Historia de una leyenda

Bruno Galindo publica un libro con forma de relato oral en el que los autores de 'Omega', Enrique Morente y Lagartija Nick, explican las claves del disco y el impacto que significó

Morente, en el centro, con Lorena Enjuto, Antonio Arias, Eric Jiménez y Víctor Lapido, integrantes de Lagartija Nick, en una imagen de 1996.
Jesús Arias

14 de julio 2011 - 05:00

En el verano de 1995, Enrique Morente, que se encontraba trabajando en un disco de homenaje a Leonard Cohen, y el grupo de punk granadino Lagartija Nick, interesado en colaborar con el cantaor, entraron en contacto. Y aquello fue un choque de trenes. Decidieron hacer un disco, Omega, en el que fundirían los versos de Poeta en Nueva York, de Federico García Lorca, y las canciones del cantautor canadiense. Aquello fue una auténtica locura, con la voz de Morente alzándose sobre las guitarras eléctricas y los temas de Cohen llevados a lo más hondo del flamenco. El disco tuvo tal impacto que hoy, 16 años después, todavía se recuerda. Morente y Lagartija Nick tuvieron que tocarlo en Nueva York, en París, en México DF, en Buenos Aires. Y ahora una editorial, Lengua de Trapo, y un periodista, Bruno Galindo, han decidido que los protagonistas de aquella historia relatasen sus recuerdos. El resultado es Omega, historia oral de un álbum que unió a Enrique Morente, Lagartija Nick, Leonard Cohen y Federico García Lorca.

La idea de publicar el libro no se debe a la brusca muerte de Morente el pasado 13 de diciembre, según explica su autor. "Hace algo más de un año contactó conmigo el editor Víctor Lenore, que tenía la idea de dirigir una colección de libros sobre discos legendarios españoles. Me preguntó que qué disco elegiría yo. Omega, le respondí. Era la única obra de nuestra música popular contemporánea en cuya historia me interesaba ahondar. En el verano de 2010 prosperó la idea y se dio luz verde al proyecto. Contacté primero con Antonio Arias [líder de Lagartija Nick]. Más tarde, ya en septiembre, hablé con Enrique Morente. Quedamos en Madrid, en la terraza del hotel Puerta de Toledo. Superado el concurso de timideces, le hice la siguiente pregunta: ¿Prestaría él, inmerso en mil proyectos, atención y apoyo a la escritura de un libro sobre Omega? Me conmovieron su entusiasmo - 'que existiera ese libro sería un honor', me dijo-, gratitud -'soy yo el que tiene que darte las gracias'- y modestia -'¡Pero si yo no tengo nada que contar!'-. Me preguntó directamente: '¿Que necesitas?', y yo le dije: 'Hablar contigo el tiempo suficiente para saber todo lo que hay que saber sobre el proyecto'. Yo no quería hacerlo si él no quería, pero se comprometió a trabajar conmigo".

El libro tiene una peculiaridad. Galindo no aparece como narrador. Se limita a transcribir las opiniones de quienes intervinieron en la creación de Omega. Una obra de artesanía que hila toda la historia a través de diferentes testimonios: los del propio Morente, Antonio Arias, Eric Jiménez, Estrella Morente, Raúl Alcover, Juan de Loxa, Miguel Ángel Cortés, Tomatito, Vicente Amigo, Cañizares...

A Galindo lo que más le entusiasmó del disco fue "cómo está hecho". "Omega es una esfinge", dice. "Uno de esos discos que cuando lo escuchas, te vuelves a preguntar: ¿qué diablos es eso? Como en toda obra maestra, hay cosas que nunca terminas de entender. Creo que a los mismísimos Enrique Morente y Lajartija Nick debía planteársele alguna vez esa pregunta, incluso años después".

El libro cuenta con un prólogo de Santiago Auserón y de Leonard Cohen. ¿Fue difícil conseguirlos? "Conseguir cualquier cosa de Santiago Auserón es hermosamente difícil", responde Galindo. "Su perfeccionismo es legendario, lo que limita muy debidamente sus apariciones en cualquier formato. Valoraré siempre que haya tenido el detalle de participar en el libro. Las palabras de Cohen hay que agradecérselas a su amigo, el traductor y poeta Alberto Manzano, pieza importante, por cierto, en la gestación de Omega, ese disco con tantos padres e historias".

Galindo es consciente del impacto que produjo en el mundo del rock. "El rock advirtió enseguida la importancia de Omega porque ya existían experimentos en el rock internacional junto a los que hay que situar a Morente y Lagartija Nick. Como en el flamenco, no es que hayan aparecido obras que beben de esa fuente (las obras maestras son números primos). Pero es patente que Omega ha sido importante en el rock a la luz de la aceptación por parte del público y de la prensa del rock. Digamos que el rock es menos conservador que el flamenco, siendo el flamenco expresión única y primigenia de nuestro ADN, cosa que no es el rock".

La muerte de Morente fue un mazazo para Galindo, que se encontraba entonces en plena elaboración del libro. "La magnitud de la tragedia minimiza absolutamente cualquier sentimiento que yo pueda sentir", comenta cuando se le pregunta si sintió frustración. "Más bien doy las gracias por haber podido hablar con él sobre Omega y sobre otras cosas que guardo como un pequeño tesoro".

"La figura de Morente es inequívocamente mayúscula", añade. "Pero creo que como se valora debidamente es en el marco de la historia de la música. Nada aportará que yo diga que fue un genio irrepetible: ¿no sueno a charlatán? Curiosidad, imaginación, capacidad de escucha, olfato y muy, muy buen gusto son los atributos con los que yo asocio a Enrique Morente". '

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Father mother sister brother | Crítica

Destilación de la esencia de la vida

Lo último