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Manolo Cuervo al cuadrado

  • El artista ha escogido Morón de la Frontera para presentar una antológica de sus obras pictóricas en los últimos años

  • La exposición podrá verse también, dentro de unos meses y seguramente ampliada, en Sevilla

Manolo Cuervo, junto a algunas de las obras que recoge la exposición.

Manolo Cuervo, junto a algunas de las obras que recoge la exposición. / Estrella Roldán

Manolo Cuervo ha escogido Morón de la Frontera para presentar una antológica de sus obras pictóricas de los últimos años. Puede parecer casual el emplazamiento de la muestra, pero no hay casualidades sin coincidencias. Morón y la base militar es un lugar clave en el nacimiento del underground sevillano de finales de los 60.

A través de los discos de rock que se podían conseguir gracias a los soldados norteamericanos de la base militar, se alimentó los aires de libertad y creatividad que el modo de vida que la música psicodélica llevaba aparejada. Aparecieron en la ciudad los primeros hippies y se formó el grupo Smash, alrededor del cual gravitó aquella contracultura que hasta contó con el Manifiesto de lo Borde, en el que se decían cosas como que "sólo puede uno corromperse por el palo de la belleza".

Un jovencísimo Manolo Cuervo llegó a vivir los últimos momentos de todo aquello y hasta firmó en 1978 el cartel de la película de Gonzalo García Pelayo Vivir en Sevilla, quizás el testamento de esos años que culminaron, según muchos de sus protagonistas, en el festival de rock Salta la Tapia, celebrado en el antiguo manicomio de Miraflores en mayo de aquel mismo año. Pasado el tiempo, ya en los 80, Manolo Cuervo, en su faceta de diseñador gráfico, contribuyó a modernizar la imagen de la ciudad con sus carteles, especialmente significativos los de Cita en Sevilla o los de todas las ediciones del desaparecido Festival de Jazz, entre otros muchos de eventos culturales.

En la exposición de Morón de la Frontera no se exhiben carteles pero sí una obra de grandes dimensiones en la que el artista usa sus propios carteles para componer, mediante el decollage, carteles rasgados y superpuestos unos sobre otros, un gran panel en el que la definición tópica de lo que debe ser el cartel, un grito en la pared, se convierte en un muro polifónico y multicolor. Aún queda otro resto del diseñador en la planta baja, tres cuadros que podrían ser carteles que al artista le gustaría que le hubieran encargado: uno de ellos del Festival Internacional de Cine Europeo de Sevilla, el año en el que cumplía el centenario del nacimiento del dadaísmo, en el que aparece un ojo y una navaja de afeitar, referencia clara a Un perro andaluz de Luis Buñuel.

'Querido, te recuerdo...', la obra que dedica al concierto de Pat Metheny. 'Querido, te recuerdo...', la obra que dedica al concierto de Pat Metheny.

'Querido, te recuerdo...', la obra que dedica al concierto de Pat Metheny. / D. S.

En la sala alta se encuentra el grueso de la exposición con las obras dispuestas, también como el panel de abajo, a modo de muros de imágenes en los que se despliega todo el arsenal de recursos plásticos característico del pintor: fondos donde el gesto congelado del expresionismo abstracto se tiñe de color y sobre los que se disponen figuras icónicas del cine, la música, el arte o la publicidad que Manolo Cuervo hace suyas y que utiliza de forma recurrente, a veces mezcladas con otras provenientes de su propia vida, y con letras que remiten al diseño gráfico.

Incluso la dos obras de mayor formato también se muestran acompañadas de otras. En la primera de ellas, la imagen de la Virgen de la Hiniesta de su cartel para el 450 aniversario de la misma, se encuentra con la silueta de Miles Davis de la portada del disco Sketches of Spain, donde se incluía el tema titulado Saeta, detonante en la imaginación del pintor del origen del cuadro. El otro nos aclara aún mejor los intereses plásticos y vitales de Manolo Cuervo: al lado de dos guitarras, una figura femenina está hablando por teléfono y en el típico bocadillo de los cómics se lee: "Cariño te recuerdo que hoy vamos al concierto de Pat Metheny".

El entusiasmo y la admiración por la figura del guitarrista estadounidense no es sólo por la música, sino también por el concierto, por la pasión particular vivida en el acontecimiento público; invitación a celebrar la belleza con una imagen que trasciende la degradada por la publicidad habitual y la rescata para mostrarla tan adecuada para el hoy presente del texto del cuadro como de la persistencia del deseo. Ese hoy puede ser cada día. A través de un lenguaje pop actualizado, Manolo Cuervo mantiene viva la memoria de aquella forma de vida de la contracultura sevillana en la que se formó como artista.

Esta misma exposición, con muchas obras hasta ahora inéditas, se expondrá –probablemente incorporando más piezas– en los próximos meses en la Casa de la Provincia de Sevilla.

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