Juventud y emoción coral en Artillería

Joven Coro de Andalucía | Crítica

Petra Grassi al frente del Joven Coro de Andalucía durante su actuación en Artillería
Petra Grassi al frente del Joven Coro de Andalucía durante su actuación en Artillería / Micaela Galván

La ficha

JOVEN CORO DE ANDALUCÍA

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Encuentro de Invierno. Joven Coro de Andalucía. Directora: Petra Grassi.

Programa: Sound architectures in choral music of the 20th and 21h century

Kim André Arnesen (1980): Even When He is Silent [2016]

Hubert Parry (1848 -1918): There Is An Old Belief, nº4 de Songs of farewell [1916-18]

Andrea Venturini (1959): Deafening silence [2013]

Arvo Pärt (1935): The Deer's Cry [2007]

Ambrož Čopi (1973): He wishes for the Cloths of Heaven [2015]

Tadeja Vulc (1978): Sine sole nihil sum [2019]

Ēriks Ešenvalds (1970): Only in Sleep [2010]

Eric Whitacre (1970): With a Lily in Your Hand [2001]

Einojuhani Rautavaara (1928-2006): Suite de Lorca [1973]

Lugar: Foro Magallanes de la Real Fábrica de Artillería. Fecha: Martes, 30 de diciembre. Aforo: Casi lleno.

El Encuentro de Invierno del Joven Coro de Andalucía culminó con dos actuaciones: una el día 29 en Aracena y otra el 30 en la Real Fábrica de Artillería, un concierto que confirmó el extraordinario nivel que, de la mano de Marco Antonio García de Paz, ha alcanzado esta formación que se mueve dentro del Programa Andaluz de Jóvenes Intérpretes, una de las joyas de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Para la ocasión, el conjunto se puso bajo la dirección de Petra Grassi, una eslovena de Trieste, que propuso y abordó un programa exigente y coherente, centrado en la música coral de los siglos XX y XXI. Un repertorio variado y contrastado que a la postre resultó muy adecuado para medir la madurez interpretativa de un conjunto integrado por una cuarentena de jóvenes cantores.

Desde el primer compás quedó clara la solidez del trabajo técnico realizado. La afinación fue ejemplar a lo largo de todo el concierto, incluso en los pasajes más comprometidos, y el empaste alcanzó un grado de uniformidad notable sin diluir la identidad individual de las voces. Grassi dirigió con un gesto firme, claro y muy expresivo, moldeando con precisión los planos sonoros, los ataques y las transiciones dinámicas. Los frecuentes cambios de disposición espacial –con desplazamientos y distribuciones variables del conjunto– estuvieron siempre bien resueltos y aportaron la variedad estilística y expresiva que pedían las obras programadas.

En Even When He Is Silent de Kim André Arnesen, destacó el magnífico tratamiento de los clímax, construidos mediante progresiones dinámicas muy ajustadas y orgánicas. La tensión creció de manera gradual y controlada, sin brusquedades, hasta desembocar en momentos de gran intensidad, siempre sostenidos por un equilibrio interno impecable. La obra más tradicional del programa, There Is an Old Belief de Parry, fue abordada con firmeza y densidad expresiva, subrayando su carácter introspectivo sin caer en la rigidez. El sonido, más compacto y contenido, mostró la capacidad del coro para adaptarse a un lenguaje armónico distinto sin perder coherencia estilística.

Uno de los puntos culminantes de la velada fue Deafening Silence de Andrea Venturini, concebida como una experiencia espacial y dramática. Con un grupo vocal en escena y el resto del coro distribuido por la sala, la obra evocó un lenguaje cercano a la policoralidad del final del Renacimiento, articulado a través de juegos antifonales de gran efecto. Por momentos, la música adquirió un carácter casi litúrgico, de plegaria colectiva, resuelto con admirable claridad y un admirable control del espacio sonoro. SiguióThe Deer’s Cry de Arvo Pärt, otro de los momentos mágicos de la noche, porque el grupo alcanzó un grado de concentración excepcional. El lenguaje modal y minimalista de Pärt, con su expresivo empleo del silencio, se resolvió en una tensión formidable que extendió, de forma bien distinta, el dramatismo del ejercicio anterior, casi experimental, de Venturini

La obra a doble coro del esloveno Ambrož Čopi, que según se nos explicó se escuchaba por primera vez fuera de su país, aportó calidez y densidad tímbrica. Destacaron el empaste, la uniformidad del vibrato para obtener una interpretación de marcada personalidad sonora. Las secciones solistas, integradas casi como un juego concertante con el conjunto, añadieron relieve expresivo sin romper la cohesión global. Sine sole nihil sum también era obra de una eslovena, Tadeja Vulc. Obra optimista, basada en textos de tradiciones populares de distintas culturas, puso a prueba el registro agudo de las chicas y la versatilidad de todo el grupo. Los numerosos efectos vocales, el trabajo espacial y los contrastes tímbricos fueron resueltos con precisión y valentía, sin fisuras técnicas.

Delicioso resultó Only in Sleep de Ēriks Ešenvalds, auténtico bombón nostálgico de claro espíritu navideño. La escritura melódica y homofónica permitió lucir la calidad tímbrica del conjunto, con líneas solistas delicadamente arropadas por el coro a bocca chiusa, que crearon un clima de íntima evocación. En With a Lily in Your Hand de Eric Whitacre, la intesidad de las líneas homofónicas y el vigor expresivo encontraron una respuesta contundente y bien calibrada, antes de que la Suite de Lorca de Rautavaara , auténtico clásico del canto coral contemporáneo, cerrara el concierto con profundidad y carácter. Aquí, la combinación de homofonía, efectos vocales y el diálogo entre solistas y conjunto evidenció, una vez más, la versatilidad y madurez de una formación joven capaz de emocionar desde el rigor y la excelencia musical. Porque sí, emociona ver a estos chicos ofreciendo música con el nivel de exquisitez, profundidad y precisión técnica que brindaron al público que casi llenó el Foro Magallanes de la Real Fábrica de Artillería en una hermosa despedida musical del año. Que 2026 les sea propicio.

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