Un aula flamenca llamada La Alameda

Los bailaores Antonio Molina ‘El Choro’, Lucía ‘La Piñona’ y Carmen Young lideran 'Flamenco de Hércules', una iniciativa que combina “pedagogía, cultura y convivencia”

La tercera edición tendrá lugar del 30 de junio al 4 de julio e incluye clases, visitas guiadas y la grabación de un podcast

Los bailaores Antonio Molina 'El Choro', Lucía 'La Piñona' y Carmen Young. / Rodrigo González

Por amor al flamenco, a su barrio y al futuro del baile. A Lucía La Piñona, Antonio Molina El Choro y Carmen Young les sobran motivos para dirigir Flamenco de Hércules, una programación en la que, junto a otras figuras, imparten clases y ofrecen la oportunidad a los estudiantes de sumergirse en la cultura de una Alameda que se aferra a su historia flamenca.

“El año pasado el flamencólogo Manuel Bohórquez hizo una visita guiada por el barrio y la cantidad de grandes figuras que han vivido o actuado en la Alameda abruma”, afirma El Choro en una de las terrazas del barrio. A su lado, Lucía La Piñona defiende la flamencura de este paseo noctámbulo e insurrecto: “A pesar del avance de la turistificación, aquí nos seguimos reuniendo los flamencos. Algunos vivimos por aquí, y los fines de semana, muchos profesionales acuden a tomarse algo después de actuar y siempre se forma una juerguecita”.

Vivir una fiesta flamenca es una de las experiencias que se esfuerzan por ofrecer a los estudiantes de sus cursos, siempre guiados por un espíritu de convivencia “que es en sí mismo un aprendizaje para nosotros mismos” como explica Young. La Piñona ahonda en la cuestión: “No sólo se trata de impartir clases desde el punto de vista técnico, sino de que entiendan la profesión, uniendo pedagogía, cultura y convivencia”. Las relaciones que se generan en estos días “intensos y muy bonitos” es una de las claves de esta especie de campamento de verano jondo. “Muchos de ellos son muy jóvenes, dejan sus casas por primera vez para acudir a las clases, y verlos divertirse bailando en una fiesta es un regalazo”, apunta El Choro.

Una iniciativa que financian con fondos propios, manteniéndose así a salvo de las imposiciones de las administraciones públicas. Una actitud que casa con un punto underground y trasgresor muy propio del barrio: “Estamos alejados de los planteamientos más comerciales. Elegimos a los profesores porque nos gusta lo que hacen, no porque sean el nombre de moda”, continúa el bailaor onubense. En la edición de 2025 cuentan con los talleres de María Moreno, Mara Rey, Miguel Ángel Heredia, Oruco y Saray de los Reyes. Una oferta que hace que muchos alumnos de pasadas ediciones repitan.

Como complemento a esta formación, acudirán al tablao Casa del Flamenco, donde los alumnos entrarán en contacto con lo que el flamenco tiene de oficio. Además, el podcast de “flamenco randomFatiguitas entrevistará en directo a Andrés Marín, Premio Nacional de Danza y vecino del barrio, en una conversación en torno al legado cultural de este enclave único, una concentración de talento que rivaliza con Tremé en Nueva Orleans o el Harlem de los años dorados del jazz. Las estatuas de Pastora Pavón y Manolo Caracol presiden un paseo en el que aprendieron y compartieron su arte genios de la talla de Vallejo, Pepe Pinto o Antonio El Chocolate.

Savia nueva

El contacto con los alumnos es también una fuente de enriquecimiento para sus promotores: “estar con gente joven siempre te inyecta energía” confiesa La Piñona; a lo que Young añade: “es un privilegio también para nosotros”.

Por su parte, El Choro aboga por una didáctica cercana, que les de espacio para “ser ellos mismos, que entiendan que no pasa nada si se equivocan, motivarlos a desarrollar su propia personalidad”. Así mismo, hace hincapié en lo difícil que es transmitir pausa a una generación que vive absorbida por la fugacidad de un scroll: “intentamos que no sólo se lleven la información coreográfica, sino que respiren dentro del baile”.

Sin embargo, los tres coinciden en que el nivel entre la juventud es altísimo: “yo veo a gente bailar con veinte años que me deja alucinada, yo con esa edad no bailaba a ese nivel en absoluto” confiesa La Piñona entre risas. Además del acceso a la información que propicia internet -miles de horas de baile disponibles sin límite- Young incide en la mejora de la pedagogía flamenca: “siento que las clases ahora son más relajadas, antes creo que los profesores eran más estrictos, pero actualmente los alumnos tienen una relación más estrecha con sus maestros. Igualmente, siento que ahora hay mucha oferta de formación por todos lados, lo que permite al alumno tomar clases con distintos profesores y no aprender solo de uno”.

Por tanto, ¿cuál es el reto para esta nueva generación? “La personalidad”, reitera El Choro. Sólo el tiempo, el talento y la suerte desvelarán qué estrella guía a estos alumnos. Mientras tanto, es tiempo de aprender y soñar a la sombra de las columnas de Hércules, como lo hicieron los genios del pasado, como lo hacen los del futuro.

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