Sinsentido y desilusión

Crítica de Teatro

Un momento de la función, que podrá verse en el Lope hasta el domingo.
Javier Paisano

27 de octubre 2017 - 02:34

La ficha

** 'Una gata sobre un tejado de zinc caliente'. Zebra Producciones. Autor: Tennessee Williams. Versión y dirección: Amelia Ochandiano. Intérpretes: Juan Diego, Begoña Maestre, Andreas Muñoz, Alicia Sánchez, Marta Molina y José Luis Patiño. Escenografía: Ricardo Sánchez Cuerda. Iluminación: Felipe Ramos. Vestuario: María Luisa Engel. Lugar: Teatro Lope de Vega. Fecha: Jueves, 26 de octubre de 2017. Aforo: Completo.

Siempre es un honor ver a Juan Diego sobre las tablas y más aún cuando viene a su casa, Sevilla, que, como ocurrió anoche, lo recibió ofreciéndole el profundo amor que le tiene y dedicándole una fuerte ovación, puesto en pie todo el teatro, por su papel de patriarca en la obra de Tennessee Williams.

Otra cosa es esta versión de Amelia Ochandiano con la que este crítico sólo empatizó en las escenas que mantiene el padre con el hijo. Una de dos, o sufrí un trastorno, espero que transitorio, y no entendí nada o hace tiempo que no he asistido a unas interpretaciones más desajustadas que me hicieron sacarme de la obra.

La propuesta de Ochandiano tiene algo a su favor: difícilmente uno se acuerda de la versión cinematográfica. Es algo tan distinto que, por primera vez, he dudado si Tennessee Williams es capaz de resistir el paso del tiempo.

He leído algunas declaraciones de la directora acerca de que el personaje de Maggie representa el inicio de la mujer contemporánea. Supongo que se refiere a que este personaje verbaliza su deseo sexual y expresa su desaliento ante la falta de apetito carnal que sufre su marido.

Sin embargo, nunca, como en esta versión, he sentido más machismo en el dibujo de estas tres mujeres. Ya sea por el desprecio con el que son tratadas por sus hombres o por el dibujo de sus personajes: Maggie, la gata, a la que sólo le falta una barra de stripper en la secuencia final. Esa madre, medio tonta, rebajada al máximo por su marido y alelada total con lo que ocurre alrededor. Y Mae, la cuñada, ejemplo de coneja procreadora, envidiosa y cotilla. Los personajes masculinos tampoco se salvan, pero siguen mandando en esta historia en la que el drama del Sur de Williams casi se convierte en una comedia barata y sin entidad.

El público aplaudió al final. Yo no daba crédito de esta función.

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