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Literatura

'Campos de Castilla': el poeta y el hombre

  • El editor Pedro Tabernero recupera 'Campos de Castilla' coincidiendo con el 80 aniversario de la muerte deAntonio Machado

  • Las ilustraciones de Jordi Garriga dialogan en este volumen con los poemas del autor sevillano

Una de las ilustraciones de Jordi Garriga realizadas para este volumen.

Una de las ilustraciones de Jordi Garriga realizadas para este volumen. / D. S.

"Ayer soñé que veía / a Dios y que a Dios hablaba; / y soñé que Dios me oía... / Después soñé que soñaba". "Castilla miserable, ayer dominadora, / envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora". "Caminante, son tus huellas / el camino, y nada más...". Desde Retrato, el primer poema del libro, que arranca con los memorables versos de "mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, y un huerto claro donde madura el limonero", Antonio Machado escribió en Campos de Castilla algunas de las líneas más sobresalientes de la poesía española.

Ahora, con motivo del 80 aniversario de la muerte del autor en Collioure, Pedro Tabernero y Grupo Pandora publican una edición conmemorativa de esta obra esencial, un volumen que amplía la colección Poetas y Ciudades y en la que las sobrias y elegantes ilustraciones de Jordi Garriga dialogan con la palabra sentida y honda (atraída por "lo eterno humano") de Machado. Una versión que se presentó este mes en el Instituto Cervantes de Madrid y que se complementa con las introducciones del poeta Enrique Baltanás y del escritor y director de Cuadernos Hispanoamericanos Juan Malpartida.

En Campos de Castilla, de la que esta edición reproduce la versión íntegra de 1912 –el libro fue más tarde ampliado por su autor–, Machado se aleja de los planteamientos estéticos de su obra anterior, Soledades. Galerías. Otros poemas. Es ya otro poeta, también otro hombre. Su trabajo como profesor de Francés en Soria y su enamoramiento de Leonor lo han cambiado. Ha dejado atrás la retórica simbolista y ahora busca la esencia, un diálogo consigo mismo que libra en los paisajes castellanos.

Otra de las ilustraciones de la nueva edición de 'Campos de Castilla'. Otra de las ilustraciones de la nueva edición de 'Campos de Castilla'.

Otra de las ilustraciones de la nueva edición de 'Campos de Castilla'. / D. S.

Asoman por el conjunto los temas que definirán su obra y su pensamiento: la preocupación por España, la añoranza de los escenarios de la infancia, la devoción por lo popular, que se percibe en su romance La tierra de Alvargonzález, la leyenda de dos parricidas que acabarán pagando su codicia. "No hay que olvidar", señala Malpartida, "que todo en su familia le inclinaba hacia una atención especial al folclore, a lo que pasa en el pueblo. Siempre, por ejemplo, fue fiel a la copla y al canto que cuenta".

En ese paisaje en el que "cruza errante la sombra de Caín", Machado ubica una amarga meditación sobre España. Ya los primeros textos (A orillas del Duero, Por tierras de España) caracterizan, expone Baltanás, al "hombre castellano con rasgos acusadamente desproporcionados, insistiendo en la nota negra". En Por tierras de España, el poeta lamenta: "Abunda el hombre malo del campo y de la aldea, / capaz de insanos vicios y crímenes bestiales, / que bajo el pardo sayo esconde un alma fea, / esclava de los siete pecados capitales".

Ilustración de inspiración machadiana de Jordi Garriga. Ilustración de inspiración machadiana de Jordi Garriga.

Ilustración de inspiración machadiana de Jordi Garriga. / D. S.

En su prólogo, Baltanás cuenta que la aparición de este poema motivó numerosas cartas al director que juzgaban hirientes esas descripciones. En el poema anterior, A orillas del Duero, Castilla no sale bien parada: "La madre en otro tiempo fecunda en capitanes / madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes".

Con esa perspectiva desolada convive otro Machado más ligero y juguetón, especialmente en secciones como los Proverbios y cantares o Humoradas, donde se muestra cercano y humilde. "Cantad conmigo en coro: Saber, nada sabemos, / de arcano mar vinimos, a ignota mar iremos", expresa. "Nunca perseguí la gloria / ni dejar en la memoria / de los hombres mi canción; / yo amo los mundos sutiles / ingrávidos y gentiles / como pompas de jabón", declara también en un tramo final en el que vuelve a esos días azules de su edad más temprana. "¡Ah, cuando yo era niño / soñaba con los héroes de la Iliada! /Ayax era más fuerte que Diómedes, / Héctor, más fuerte que Ayax, / y Aquiles el más fuerte; porque era / el más fuerte... Inocencias de la infancia!".

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