Un conjunto que complementa el discurso costumbrista sevillano del legado Bellver

El interés por la pintura sevillana del XIX sigue creciendo en el mercado del arte, como reflejan los remates de las últimas subastas, caso de la celebrada la semana pasada por la firma Isbilya -que hasta hoy ofrece en venta directa obras no adquiridas en dicha convocatoria-. Artistas como Villegas, Sánchez Perrier y los Bécquer apasionan a los coleccionistas y a gran parte del público, que, por desgracia, no puede admirar en su totalidad los valiosos fondos del XIX que atesora el Bellas Artes sevillano debido a la paralizada ampliación a Monsalves, donde estaba prevista su exposición. Mientras esas obras siguen durmiendo en los almacenes de la pinacoteca, el nuevo museo de Cajasol brinda la oportunidad de valorar o descubrir el relevante papel que jugaron los artistas sevillanos en el desarrollo de la pintura romántica o de paisajes, entre otros géneros.

La otra colección decimonónica que podría rivalizar con la que expone la nueva Sala Murillo es la de Mariano Bellver, un conjunto que Juan Fernández Lacomba ha estudiado y conoce bien. A preguntas de este medio, valora que "la colección de la Fundación Cajasol explica mejor la pintura del siglo XIX en su conjunto, con obras de grandes artistas no sólo sevillanos sino de toda España, como Joaquín Sorolla, y ofrece un relato muy didáctico de una centuria compleja. Se complementa muy bien con la de Bellver, que probablemente explique mejor la pintura local del XIX porque sus propietarios han hecho un gran esfuerzo por recuperar ese patrimonio sevillano que estaba disperso adquiriendo obras de gran valía en los últimos años".

El sueño del matrimonio Bellver, que donó a Sevilla su colección, permanece a la espera de que el Ayuntamiento se pronuncie en sus presupuestos de 2016 sobre su compromiso con este legado. Para albergarlo, el Pabellón Real, la sede prevista, necesita una importante reforma que el anterior gobierno municipal cifró en tres millones de euros.