MORGAN | Crítica

Tan vivos y tan queridos

  • Morgan nos hicieron disfrutar de uno de los mejores conciertos de este año en Sevilla.

Nina de Juan

Nina de Juan / Miriam Calero

Dulcemente, Morgan volvieron a Sevilla y conquistaron la plaza. Con diecisiete canciones en un punto medio entre tradición y renovación, que en su conjunto constituyen una sinfonía que no admite comparaciones con nada de lo que nos dan otros grupos españoles, se nos mostró sobre el escenario una banda íntima, nostálgica, suave y, sobre todo, fresca. Su disco Air se fue desplegando como era de prever, desde el pinkfloydiano Planet earth con el que comenzaron, hasta culminar con una de las mejores canciones de este año, Marry you.

Nina de Juan alabó el lugar en el que cantaba, este maravilloso patio del convento de la Cartuja en el que disfrutamos de las noches del ciclo PopCAAC, en el que se unen la arquitectura del espacio y la arquitectura del sonido, en el que nos dejamos invadir por la emoción que se siente ante la presencia del arte. Y con la música, la más intangible y volátil de las artes, de la mano de Morgan hicimos un viaje al reino de la sensibilidad, a la república de la belleza, al imperio de la intensidad; hasta el fin del mundo nos habríamos dejado llevar por una tripulación como la que tenía al frente a Nina, que todo lo dominaba, arropada brillantemente por los otros cuatro músicos que componen el ente total que es este grupo.

 La música de Morgan trasciende el presente, porque es música de y para siempre, música para sentir, para hacer el amor y la guerra. Y por encima de esa música, paseando por los acordes de la extraordinaria guitarra de Paco López, el bajo, la batería, los fraseos del teclado que tanto recordaba al de Brian Auger, como quien pasea por el filo de una navaja, la voz incomparable de Nina, tan versátil que en The child era Prince, en Another road era Stevie Wonder o en Roar estaba imbuida por los espíritus de todas las compositoras y cantantes del Brill Building. Ella misma lo dice en la letra de Volver: Nina tiene algo dentro, nosotros lo hemos visto brillar.

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