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Trapiello: "Alberti y su mujer eran como un poder paralelo de la República"

  • El escritor publica una versión ampliada de su libro 'Las armas y las letras'

Diecisiete años después de que Andrés Trapiello escribiera Las armas y las letras, ese libro en el que ahondaba en el papel de los intelectuales en la Guerra Civil, el escritor publica una nueva edición con importante material inédito y fotografías que ilustran a las claras la posición de autores como Alberti.

Una fotografía de Alberti, enviada a Ehrenburg en 1965 y en cuya dedicatoria califica la guerra como "la belle époque"; otra de Octavio Paz levantando el puño; una carta de Edgar Neville sobre el asesinato de Lorca; otra misiva de Torrente Ballester en la que considera la guerra como "un deporte de hombres" y un manuscrito de Sánchez Mazas sobre su cárcel y su ejecución son algunos de los documentos inéditos más destacados.

"Lo curioso de Alberti es que veía la guerra como la belle époque veinticinco años después de que ésta hubiera terminado, en plena dictadura franquista. Pero es que para el poeta y su mujer, María Teresa León, la guerra fue eso, una belle époque: eran las estrellas de la República, como un poder paralelo", afirma Andrés Trapiello.

Trapiello pertenece a la generación de los "hijos de la guerra" (su padre la ganó, pero "quedó marcado para siempre" por ella), y quiso escribir este libro, que ahora publica Destino en una excelente edición, para "tratar de entender mejor este fenómeno y ver dónde se producían las fisuras".

Galardonado con numerosos premios, entre ellos el Nadal y el de la Crítica, Trapiello nunca compartió del todo la idea de que "los mejores escritores estaban del lado de la República y los peores, del lado de los nacionales". También veía que "los que habían ganado la guerra habían perdido los manuales de literatura", y que "la guerra de la propaganda estuvo en la República".

Para aclarar todo esto se embarcó en Las armas y las letras, que pronto se convirtió en libro de culto y que, por supuesto, suscitó polémicas. La voz de Francisco Ayala dejó clara la importancia de esta obra: "Trapiello rinde con su libro un gran servicio a nuestra historia intelectual al trazar el panorama objetivo, veraz y, a la vez, comprensivo y compasivo, de la república de las letras durante un período tan doloroso y tan turbio como el de la guerra civil española", escribió Ayala en El País.

La tesis de que la guerra la hicieron "dos minorías muy violentas y revolucionarias", pero que había "una tercera España mayoritaria, más o menos pacífica, en la que estaban representadas todas las ideologías y que, en principio, no quería participar en la guerra", era también otra de las aportaciones del libro de Trapiello. "Peor que ser un comunista o un fascista era ser liberal", asegura Trapiello, para añadir a renglón seguido que "muchos escritores fueron eliminados o borrados" durante la guerra y la posguerra.

De ahí que la obra de Trapiello sirva también para destacar la importancia de escritores como Chaves Nogales, Clara Campoamor, Morla Lynch o de incluso el propio Juan Ramón Jiménez y su libro España en guerra. "Nadie tenía interés en escuchar el discurso de la tercera España que ellos representaban. Eran testigos incómodos para las dos partes porque denunciaban los crímenes".

La nueva edición de Las armas y las letras llega "a rincones que no llegaba la primera". Si la foto de Alberti demuestra cómo el gran poeta vivió la guerra, también es elocuente la carta de Gonzalo Torrente Ballester, dirigida al poeta uruguayo Carlos Rodríguez Pinto. A sus 25 años y "bajo la influencia de Ortega y Gasset", aclara Trapiello, el futuro autor de Los gozos y las sombras afirma que la guerra "es un deporte de hombres". "Dura cosa es la guerra -y yo no fui a guerrear-. Dura y hermosa. La guerra -ésta, entre hermanos, sin química, pero profundamente religiosa- es un deporte de hombres. Yo, intelectual, un poco por encima de ciertas cosas, siento hoy un tanto de reverencia por el héroe", escribía Torrente Ballester en aquella misiva.

El poeta Miguel Hernández vivió la guerra de forma muy distinta a la de Alberti. El distanciamiento entre ambos "refleja las dos caras del comunismo". El poeta alicantino creyó que "su obligación era llevar la literatura al frente, no permanecer en la retaguardia". Para Alberti, era "más importante la propaganda que el frente", indica Trapiello.

En el libro se recuerda el episodio "tristísimo" de cuando Alberti le ofreció a Miguel Hernández un avión para salvarlo y el autor de El rayo que no cesa, "que era tan honesto y honrado como insensato y temerario, pensó que no le hacía falta".

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