Cronistas del nuevo cine andaluz
La Universidad de Sevilla, Asecan y el SEFF analizan hasta el jueves la realidad cinematográfica en la comunidad al cumplirse 20 años del Proyecto Cinexín
"Hace 20 años apostamos conscientemente por un sueño: hacer cine desde Andalucía. Aun sabiendo cómo funciona el mundo, decidimos que el dinero no era el fin sino el medio para contar una historia; nuestra otra idea matriz era que si nos quedábamos aquí y lográbamos lo que ansiábamos, podríamos narrar nuestros propios relatos con total libertad y, además, pasárnoslo bien". Así recuerda Gervasio Iglesias, productor de La Isla Mínima -la película de Alberto Rodríguez ganadora de 10 premios Goya que se ha convertido en la punta del iceberg del fenómeno que aquí se analiza-, los primeros capítulos de una historia que sus propios protagonistas, así como investigadores y docentes analizan hasta el próximo jueves en el Centro de Iniciativas Culturales (Cicus) de la Universidad de Sevilla dentro del seminario De la generación Cinexín al nuevo cine andaluz.
El punto de partida de este foro lectivo que organizan Asecan, la Universidad de Sevilla y el Festival de Cine Europeo (SEFF) es el Proyecto Cinexín que, como recuerda la periodista Lourdes Palacios, "unió a finales de los años 90 a una joven generación proveniente del IES Néstor Almendros, del extinto Instituto Andaluz del Teatro y de la recién nacida Facultad de Ciencias de la Información para hacer cine con unas ingeniosas maneras de distribuir el trabajo en el que todos hacían de todo dentro de la producción de sus películas".
Palacios, como el gestor cultural Javier Paisano (presidente de Asecan) y el escritor Juan Antonio Bermúdez (vicepresidente), aspira a que esta cita sirva "para tomar conciencia de que existe un cine andaluz que funciona con mucha fuerza no sólo dentro de nuestra autonomía sino a nivel español e internacional. Hay muchos autores, títulos y géneros referenciales. Ahora celebramos esta realidad gracias a La Isla Mínima pero todos ellos llevan muchos años trabajando para traernos unas historias con las que nos identificamos y de cuyo éxito nos sentimos orgullosos. Aunque los que tienen más visibilidad son los directores y productores, el nuevo cine andaluz lo sostiene igualmente un cuerpo técnico y actoral muy reconocido hoy fuera de aquí; un pedazo de equipo humano que se ha ido formando codo con codo y ha evolucionado con la práctica, porque en este oficio lo que aprendes hoy dentro de cinco años no te sirve ya que el formato, los conceptos y el negocio han cambiado del todo".
Inmaculada Gordillo, profesora de la Facultad de Comunicación que ofreció la primera conferencia del seminario, Nuevo cine andaluz. Contexto y señas de identidad, sostiene que tanto la hoy llamada Generación Cinexín de Alberto Rodríguez, Santi Amodeo, Álvaro Alonso, Ana Rosa Diego, Daniel de Zayas o Paco R. Baños -por citar sólo a algunos de los protagonistas de aquel proyecto- "como otros creadores andaluces destacados que no formaron parte de ese grupo -caso de José F. Ortuño y Laura Alvea, de Paco León con sus Carminas y Fernando Franco con La herida- se ajustan en sus creaciones a lo que, según Santos Zunzunegui, se tiene que dar para que exista un cine nacional". "Es un cine", continúa Gordillo, "al servicio de la comunidad en la que brota, construido al margen de los estereotipos, donde se reconoce que los protagonistas son andaluces, que tiene en cuenta las peculiaridades lingüísticas y que narra historias de aquí. Un cine que, como ha defendido en su conferencia Gervasio Iglesias, trata valores universales con toques locales, eso que se ha dado en llamar la glocalización".
Para que haya un "nuevo cine andaluz" tiene que haber otro antiguo o, al menos, anterior. Un cine que, según repasó Inmaculada Gordillo, "remite a la Transición española, cuando el afán de organizar las autonomías de forma culturalmente diferenciadora e interesante dio comienzo a los cines nacionales. En ese contexto aparecen en los años 70 Manuela de Gonzalo García Pelayo, los largometrajes del cubano nacionalizado español Roberto Fandiño y Tierra de rastrojos de Antonio Gonzalo, entre otras películas".
La historia continúa con una figura de enorme influencia posterior, el director Juan Sebastián Bollaín, y llega a los 80 cuando, prosigue Gordillo, se cultiva en Andalucía un cine social y otro más popular "con Pancho Bautista (Se acabó el petróleo) y Paco Perales, una especie de Ozores andaluces". Y así hasta llegar a los 90, cuando lo último de Bollaín coincide con el cine andaluz de Carlos Saura (Sevillanas, Flamenco) y Pilar Távora estrena Yerma. "A partir de ahí llega Benito Zambrano que, con Solas, marca el inicio del nuevo cine andaluz. Un cine que le gusta al público, le interesa a la crítica y recibe premios nacionales, e internacionales a partir de Berlín. Un cine en el que las televisiones e instituciones comienzan a confiar al ver su interés y rentabilidad".
El fogonazo creativo de Zambrano coincide con la apertura en 1989 de la Facultad de Ciencias de la Información en Sevilla, del IES Néstor Almendros y, en 1992, de la Facultad de Comunicación de Málaga, destacó Gordillo. "Surge un caldo de cultivo formativo que hoy nos lleva a hablar de la Generación Cinexín, formada por un grupo, sobre todo de amigos, que trabajan juntos, hacen ese primer proyecto y siguen trabajando juntos 20 años después, lo que nos permite hablar de generación".
El productor Álvaro Alonso (Letra M, Jaleo...) vuelve la vista atrás para recordar que "el Proyecto Cinexín surgió como una iniciativa porque estábamos en un páramo audiovisual. Nuestra productora Letra M nació igualmente de ese deseo irrefrenable de hacer cine. Nos gastábamos todo lo que ganábamos en bodas, bautizos y comuniones en hacer películas. Era difícil hacer cine en el sur en aquellos años pero nunca nos detuvimos. Ahora, por fortuna, la tecnología está al alcance de cualquiera y los resultados logrados por Paco León con Carmina o Revienta o Mundoficción con El mundo en nuestro, que se hicieron en condiciones diferentes, han permitido a sus autores seguir haciendo cine y encarar proyectos más grandes".
Tanto para Alonso como para el sonidista Daniel de Zayas la especialización en departamentos técnicos ha sido una clave fundamental del éxito del nuevo cine andaluz, que hacen extensible a la labor del Centro Andaluz de Teatro, "de donde salieron precisamente directores como Santi Amodeo y Paco León y que actualmente no existe como centro de formación ni tiene recursos económicos. Y ese vacío de la cantera actoral lo vamos a padecer todos". Su opinión la compartieron y desarrollaron en su mesa redonda las actrices Cuca Escribano y Mercedes Hoyos.
En líneas generales, la primera jornada del seminario -que por las tardes se traslada a la Facultad de Comunicación, sede de las proyecciones- tuvo un carácter optimista: la frescura que derrochaba el Proyecto Cinexín ha creado marca. "En los mercados internacionales los compradores que buscan cine español miran ahora principalmente a Andalucía porque ven películas con muy buena factura, frescas y originales, que trabajan bien los géneros. A pesar de la crisis ha habido generación. Pero lo mejor de todo es que hay futuro", concluye Gervasio Iglesias.
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