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Secun de la Rosa. Actor y director

"En esta película quería volcar las sensaciones de una noche de verano"

  • Su ópera prima como realizador, 'El Cover', el retrato de un grupo de artistas que lucha por sus sueños en un colorido Benidorm, es uno de los títulos más vistos en Amazon Prime

Secun de la Rosa, en un momento del rodaje de 'El Cover' junto a Carmen Machi y Àlex Monner.

Secun de la Rosa, en un momento del rodaje de 'El Cover' junto a Carmen Machi y Àlex Monner. / D. S.

En una escena de El Cover, la ópera prima como director cinematográfico (que no teatral, faceta en la que ya había estrenado unos cuantos espectáculos) de Secun de la Rosa, los personajes se entregan en un bar de Benidorm, el Spanglish, a una peculiar batalla de canciones: unos y otros entonan temas tan variopintos como Tenía tanto que darte, de Nena Daconte; Bad Romance, de Lady Gaga; Human, de The Killers; y el I Will Survive de Gloria Gaynor enfrentado con el Resistiré del Dúo Dinámico. En las secuencias anteriores el director y guionista ha trabajado para que los espectadores sintiesen cariño por los personajes, artistas que sobreviven haciendo versiones en Benidorm, pero ese número sirve para ganarse definitivamente el corazón del público, y más cuando De la Rosa remata esa escena con el beso de los dos protagonistas, una de las parejas más talentosas y encantadoras del último cine español, Àlex Monner y Marina Salas. El Cover, que en Andalucía tuvo un paso fugaz por los cines pero que se puede ver ya en Amazon Prime, es una de esas películas pequeñas que no buscan la frialdad incompatible con la vida de lo perfecto, sino la calidez y la emoción. Con el intérprete y director (Barcelona, 1969), que estuvo ingresado por Covid y no pudo promocionar su obra en el Festival de Málaga como habría querido, hablamos de su nuevo proyecto, un homenaje a los soñadores e inadaptados que se suben alguna vez a un escenario y que reserva papeles jugosos a jóvenes como Carolina Yuste –maravillosa doble de Amy Winehouse–, Lander Otaola o María Hervás y a los veteranos Carmen Machi, Susi Sánchez y Juan Diego.

–Da la impresión, por el mensaje de esperanza que transmite, de que la gente necesitaba ahora una película como El Cover.

–Sí. Y, a ver, debo confesar que incluso estoy sobrepasado por las reacciones. Fue un proyecto muy difícil, porque empezamos a rodar y estuvimos dos semanas, y luego tuvimos que parar por el confinamiento, y conseguir los derechos de las canciones también fue todo un reto... Pero rodando ya nos dábamos cuenta de que había mucho amor. En esta película están veteranos como Juan Diego, que se deja la piel, pero también gente joven, algunos de ellos habían hecho cine pero otros no, venían del teatro, y se creó una energía maravillosa. Y nosotros veíamos que no paraba de haber problemas, con el Covid, o por contratiempos en las localizaciones, pero al mismo tiempo sentíamos que había mucha magia. En el Spanglish, el bar de esa escena de la que tanto se habla, acabamos todos llorando. Los técnicos nos avisaron de que sacarla adelante iba a ser una faena, que con tanta gente cantando en directo no iba a salir bien, pero fue dar la toma por buena y todos rompimos a llorar, emocionados. Y ahora pasa otra cosa, al verla. Que ese bar con todos cantando y juntándose es como reflejo de un mundo que ya no existe, que la pandemia suprimió y que ojalá vuelva, y cuando lo piensas la emoción es mayor.

–Es muy bello el homenaje que hace a esos héroes anónimos que intentan salir adelante y tener oportunidades como actores, como cantantes. El personaje de Jorge Calvo se queja, en algún momento: “Antes me insultaban por maricón, ahora también por artista”. ¿Necesitaba reivindicar al gremio, le cansa que esté tan cuestionado?

