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Festival del Cante de las Minas

La Unión premia la lúcida rebeldía de El Cabrero

  • El cantaor, que recibió el Castillete de Oro, piensa en jubilarse "porque ya me duele hasta el diafragma"

El Cabrero, el viernes en La Unión.

El Cabrero, el viernes en La Unión. / Marcial Guillén (Efe)

José Domínguez El Cabrero recibió el Castillete de Oro, la máxima distinción del Festival Internacional del Cante de Las Minas, tras su concierto de despedida del Antiguo Mercado Público de La Unión, donde levantó de sus asientos a un público rendido a su forma de afrontar los palos más duros del flamenco con letras de marcado carácter social.

Con el público en pie durante la primera de las cinco galas de la LIX edición, el alcalde de La Unión y presidente de la Fundación del Cante de las Minas, Pedro López Milán, entregó el Castillete de Oro al de Aznalcóllar, que anunció su retirada de los escenarios tras 46 años de trayectoria artística marcada por su compromiso social.

"Me retiro porque ya me duele hasta el diafragma. Lo he dado todo siempre que he venido aquí, donde se me ha reconocido y me voy más contento que unas pascuas", aseguró antes de recitar uno de sus fragmentos más conocidos: "Más roja que la amapola tienes la sangre; si alguno la tiene azul, que la tire o que la cambie, para ser como yo y tú". Además, el artista criticó en su actuación la medida del Ayuntamiento de Madrid de cancelar un concierto del cantautor Luis Pastor y de su hijo, Pedro Pastor, en las fiestas de Aravaca.

El concierto celebrado en la Catedral del Cante, donde el sevillano volvió tres años después de su última visita, se enmarca en su gira de despedida, donde demostró su dominio de la seguiriya o la soleá, y donde hizo de contrapunto la virtuosa guitarra de Manuel Herrera.

Con su sombrero de mayoral, su pañuelo rojo al cuello y calzado con botas camperas, un atuendo que nos recuerda sobre las tablas que no ha dejado de pastorear a su rebaño de cabras, Domínguez se arrancó por la soleá Ni rienda ni jierro encima, que da nombre a su último disco, y prosiguió por serranas. Bulerías inspiradas en un soneto de Jorge Luis Borges o las seguiriyas del Loco Mateo –"No quiero caenas/quiero libertad/pa’ yo decir toito lo que siento sin callarme ya"–, fueron parte del repertorio del cantaor, que ingresó en prisión para cumplir condena por blasfemar en un concierto en 1982.

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