DERBI En directo, el Betis-Sevilla

Pop Caac 2023

¡Qué bonito ha sido!

  • Maravilloso concierto el ofrecido por Morgan en la noche del jueves, formando parte del ciclo Pop Caac que se celebra en el Patio del Padrenuestro del Monasterio de la Cartuja

Morgan

Morgan / Blankauve

Me sirve perfectamente como titular de esta crónica esa frase que Nina de Juan, la cantante de Morgan, le dijo a los otros miembros de la banda, apartando su boca del micrófono, embargada por la emoción, para constatar la forma en la que el público se había prestado a entonar con ella los oooh oooh oooh del estribillo de Praying. Pero no fue ese el único momento bonito del maravilloso concierto que dieron en el Pop Caac, porque estos menudearon y prácticamente en cada una de las canciones nos dejaron momentos bajo el calor de la noche que nos tocaban los sentidos: cómo en Attempting se rompieron los lalalala de todos con una ráfaga del teclado de David Schulthess para mantenerse en unos acordes del más puro sabor de Brian Auger; cómo nos transportaba la voz de Nina en Sargento de hierro lejos, muy lejos: cúrame viento, ven a mí y llévame lejos; cómo en Home pasaron de ser Pink Floyd, con Paco López sacando de su guitarra las notas del Coming Back to Life de estos en una intro que se convirtió enseguida en una gema que bien podría estar extraída del genial Between the Lines de Janis Ian, tal como Nina la estaba interpretando, de manera deslumbrante; cómo nos hicieron bailar casi al final con el groove de Thank You y Another Road (Gettin’ Ready), puro funk, la segunda de ellas introducida con gran habilidad y gusto por el bajo de Willy Planas después de que la primera terminase de forma ardiente y palpitante con soberbios solos de teclado y guitarra; cómo Flying Peacefully nos hizo hervir con más intensidad que las casi cuatro decenas de grados que marcaba el termómetro del móvil; cómo Paco miraba con adoración a Nina mientras la acompañaba con una guitarra acústica en la interpretación de Marry You, para sacarnos del embelesamiento de la magia de los dos un redoble de la batería de Ekain Elorza, asociado a una impresionante línea de bajo de Willy, que hicieron entrar en acción al resto de la banda para darle a la canción un impulso hacia adelante que marcó el final del concierto. Momentos que se fugaron luego, como los del poema de Alfonsina Storni; momentos que nos dejaron en el alma una eterna esencia.

Desde que comenzaron con la conmovedora Alone, plena de complejidad, elegancia e impacto, para seguir con Blue Eyes, ya advertimos el maravilloso equilibrio entre la nostalgia, la experiencia compartida y el poder de la música que hace de Morgan una banda con canciones en un punto medio entre tradición y renovación, que no admiten comparaciones con nada de lo que nos dan otros grupos españoles; ellos ofrecen muchas emociones dulces, pero no endulzan las cosas. Sus canciones, además, suenan de una forma mucho más bonita que el subtexto de sus letras, que a veces, como en River, están llenan de angustia y miedo: soy una piedra y el río tira de mí hacia abajo; no tengo voluntad, estoy atrapada en el barro, enjaulada. El río posee tu presente, tu pasado y tu futuro; el río gana; canta Nina en ella, y lo hace entre armonías muy agradables. Morgan factura un rock suave, aunque enormemente potente, como revelan los fundamentos fuertes y agresivos de otra canción como Paranoid Fall. Hicieron un trabajo brillantísimo los cuatro músicos que ya he citado, además de Gaby Planas, hermano menor del bajista, alternando teclado, unas discretas guitarras y unas percusiones extra que les daban mucho cuerpo a las canciones.

Nina de Juan Nina de Juan

Nina de Juan / Blankauve

La noche comenzó temprano, cuando a las nueve y media todavía no se había terminado la cola de espectadores que se formó en la entrada y ya estaban sobre el escenario Random Thinking, el dúo formado por los hermanos Aurora y Ángel Pérez, a solas con sus guitarras acústicas y la voz de ella, de tan diversos matices que totalmente cruda, natural y despojada del sonido de una gran instrumentación lanzaba al aire el sonido de las emociones solo con su gran rango vocal. Aurora es una intérprete que no rehuye la franqueza y la vulnerabilidad, tanto en el concierto como en la composición de canciones como Quite sickening o I’m a woman and you’re a man, las dos interpretadas aquí, tragedia irónica la primera y comedia sexy la segunda. Sus cuerdas vocales no se resquebrajaron en ningún momento; su forma de cantar estuvo llena de garra, de capas de recuerdo, de dolor, de alegría, de desafío. Ángel, por su parte, es un maestro sacando acordes elegantes de su guitarra, precisos y preciosos, en la forma en la que los grandes guitarristas flamencos emplean sus falsetas. Hubo dos momentos instrumentales, Rumbo al Sur al inicio y Borli en la recta final, en los que él llevó el peso con sonidos llenos de detalles y ornamentos, pero cuando a eso se sumó la voz de Aurora entre los dos facturaron canciones que, en su minimalismo, son ricas -Sons of a New Age-, resonantes -Off Season-, luminosas -Doing Fine-, e incluso inquietantes, como en la versión del Malted Milk de Robert Johnson que pasaron por el tamiz claptoniano. Fue un concierto magnífico, aunque le faltase la conexión visceral con unos espectadores que estaban allí a otra cosa, todavía acomodándose al entorno, que así y todo se iban situando ante el escenario en mayor cantidad a medida que sonaban las canciones.

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