–Mire, me gusta mucho que en la película el personaje de Juan Diego haya sido camarero toda su vida y no pudiera ser artista, por ejemplo. Me gusta que esa parte social se entremezcle con las luces de neón de Benidorm, con las canciones, que debajo de todo eso se hable de otras cosas, de cierta lucha. Lo que dice el personaje de Jorge Calvo lo comentaba, no exactamente así pero de forma parecida, un compañero, que lamentaba que después de la Transición, de la democracia, parecía que ahora los tiempos estuviesen más catetos, que en cualquier momento la ignorancia aparecía en una esquina y no se podía bajar la guardia. Eso produce cierta tristeza.

El director Secun de la Rosa, junto a sus protagonistas Àlex Monner y Marina Salas. El director Secun de la Rosa, junto a sus protagonistas Àlex Monner y Marina Salas.

El director Secun de la Rosa, junto a sus protagonistas Àlex Monner y Marina Salas. / D. S.

–Ha comentado en alguna entrevista que a veces el imitador de un cantante en un hotel puede ser más sincero que algún chaval al que le saca un disco una multinacional.

–Sí, y ahí está el personaje al que da vida Carolina Yuste, que es una doble de Amy Winehouse. Ella ha crecido oyendo a esta última, y cuando le dan la oportunidad y puede interpretar sus canciones, es como si a un actor le dan un texto... Esa mujer cantará ese tema de verdad, con el alma. Pero puede darse eso y también lo contrario, que la vida no es una división tan básica de buenos y malos. Puede haber gente que trabaje en una orquesta con desgana y jovencitos que saquen un disco que han trabajado muchísimo. Eso lo dije tal vez como una respuesta a algo que ocurre, y no sólo en el show business, también en la literatura, en el periodismo, en tantos otros ámbitos en los que pesa la vocación, y fue por esta idea de que si no has sacado un disco o no has hecho una película o no sales por la tele eres un fracasado. Y no, lo siento, eso no es así. Alguien puede cantar en el Teatro Real con los palcos llenos de famosos que le hacen fotos y las cuelgan en su Instagram, y actuar sin embargo como un autómata, igual ahí no hay arte, y en un hotel de Benidorm, donde igual no lo esperas, sí. Este oficio es muy extraño, porque se trata de mentir y de que aparezca la verdad.

"Fue un rodaje complicado, pero también sentíamos mucho amor. Notamos que había magia"

–En la película participan Rocío Márquez y Esmeralda Rancapino, se habla de Camarón y de Riqueni. ¿Es usted muy aficionado al flamenco?

–Me gusta mucho, pero no puedo definirme como entendido. A mí me interesan todo tipo de músicas, pero las que me cautivan son las que contienen una verdad, una emoción, las que te llegan. Y ahí diría que el flamenco no tiene rival. Me alegré muchísimo de contar con Rocío Márquez, me hace mucha ilusión recuperar Mala de La Marelu en su voz. Antes que en Esmeralda Rancapino pensé en Celia Flores, que me encanta, y porque es su madre, Pepa, quien interpretó ese tema, Balada para la soledad de mi guitarra, pero no quería que El Cover fuera una película de cameos, no quería abusar de mostrar a gente conocida, para que cuando saliese Carmen Machi el espectador viese a la madre de Pierre y no a la Machi, para entendernos, y acabé apostando por Esmeralda, que también es fabulosa. Ah, y la película tiene otra sorpresa: la aparición de Parrita en otra escena.

–Hablando de sorpresas, que Shirley Bassey leyera el guión en inglés y se ofreciera a cantar en los créditos sería todo un impacto para el equipo...

–Eso fue gracias a Kiko Alcázar y Manel Dalgó, y es uno de esos pequeños milagros de la vida... o de las redes que uno se encuentra. Yo quería, para la primera interpretación de Sandra [el personaje de Marina Salas], una canción inglesa, y pensé en Yesterday when I was young que Adele canta en sus conciertos, pero que es de Shirley Bassey. A Bassey la conocemos por Goldfinger, pero en Inglaterra y en el mundo es un mito viviente, es una barbaridad de señora, mientras más sabes de ella más la admiras. Yo puse algo en las redes, y Kiko me dijo: Pues no te lo vas a creer, pero tengo que ir a Mónaco por trabajo y uno de mis mejores amigos, Manel Dalgó, es del entorno de Bassey. El tema de los derechos es muy complicado, y nos ayudaba mucho que ella dijera que estaba a favor de que usáramos esa canción. Se leyó el guión y se emocionó, porque ella también trabajó mucho para llegar donde ha llegado, y se ofreció para cantar en la película. Pero, claro, nuestra producción es modesta y nos habría faltado presupuesto... Si los espectadores se fijan se darán cuenta de que en el bar donde trabaja el protagonista hay una foto de ella firmada.

