Salinas pinta un toro "con trapío" para el cartel de la Maestranza 2009
El pintor sevillano, referente del arte abstracto español, se aparta de su estilo habitual en su interpretación de la Fiesta
Cuando los carteles de las temporadas de la Maestranza llegan al bar Taquilla, los empleados de tan taurino rincón sevillano azuzan el ingenio propio de la barra de un negocio para buscar motes a la interpretación de la Fiesta plasmada en el lienzo. Los hay maliciosos -"ése es el moscas en el yogur"- o supersticiosos -"amarillo mala suerte"-, en referencia a las obra de Katz (2006) y Barceló (2008), respectivamente. Este año tendrán que reconocer que la obra del pintor Manuel Salinas (Sevilla, 1940) refleja, sin duda, la casta del toro.
Desde 1994, año en el que se inauguró la colección de carteles encargados a "primeras figuras de artistas", como Botero, Laffón o Rivers, con el pintor Juan Maestre como promotor de la iniciativa, muchas han sido las obras que han generado polémica entre los aficionados. "Por la experiencia de años anteriores", Alfonso Guajardo-Fajardo, teniente de hermano mayor de la Real Maestranza de Caballería, le pidió a Salinas, uno de los referentes españoles más importantes del arte abstracto, que le enseñara el boceto. "Tenía yo más miedo que él, a los 15 días ya lo tenía hasta firmado", dijo ayer durante la presentación en el salón de carteles del coso. Cuando vio la obra respiró aliviado: "Es el idóneo para esta temporada. Un toro con trapío".
Poco dado a hablar de su obra, Salinas declara que ha creado este óleo con "gran ilusión" y "porque quiero seguir viviendo en Sevilla". No en vano, para este encargo parece alejarse de la abstracción que le ha hecho valedor de un sitio indiscutible en el arte contemporáneo español. Juan Manuel Bonet, crítico de arte y ex director del Reina Sofía, afirma que el óleo, que muestra un toro zaino de peso, evoca "la primera etapa de la pintura de Salinas en los años 60, la época de la galería Pasarela y el club La Rábida. Ha plasmado la gran fuerza emblemática del negro". El cartel, que "es un grito en la pared", está "inscrito en su pintura", aunque él también esperaba un cartel "abstracto que reflejara la Fiesta a través de los colores".
Eduardo Canorea, empresario de la plaza, declaró sobre la obra que "a simple vista se reconoce que está hablando de toros. Tiene la buena suerte debajo del brazo. De momento tiene excluido el amarillo, así que pienso que no se va a mojar". Un buen augurio para un cartel que, por ahora, no trae polémica.
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