Cultura

El CAAC revisa la carrera fotográfica del 'poeta callejero' Miguel Trillo

  • El monasterio de la Cartuja exhibe 200 imágenes que ilustran su interés por las tribus urbanas · 'Identidades' repasa toda su carrera y las contradicciones de unas sociedades en continua transformación

El Premio Nacional se le resiste aún a Miguel Trillo, el fotógrafo andaluz más activo en la movida madrileña, pese a que este galardón ha favorecido ya al resto de colegas (caso de Alberto García Alix, Pablo Pérez Mínguez y Ouka Lele) con los que construyó la imagen de unos años agitados y de una ciudad donde el espectáculo estaba en la calle.

La vasta obra del campogibraltareño Miguel Trillo (Jimena, 1953) puede encuadrarse dentro del género de la fotografía documental. Desde mediados de la década de los 70 este testigo privilegiado ha mostrado, en contextos cotidianos, a adolescentes y jóvenes que intentan construir su identidad asumiendo determinados atuendos y comportamientos, con la música y la luz como eternas compañeras de viaje. En sus retratos, Trillo ha reflejado también las contradicciones de sociedades que, como la española, han experimentado una profunda transformación en un período de tiempo muy corto.

Desde hoy hasta el 5 de julio, en el ala sur del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), la muestra Identidades resume su labor fotográfica a través de doscientas fotografías realizadas a lo largo de cuatro décadas en diferentes países del mundo. Esta retrospectiva ha sido organizada por el museo andaluz junto con la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid, ciudad donde se podrá ver a partir del 15 de noviembre en el Canal de Isabel II.

Aunque en el CAAC están representadas prácticamente todas las etapas creativas de Trillo, Identidades se centra en sus retratos de calle sin respetar el orden cronológico, agrupándose a veces piezas de distintas épocas. Así, sus jóvenes góticos madrileños conviven con los tatuados raperos neoyorquinos o a los emos japoneses, protagonistas éstos de la serie en la que está trabajando actualmente y que dedica a la juventud asiática (Gigasiápolis).

En todo caso, el itinerario expositivo permite repasar los inicios de Trillo en la fotografía profesional, con sus surrealistas y experimentales registros de los años setenta. Vemos también su legendario fanzine Rockocó y muchas imágenes de la movida madrileña y de la mítica sala Rockola.

En su búsqueda de modelos raros y diferentes, este admirador de The Jam, Ramones y The Clash salió de Madrid para rastrear, por los pueblos españoles, cómo una nueva generación de mods, punkies, siniestros, raperos y heavies había dejado atrás el franquismo. "Soy un fotógrafo documental. Al ver agrupadas estas imágenes, siento que prevalece el deseo de estos jóvenes de ser diferentes y pertenecer a algo, un afán que consiguen sobre todo a través de la música y de la indumentaria", sostiene Trillo ante el retrato de una pareja de chicas manchegas vestidas como si fueran figurantes de una película de Almodóvar.

"Estos anónimos príncipes y princesas se construyen un espacio de libertad y contestación individual desde la España de la Transición al mundo globalizado", explicaba ayer José Lebrero, director del CAAC, mientras recorría con su autor Identidades, a la que ambos definían como "mucho más que una historia visual de la contracultura juvenil". Y es que en estas instantáneas aflora el discurso, la poética particular de un cronista callejero cuyos registros han captado el interés de los principales centros fotográficos de España, Francia, Inglaterra y Estados Unidos.

Tras la muestra, Trillo donará 30 de estas fotografías al CAAC sevillano y otras tantas a la colección de la Comunidad de Madrid. Así, Andalucía se hará con un valioso fondo de este licenciado en Filología Hispánica que creció en Jimena, vivió su juventud en Málaga (allí se formó como fotógrafo) y ahora reside en Barcelona, donde imparte clases de lengua y sigue mirando el mundo con una férrea curiosidad.

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