucheos de varias decenas de jóvenes que le recordaban las promesas que hizo de pasar a engrosar los bancos de la oposición, Barak exhortó a los laboristas a dejar atrás el "radicalismo y votar por la unidad".

En un discurso interrumpido en varias ocasiones por silbidos y gritos de sus detractores, Barak continuó: "No tenemos otro país. Podéis gritar oposición todo lo que queráis, pero la mayoría de los votantes laboristas quieren vernos en el Gobierno. El pueblo necesita y quiere un Gobierno de unidad. Gobernaremos no con palabras, sino con hechos", aseveró.

El Laborista, que gobernó las tres primeras décadas de la historia de Israel y sigue siendo el principal partido de izquierdas, logró el peor resultado de su historia en los pasados comicios, que despertaron los temores de una escisión interna.

Una opositora a Barak, la diputada y periodista Shelly Yajimovich, insistió en que "no es ninguna vergüenza sentarse en la oposición. Al contrario, es un gran honor".

El rechazo a la iniciativa de integrar el Ejecutivo de Netanyahu por numerosos militantes de un partido miembro de la Internacional Socialista deriva del hecho de que lo integrarán formaciones de extrema derecha, como Israel Beitenu, de Avigdor Lieberman, o el religioso sefardí Shas.

Los compañeros de viaje que tendrán los laboristas en la coalición incluyen a formaciones reacias al diálogo con los palestinos y abiertamente contrarias a concesiones como la división de Jerusalén. Además, el Likud es marcadamente neoliberal, mientras que Israel Beitenu tiene propuestas consideradas racistas y es visto con temor por la comunidad internacional.

Según la prensa, el acuerdo alcanzado contiene la formulación de un plan para la paz en Oriente Próximo, así como la continuación de la negociación con palestinos y sirios, y el compromiso de respetar los acuerdos firmados.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último