Secun de la Rosa, en otra fotografía del rodaje. Secun de la Rosa, en otra fotografía del rodaje.

Secun de la Rosa, en otra fotografía del rodaje. / D. S.

–Ha trabajado con directores tan diferentes como José Luis Cuerda, Álex de la Iglesia, David Serrano. ¿Qué aprendizaje ha recordado de ellos mientras rodaba?

–Lo primero que llevaba era lo que yo mismo había dirigido en teatro. Desde que empecé en la escuela de Cristina Rota sabía que quería contar mis historias, y eso lo pude hacer con distintos espectáculos. Y siempre planteé el teatro como algo cercano, aunque desde el escenario tengas que proyectar la voz. Yo quería algo íntimo, una escenografía con pocos elementos, como si el público fuera la cámara. Llevaba tiempo dirigiendo, y para la película iba con ideas claras: quería cierta sencillez, la sensación de una noche de verano. Sabía, por ejemplo, que no quería el humor por el humor, sino que la comedia viniera por las cosas que decían los personajes. A mí me emociona mucho cuando la gente me pide un spin-off del papel de Lander Otaola, o del de Jorge Calvo, esos personajes pequeños que igual en cine no se cuidan tanto... Y eso lo aprendí de David Serrano, ese amor por los actores y por sus criaturas. Y Álex de la Iglesia me hizo pensar en que el espectador no debe darse cuenta de dónde está la cámara, que no hay que dejarse llevar por movimientos grandilocuentes. Quería que el espectador viera lo que ve Dani, el protagonista, y ahí creo que Álex sabe muy bien dónde hay que colocar la cámara... Yo pretendo que el espectador sienta que está sentado en una terraza con mis protagonistas, no que se maree con las virguerías que yo podría hacer como realizador. De Eduardo Casanova tomé su interés en la estética, aunque no lo llevo al extremo como él, pero jugué a sacar un Benidorm lo más bello posible. Que cuando Àlex Monner se asoma desde lo alto de Benidorm y ve los edificios iluminados, eso parezca Mulholland Drive. La realidad que viven los personajes, con sus sillas de plástico, es barata, pero yo quería embellecerla. De cada director me llevé algo.

"Debajo de las luces de Benidorm. de las canciones, hablo de otras cosas: de la lucha, de temas sociales"

–Uno de los hallazgos del filme es la convivencia de actores jóvenes y veteranos como Susi Sánchez, Carmen Machi y Juan Diego. La presencia de este último emociona especialmente.

–Es que lo de Juan Diego son palabras mayores. Que aceptara hacer mi ópera prima como director... ¡lo agradezco tanto! Porque hay mucha gente que me conoce por la comedia, que no ha visto mi teatro, no me ha visto en papeles más serios, puede haber algunos prejuicios a mi alrededor. Pero resulta que él recordaba que trabajamos en Casual Day (2008), una película muy coral donde yo tenía un papel pequeño. Él podía haberse olvidado, pero me dijo: Yo veía cómo te metías en situación, te miraba y observaba cómo trabajabas desde la verdad. Sé que vas a dirigir muy bien. La gran acogida que está teniendo la película en Amazon se la debo al equipo, que la ha hecho posible, pero sobre todo a Juan Diego, que fue el primero que confió en mí. Era muy bonito cómo se venía a mi casa, leíamos las secuencias y aportaba cosas a su personaje. Nunca olvidaré cómo ese hombre lo dio todo cuando volvimos a rodar, tras el confinamiento, con su mascarilla... Le hice quitarse el sombrero en la escena final porque era un modo de decirle que todos nos quitábamos el sombrero ante él.

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