Marion Cotillard lleva un amor loco a Cannes con 'Mal de pierres'
La lucha de las mujeres por adueñarse de su destino marca la jornada Ryan Gosling y Russell Crowe presentaron 'The nice guys'
Mujeres que luchan por tomar las riendas de su destino fueron las protagonistas ayer del Festival de Cannes, donde la francesa Marion Cotillard vive un amor "fou" (loco). Las directoras Andrea Arnold (Reino Unido) y Nicole Garcia (Francia) presentaron sendas películas a competición, American honey y Mal de pierres, respectivamente, con un denominador común: sus protagonistas persiguen su sueño. Pero Arnold y Garcia no tuvieron la misma suerte, y la primera tuvo que escuchar los primeros abucheos de esta 69 edición del certamen francés.
Tampoco entusiasmó el amor "fou" que siente Marion Cotillard en Mal de pierres, aunque sí fue aplaudida. Nicole García se inspira en la novela de la italiana Milena Agus (Mal di Pietre) para llevar a la gran pantalla el deseo de una mujer de adueñarse de su destino. La trama transcurre en los años 50 del siglo pasado y la cinta relata la historia de una mujer (Marion Cotillard) de un pueblo del sur de Francia cuyo estado mental es cuestionado por sus padres. Preocupados por ella, deciden casarla con un granjero español (Alex Brendemühl) que huye de la guerra. Durante una cura conoce a un veterano de la guerra de Indochina (Louis Garrel), del que se enamora apasionadamente y su marido, por amor a ella, deja que su esposa persiga esa pasión.
Por otra parte, rodada en EEUU, American Honey es una road movie con mucha música. La cámara sigue por las carreteras de EEUU a una joven (la debutante Sasha Lane) de una familia disfuncional en Texas, que se une a un grupo de jóvenes desarraigados (entre ellos Shia LaBeouf) que se buscan la vida vendiendo suscripciones a revistas casa por casa, en barrios acomodados de grandes ciudades del sur del país. Juntos comparten drogas, canciones, alcohol y muchas horas de carretera. La directora ofrece un retrato demoledor de una generación sin perspectivas, lejos del sueño americano.
En una clave muy diferente, el actor Russell Crowe llegó ayer haciendo fotos y vídeos a los periodistas que le esperaban en Cannes, bromeó sin parar con su compañero Ryan Gosling y aseguró entre risas que ni sabe lo que es el método Stanislavski ni ha tomado nunca clases de interpretación: "Pero actúo desde que tenía seis años". "Uso el método Russell Crowe", dijo el neozelandés, que consideró que con el tiempo "te vuelves más eficiente y vas al centro del personaje". Y añadió: "No es tan complicado, si quieres ser un actor, simplemente trabájatelo" y, parafraseando a Spencer Tracy, aseguró que se trata de "aprender el diálogo y no tropezar con los muebles".
Crowe y Gosling presentaron en Cannes, fuera de competición, The nice guys, una comedia de detectives ambientada en los años setenta y dirigida por Shane Black. Los dos protagonistas mostraron una gran química primero ante los fotógrafos y luego en la rueda de prensa, en la que Crowe no paró de reír y de bromear ante un Gosling que mantuvo la compostura. Junto a ellos, Shane Black; el productor, Joel Silver, y la jovencísima Angourice Rice, que interpreta en la película a la hija de Gosling y demostró muchas tablas en su segunda visita al Festival de Cannes.
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