EL NOVIO DE ESPAÑA | crítica de teatro

Una España soñada

Didac Flores, Christian Escuredo, Carmen Raigón y Marta Valverde, elenco completo de 'El novio de España'

Didac Flores, Christian Escuredo, Carmen Raigón y Marta Valverde, elenco completo de 'El novio de España' / JAVIER NAVAL

Es inevitable puntualizar que el sonido del Cartuja Center Cite no le hizo justicia a la única función de El novio de España que pudimos disfrutar en la noche del miércoles, víspera del día de los Santos Inocentes.

Juan Carlos Rubio está inmerso en una trilogía musical de la que ya nos presentó la maravillosa En tierra extraña una fantasía intelectual que unía a Concha Piquer, Rafael de León y Federico García Lorca. Un encuentro irreal, en julio de 1936, pero que lo hizo posible la pluma de Rubio a ritmo de coplas y jazz. Siguiendo este proyecto de recuperación de nuestro patrimonio musical, que ha necesitado el paso del tiempo para que los intelectuales empiecen a asumirlo, el autor sitúa la historia de su segundo capítulo, El novio de España, en 1952, un poco antes de que la España franquista fuese ‘recuperada’ y se le diese entrada en la ONU. En un plató de cine vuelven a juntarse los ya amigos Carmen Sevilla y Luis Mariano. Los acompaña Felip, el amante de Luis. El cantante vasco, afincado en Francia, va a pedirle la mano a Carmen Sevilla. Espera, al casarse con la novia de España, conseguir el estatus necesario para solicitar al régimen que sus padres puedan volver del exilio.

Estos son los mimbres que Juan Carlos Rubio, que también dirige la obra, nos plantea para contarnos muchas más cosas que una simple anécdota. Entre canciones que forman nuestra educación sentimental: Milagro de París (de la película Violetas imperiales), Ezin Ahaztu, El morrongo (de la revista Enseñanza libre), Carmen de España, C’est Magnifique, Ay, Carmela, El rossinyol, el Dúo de Felipe y Mari Pepa (de la zarzuela La Revoltosa), Violetas imperiales, la famosa Con el vito, el cuplé La pulga, o la inolvidable Volver, entre otras. Una recuperación que hubiera hecho las delicias de Manuel Vázquez Montalbán  y su Crónica sentimental de España.

Nos presenta, pues, un musical de pequeño formato pero con las voces deliciosas de Carmen Raigón, Christian Escuredo, Didac Flores y  Marta Valverde (que hace un equívoco pero rotundo personaje, la marquesa de Cangas) y la música de Julio Awad. La escenografía, siempre eficiente de Leticia Gañán y Curt Allen Wilmer envuelve esta pieza entre ficción y realidad.

Rubio dibuja una España soñada en la que las lenguas oficiales, el euskera, el gallego, el catalán y el español están presentes. Donde la diversidad sexual es reivindicada con alegría, con orgullo y en la que sus personajes, todos positivos invitan a una reconciliación que algunos, en la actualidad, están empeñados en ensombrecer. La obra, escrita en actos clásicos, va creciendo, tomando vuelo, desde la mera presentación del principio hasta su desenlace final con final de fiesta que dirían los flamencos.

Deliciosa, amable, reivindicativa, El novio de España es una apuesta segura en la que el texto va enseñoreándose como una buena copla.

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