DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

SONIA PRINA & JUAN SANCHO | CRÍTICA

Soberbio duelo de coloraturas

Prina, Espasa, Sancho y Vespres d'Arnadí.

Prina, Espasa, Sancho y Vespres d'Arnadí. / Federico Mantecón

Como expresó Rossini al final de sus días evocando los motivos de su renuncia a la composición de óperas, el fenómeno de los castrati indujo el desarrollo de una escritura vocal cada vez más florida, ornamentada y llena de saltos interválicos, sí, pero también de un patetismo y una expresividad de los afectos como nunca hasta el momento se había dado.

Haendel no sólo no se sustrajo a esa tendencia, sino que la llevó a su máxima expresión en las abundantes óperas que compuso a la medida de cantantes como Farinelli y, sobre todo, Francesco Bernardi, más conocido como Senesino. Una buena muestra de hasta dónde podían llegar las facultades de aquellos cantantes evirados ha sido la selección de arias haendelianas realizada por Sonia Prina para este soberbio concierto. Es un caso poco usual el de esta cantante, una auténtica contralto de voz oscura pero dicción clara (era sencillo seguir sus textos), un amplio rango sonoro y facilidad para mover la voz, para afrontar complicadas coloraturas y filigranas incluso en el registro más grave, lo que es extraordinario para este tipo de voz. Su fraseo estuvo siempre muy atento a la palabra, sobre todo en unos recitativos muy dramáticos y expresivos. Extraordinaria su capacidad de sostener la línea de canto en las arias patéticas, sin por ello renunciar a la ornamentación de forma muy elegante. Y espectacular en arias de furor como Empio dirò tu sei, coronada por un “Crudeltà”realmente sobrecogedor.

Juan Sancho no anduvo a la zaga en materia de canto florido, con amplio despliegue de cascadas de semicorcheas y de saltos ascendentes y descendentes. Su fraseo es siempre dramático, recreándose en las palabras y los acentos, con resultados espectaculares como los de D’instabile fortuna, sin dejar atrás la alegancia de su canto en Vil trofeo.

Redondeó la velada la enérgica y meticulosa dirección de Espasa, llena de sentido expresivo y de auténtica retórica barroca.

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