Temple y casta de la dinastía EspartacoEl hijo "Antes de torear me temblaban las piernas, pero el temple lo puede todo"

Todavía resuena el éxito de ambos. Los Espartaco -Juan Antonio, máxima figura del toreo y ahora ganadero- y su padre, Antonio, torero retirado y actualmente profesor de la Escuela taurina de Espartinas, dieron el pasado sábado un recital de buen toreo y de raza, respectivamente, en el festival celebrado en La Puebla. Los profesionales corearon sus actuaciones, que quedaron guardadas como oro en paño en los corazones de los aficionados. Y es que Espartaco, a sus 48 años, deleitó con un toreo de temple exquisito y sublime ligazón. Y su padre, a sus 70 años, no quería soltar la muleta que le ofreció Juan Antonio y toreó con ilusión novilleril. Lo que iba para festejo benéfico acabó en un acontecimiento marcado por el temple y la casta de la dinastía Espartaco. / Luis Nieto

Temple y casta de la dinastía EspartacoEl hijo "Antes de torear me temblaban las piernas, pero el temple lo puede todo"

26 de octubre 2011 - 05:00

Espartaco, caracterizado por una profesionalidad sempiterna, explica que para el citado festival "perdí cinco kilos en un mes, he toreado varios novillos en mi casa y he entrenado mucho de salón porque el festejo se daba a las puertas de Sevilla y el cartel era fenomenal. Quizás no tenía que demostrar nada. El novillo acompañó mucho. Y yo me me sentí muy bien, toreando con felicidad delante de mis hijos". Con respecto a la faena y al nobilísimo ejemplar de Algarra, al que se le premió con la vuelta al ruedo, analiza: "A mí me temblaban las piernas antes de torear, pero el temple, que nunca se olvida, lo puede todo. Cuando toreas una vez al año te preocupas más; al no contar con más oportunidades seguidas. Conseguí quedarme en el sitio preciso para ligar y no me tropezó los engaños. El novillo fue muy bueno".

La faena estuvo dedicada precisamente a sus tres descendientes, en la barrera. Espartaco desvela el brindis: "Les dije: ¡A los tres grandes amores de mi vida! -Alejandra, 19 años; Isabel, 17; y Juan, 9 años-. Yo miraba para arriba en cada tanda. Fue maravilloso lo que sentí dentro". De los tres, Juan ya hace sus pinitos como aficionado práctico y Espartaco señala: "Ahí anda. Lo importante es que respete este mundo y la grandeza de esta Fiesta".

Cuando le comentamos que sus compañeros, en el callejón, hablaban de que se encuentra para realizar una campaña completa, Espartaco contesta con seriedad: "Continuaré con festivales y toreando alguna corrida extraordinaria; pero no estoy para una temporada entera. No me veo con capacidad para competir todos los días con las figuras".

El diestro, tras cuajar la faena, sorprendió al público, al ceder a su padre la muleta, lo que supuso que se viviera un hito: "Con 70 años no sé si toreará más en público. Por su afición, habría que hacerle un homenaje en un festival. Tiene un amor increíble a esta profesión. Empezó a torear y no quería devolverme la muleta. Le tuve que convencer. Quedaban cinco toreros y por él se hubiera hecho de noche".

Espartaco analiza su etapa de ganadero, en la que ha cosechado ya varios éxitos importantes: "Estoy muy ilusionado. Estamos en un momento muy complicado para todos. El éxito como ganadero es cuestión de mucho tiempo y espero que mis hijos sean buenos ganaderos con lo que estoy creando. Tienen afición para ello".

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