La Spagna | Crítica

Voces y colores de la viola

La Spagna en el Espacio Turina

La Spagna en el Espacio Turina / P.J.V.

Tras la oportunísima Triste España sin ventura de arranque, el conjunto de Alejandro Marías, violagambista madrileño que enseña desde hace años en el Conservatorio Superior de Sevilla, se sumergió en un fascinante recorrido en torno a la melodía que da nombre a su grupo, La Spagna, una danza baja de origen incierto, que empieza a circular en el siglo XV y fue glosada y versionada infinidad de veces durante el Renacimiento. Recorrido fascinante, porque el conjunto pareció dejar el ego por completo a un lado y sirvió al canto llano de origen y a sus variaciones con un rigor austero y sin alharacas, cargado de bellezas, por los detalles de color que transmitían las diversas combinaciones tímbricas empleadas y por una general y refinada desnudez, capaz de crear una atmósfera calma, sin dejar por ello de ser intensa por las expectativas generadas en la escucha.

Pasados por las recercadas de Ortiz, suma del arte de la glosa en el XVI, para cuando ofrecieron su lectura personal de la Spagnoletta, casi convertida en una pequeña jam session en que los diferentes miembros del grupo fueron cediéndose la palabra, Marías había mostrado ya que tiene un bellísimo sonido con la viola soprano, que sonó perfecta en afinación (esto no siempre ocurre, incluso con los más grandes gambistas), y domina igualmente la tenor. Juan Carlos de Mulder tocó con notable ternura a Pilkington con una vihuela, y la viola bajo apareció en las manos del líder del grupo para un Tobias Hume muy colorista, por el amplio continuo reunido en torno a sí.

Quedaba la parte francesa del recital, la más vistosa y virtuosística. Empezó con una Portuguesa de Forqueray un tanto atropellada y en la que quizá la articulación de Marías resultó no todo lo clara ni precisa que exige la pieza. Muy delicada en cambio la Sarabande à l'espagnol de Marais y formidables sus Folias, que se escucharon completas (tampoco es lo más habitual) con sus 32 couplets, que permitieron a La Spagna mostrar su extraordinaria capacidad para combinar la variedad e individualidad de sus miembros con el trabajo conjunto para arropar a un solista que dio lo mejor de sí en este paseo entre lo exquisito y lo delirante por todas las posibilidades de la viola.

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