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Flamenco

BFA, 25 años de emociones flamencas

  • El Ballet Flamenco de Andalucía celebra su 25 aniversario con un espectáculo antológico en el mismo teatro que lo vio nacer en 1994

Los artistas invitados Rosa Belmonte y Mariano Bernal con el cuerpo de baile del BFA.

Los artistas invitados Rosa Belmonte y Mariano Bernal con el cuerpo de baile del BFA. / Juan Carlos Muñoz

"Que no piense el pueblo andaluz que se saca un ballet de la manga en dos o tres meses”, decía Mario Maya, su primer y añorado director, en los meses previos a la presentación pública de la por entonces denominada Compañía Andaluza de Danza.

Nada más cierto. Se necesitaron años para convencer a las instituciones de que no se podía dejar el flamenco a su suerte, por mucha vitalidad que mostrara el sector privado. Y meses para elaborar un plan tan bien hecho como el que dio lugar al Centro Andaluz de Danza y, como parte de él, a la Cad.

En febrero de 1994, apenas pasada la resaca de la Exposión Universal de 1992, salía la convocatoria pública para las 30 plazas becadas para unos cursos de 8 semanas con los mejores maestros del momento: Goyo Montero, Merche Esmeralda, Manolete, Ana María Bueno…. Se presentaron 240 jóvenes, de los que saldrían los 20 ilusionados componentes –Israel Galván, Rafaela Carrasco, Isabel Bayón, etc.– de la primera plantilla de la Cad para comenzar una historia llena de buenos momentos, con creaciones tan emblemáticas como el Réquiem, El perro andaluz, Café de Chinitas, Flamencolorquiano… y también de períodos de incertidumbre.

Ahora, 25 años después, el Ballet Flamenco de Andalucía regresa al lugar de donde partió para rendir homenaje a algunos de los muchos artistas contribuyeron a forjarla. Algunos ya desaparecidos, como Mario Maya, del que, gracias al trabajo de Manuel Betanzos y con Dieglo Llori como artista invitado, se ha repuesto una mínima parte (la obertura y el bolero) de aquel Réquiem. Ritual laico para el fin del milenio que vio la luz el 12 de noviembre de 1994 en este teatro de la Maestranza, con todos los ingredientes de una auténtica ópera flamenca.

Pero el período Mario Maya terminaría pronto, porque no es habitual en la clase política dejar que crezcan los árboles antes de talar el bosque. Y a su segunda etapa, bajo la dirección de María Pagés, pertenece Flamencos del Altozano. Tientos tangos, una pieza de Manolo Marín sobre música de Paco Arriaga (estrenada en Córdoba en 1996) de la que Rafael Campallo –con traje de chaqueta blanco y solo con los músicos– interpretó los tangos con una gracia y una flamencura difíciles de igualar.

Del período en que la CAD estuvo a cargo de José Antonio (de 1997-2003), uno de los más estables y brillantes, vimos un hermoso fragmento de Cosas de Payos, coreografiada en 1998 y repuesta por Javier Latorre sobre la música del inolvidable disco de Enrique Morente Fantasía de cante jondo. Y un fragmento de La leyenda, coreografía de José Antonio dedicada a Carmen Amaya, y en la que Úrsula López se entrega al ‘Ensueño’ con su casi mítica bata blanca de cola inacabable.

Con Cristina Hoyos como directora (2003-2010) la Cad cambió su nombre por el de Ballet Flamenco de Andalucía y de esta primera etapa Rosa Belmonte y Mariano Bernal (ambos solistas en su época) han repuesto e interpretado magníficamente un fragmento del Viaje al Sur que firmó la propia Hoyos junto a Ramón Oller. Luego llegó la crisis económica y, para soportarla, el BFA adoptó un modelo provisional (que aún sigue en pie), por proyectos, el primero de los cuales fue el de Rubén Olmo (2011-2013), hoy director del Ballet Nacional de España. A éste y a Álvaro Paños pertenece el fragmento, repuesto por este último, del Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, con un pletórico Cristian Lozano como torero.

A la bailarina y coreógrafa sevillana Rafaela Carrasco, directora del BAF de 2013-2016, le tocó celebrar –y lo hizo brillantemente–, los 20 años del Ballet, aunque su primer trabajo coreográfico fue En la memoria del cante: 1922. De este gozamos, además de Las tres morillas en la bonita voz de Gema Caballero, unas cantiñas de La Macarrona en la que la propia Carrasco derramó toda la gracia de la Bahía acompañada por sus colaboradores (Antonio Campos, Miguel Ortega, Cano y Jesús Torres) antes de dejar el final a Con permiso, más, obra de la actual coordinadora del Ballet, Úrsula López, a la espera de una nueva convocatoria para cubrir su dirección.

La emoción recorrió el patio de butacas del Maestranza durante toda la velada

De su ya enorme patrimonio, pudimos ver nueve coreografías, entre otros, de cinco de sus siete directores, así como dos grabaciones con otros tantos momentos de su historia. El cuerpo de baile, muy compacto a pesar de su juventud, realizó un trabajo ímprobo y lucido –¡lo que habrán aprendido con este espectáculo!– al igual que los músicos y los artistas que han contribuido a festejar este aniversario.

En el patio de butacas, a rebosar de artistas (además de la Consejería en pleno), se palpaba la emoción. La de los que fueron, la de los que son y la de los que los hemos acompañado paso a paso desde aquel lejano 1994 y ahora solo esperamos que éste, además del fin de una etapa, sea el comienzo de una más fructífera aún, en la que se pueda canalizar toda la riqueza de nuestro arte más autóctono.

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