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Noche transfigurada | Crítica de danza
**** ‘Noche transfigurada’. Proyecto, Dirección y Coreografía: Manuela Nogales Música: Arnold Schömberg (interpretada por el sexteto de cuerda femenino Almaclara, dirigido por Beatriz González Calderón) y Lehónidas Boskovec. Intérpretes: Inés García, Lucía Vázquez, Leticia Gude, María Moguer, Raquel Navarro y Manuel Cañadas (bailarines), Inés Moreno (violín I), Irene Fernández (violín II), Aglaya González (viola I), Ariadna Boiso (viola II), Beatriz González Calderón (violonchelo I) y Carmen Fernández (violonchelo II). Fotografía y vídeo: Lehónidas Boskovec. Iuminación: Guillermo Suero. Vestuario: Manu-Kost / Ellavled Alacano. Lugar: Teatro Lope de Vega. Fecha: Domingo 24 de abril. Aforo: Tres cuartos.
En plena madurez creativa, Manuela Nogales regresa a la escena con un hermoso espectáculo para seis bailarines (cinco mujeres y un varón) y un estupendo sexteto de cuerda, femenino y sevillano, perteneciente a la Orquesta de Cámara de Mujeres Almaclara.
Con ellos, fiel a sí misma, la coreógrafa continúa su indagación sobre el mundo femenino, con sus fortalezas y sus vulnerabilidades, siempre apoyada en grandes partituras de la música contemporánea.
En esta ocasión, la pieza elegida ha sido la Noche transfigurada, obra de juventud de Arnold Schömberg -padre del dodecafonismo o serialismo- que parte de un poemade Richard Dehmel en el que, paseando por un bosque bajo la luna llena, una mujer le confiesa a su amante que espera un hijo de un extraño.
Esta sencilla anécdota y la tormenta interior que desencadena en sus protagonistas, llena de lirismo la música del vienés y ofrece a Nogales la oportunidad de adentrarse en una vorágine de sentimientos, expresados siempre, incluso en los pasajes de mayor violencia, con una enorme elegancia y con el trabajo de brazos y manos que la caracteriza.
Por otro lado, la presencia del varón -un extraordinario Cañadas, cada vez más ascético y cercano a la estética del Butoh japonés- nos acerca a los protagonistas del poema (junto a una Lucía Vázquez magnífica, al igual que las demás) y nos brinda, con su generosidad, un brillante y esperanzador final.
Boskovec (alias de Fernando Romero), completa la velada con una composición sonora llena de sugestivos e inquietantes sonidos de la naturaleza y unas imágenes dominadas por la brillante luna.
Magnífica también la iluminación de Guillermo Suero y más que notable la interpretación del sexteto de Almaclara de la difícil pieza de Schömberg.
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