Cuando el arte se hace mujer
Sin un montaje arrollador, solamente dejándose llevar por la pasión y por los cánones clásicos del Jerez más racial, Tomasa Guerrero La Macanita inauguró con éxito el ciclo Al son de las estrellas de la Bienal 2008. La cantaora acertó de pleno en la elección de su elenco artístico y logró esbozar de manera brillante el título elegido para su puesta en escena en el Hotel Triana, Aires de Jerez. El compás de las palmas, el soniquete de la guitarra, el baile en el sitio, el cante de Santiago y La Plazuela.... Cualquier vocablo con el que se puede definir Jerez estuvo presente durante la hora y media que duró su actuación.
La Macana se entregó desde el primer momento, todo ello pese a que no estuvo a su mejor nivel, al menos en sus primeros escarceos con el cante, donde sólo apuntilló con franqueza su majestuosa voz haciendo bulería por soleá. De pronto todo cambió. Tomasa irrumpió de negro luto en el escenario cantando por seguiriyas. Casi al unísono apareció María del Mar Moreno, y entonces se produjo el milagro o llámenle como quieran. Si hoy en día es difícil erizar el pelo en un desgarro de cante más lo es aún si cabe que lo haga una bailaora. Pero ocurrió. Con la profunda voz de La Macanita y el jerezano estilo de Manuel Molina sobrevolando el ambiente, María del Mar Moreno levantó al público. Sin alardes ni aspavientos, sólo con templanza y decisión, la jerezana encandiló a todos con el palo que más le gusta interpretar. Tal fue el grado de misticismo derramado que hasta un leve chasquido de dedos rebosó arte.
La sonora ovación dio paso a la segunda de las sorpresas de la noche. Tomasa, de improvisada presentadora, llamó entonces a Paca y Manuela, "es un honor que estén aquí conmigo", dijo, y recordó a otro de los símbolos de Jerez, La Paquera. Cambio de barrio, San Miguel. Era el turno de otro estilo, de otra forma de cantar, de la raza, de la lozanía y del arte con mayúsculas. Sólo ver cómo se mueven sobre el escenario Paca y Manuela conmueve. Con la particular voz de los Méndez, las cantaoras se acordaron de su tía con el clásico Ojos Verdes y pusieron patas arriba el Hotel Triana.
Tomasa reapareció por malagueña del Mellizo rematada por verdiales, y colaboró con su mejor versión en dos de los temas por bulerías de sus anteriores trabajos, El corazón tras la puerta y El amante se acerca.
El fin de fiesta por bulería y las pataítas de Gregorio, Chícharo, El Bo y El Macano pusieron colofón a una noche en la que Jerez y Triana volvieron a darse la mano.
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